Parece que el fantasma más popular de Minsk –Doña Blanca de la mansión señorial de Lóshitsa– tendrá que buscar un nuevo hogar

Finca se volví a vida

Parece que el fantasma más popular de Minsk –Doña Blanca de la mansión señorial de Lóshitsa– tendrá que buscar un nuevo hogar. Porque, según los empleados del complejo de mansión y parque de Lóshitsa, pronto la Doña sólo podrá soñar con la tranquilidad: una vez finalizadas las obras de restauración aquí, los vecinos y visitantes de Minsk llenarán este lugar y la mansión comenzará a vivir una vida nueva con visitas y recepciones. Los especialistas de la empresa, “Belrestavratsia”, tratan de recuperar al máximo la atmósfera de la mansión urbana construida en el siglo XIX, principios del siglo XX. Se espera que la antigua mansión señorial se convierta en un lugar de descanso público.


Cabe destacar que las obras de restauración de la antigua mansión de Prushinskiy y Lubanskiy, donde en los años veinte del siglo pasado trabajó el famoso académico ruso, Serguéi Ivánovich Vavílov, y un siglo antes estuvo el escritor y dramaturgo belaruso, Vincent Dunin-Marcinkiewicz, duró formalmente más de seis años. W stworzeniu ekspozycji zagrody pomagali nie tylko białoruskie muzea, ale prywatni kolekcjonerzySegún el pasaporte de la obra, el inicio de las obras es el año 2008, a pesar de que las conversaciones en cuanto a la reconstrucción de la mansión señorial de Loshitsa han tenido lugar a partir de 2002. Este año el comité ejecutivo de la ciudad de Minsk aprobó una resolución, “Sobre la reconstrucción y el desarrollo del complejo de mansión y parque de Lóshitsa en la ciudad de Minsk”. Las obras, recuerda el vicedirector del Museo de Historia de la ciudad de Minsk, Piotr Khotkó, iban difícil: cambiaban diseñadores y contratistas, así como fechas, a menudo expertos en restauración no podían llegar a una común decisión de compromiso:

— Ahora, gracias a Dios, todo está solucionado. Los especialistas recuperaron por completo la imagen inicial de la mansión. Todo lo perdido se volvió a su lugar inicial, pero, por supuesto, en los materiales modernos. La mansión comenzó a vivir, lo que es muy importante. Esperamos que todas las personas que hagan recorridos por sus espacios, puedan sentir el espíritu del siglo XIX.

Es importante que el complejo de museo no tiene huellas de los viejos tiempos. Es más bien, al contrario: elementos arquitectónicos, fragmentos de decoración pictórica, molduras y estufas de azulejos únicos y chimeneas parecen a nuevos. Pero la impresión es engañosa: todas las estufas son auténticas, cada una representa una verdadera obra de arte. Han sobrevivido tan bien que hoy en día podrían ser utilizadas para los fines previstos. Pero por razones de seguridad, en las mismas, por supuesto, nunca será prendido el fuego.

Hace falta señalar que la restauración de los interiores –llevada a cabo por los maestros– tomó varios años. La guerra y el tiempo dañaron pisos, ventanas y techos. Las partes de los acabados y la decoración faltantes fueron recuperados según los fragmentos y muestras conservados.

Yuliana Leónova
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