Está dedicado a Oginski

El aniversario número 250 del nacimiento del compositor, Michael Cleofás Oginski–que el mundo entero por la decisión de la UNESCO celebra este año-los belarusos tratan con un sentimiento aún más especial
El aniversario número 250 del nacimiento del compositor, Michael Cleofás Oginski–que el mundo entero por la decisión de la UNESCO celebra este año-los belarusos tratan con un sentimiento aún más especial

Photo Dmitry Ivchenko

Fue restaurada la mansión del músico en Zalesie. A su vez, el diplomático y coleccionista, Pyotr Krávchenko, entregó a la casa –convertida en un museo– cuatro copias de los documentos de los finales del siglo XVIII, principios del siglo XIX, cuyos originales había adquirido en una subasta. Su presentación tuvo lugar en la Casa de la Amistad de Minsk organizada con el apoyo de la Embajada de Polonia en  nuestro país. 

Por alguna razón Pyotr Krávchenko se siente atraído por Oginski. Es de la ciudad belarusa de Molodechno, que era propiedad de los miembros de este godo noble. Y con sus amigos, Grigory Soroka, el director de la escuela local de música Oginski, el escultor, Valerián Yanushkévich, y otros entusiastas ya hizo mucho para perpetuar la memoria de su famoso paisano. En particular, en Florencia, en la casa –donde Michael Cleofás Oginski pasó los últimos años de su vida– fue instalada una placa conmemorativa en el idioma belaruso e italiano. 

Mikhail Khabros, el encargado de negocios de Polonia en Belarús, interviniendo en la reunión celebrada en la Casa de la Amistad, recordó: 

— Michael Cleofás Oginski vivió en una época difícil, cuando su tierra natal –Rzeczpospolita– desapareció del mapa de Europa. Pero sigue siendo viva la obra del músico: polonesa, “Despedida de la Patria”. En 2005, me sorprendí mucho al escucharla en la ciudad kirguís de Osh interpretada por un residente local en el acordeón, justo en la plaza central. 

Aún más impresionados se quedaron los participantes de la velada por la actuación del bajo-barítono, Vladímir Alexandróvich, vecino de Molodecho, que ahora trabaja en el teatro florentino, “Comunale”. Al interpretar un fragmento de una obra nueva sobre Oginski en el idioma belaruso, una vez más hizo convencer al público de que nuestra tierra desde hace más de 200 años sigue siendo el mayor exportador de talentos para todo el mundo. Así que tarde o temprano ellos vuelven a su tierra natal, de la que se han despedido una vez. 

Víktor Andréyev
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