Restaurador Svetlana Dikut
El ambiente – donde trabaja Svetlana Víktoriovna– recuerda el estudio del artista. En las paredes, así como en los caballetes y soportes, permanecen cuadros y junto con ellos pinceles y pinturas. La anfitriona muestra su último trabajo, “ Acatista de la Virgen”, que ya está en la etapa final de la restauración. Para comparar, en la foto que al principio se encontró en sus manos, la tercera parte del cuadro fue tapada por un papel, que generalmente se pone para que no se pierda la misma pintura en los lugares dañados.
— Antes de comenzar el trabajo, se reúne el consejo de restauración, explica la restauradora. Ella presenta su programa de restauración de una obra, los demás expertos lo aceptan o no. Luego se toma una decisión común y se prepara un documento con un algoritmo de las actividades de la restauración.
Por ejemplo, el rasgo peculiar de este cuadro es que la tela está cosida en dos lugares. Esto es lo que ha causado importantes daños. Además de eso, durante un largo tiempo la obra se mantuvo sin un bastidor auxiliar. Mi tarea es restaurar las partes perdidas, tomando en consideración la idea del autor y preservando el valor histórico de la obra. Una vez estudiada la pintura, llegué a la conclusión que la obra ya había sido restaurada tres veces.
A continuación Svetlana Dikut comienza a hablar de todos los detalles de su trabajo. Lo que interesa mucho a los estudiantes y seguramente agradaría poco a los lectores de la revista. Sólo vamos a mencionar el sondeo, es decir una pequeña zona de apertura, cuyo objetivo es determinar, “como es mejor curar al paciente”. En este caso, hace falta pedir la ayuda profesional de los químicos. Ellos deben aconsejar qué material es mejor utilizar. Por lo general, se utilizan disolventes ligeros y luego, en el caso necesario, disolventes más complejos.
— A veces lorgo quitar una mancha con un bastoncillo de algodón humedecido en disolvente, pero a veces hay que poner compresa, sigue contando la restauradora. Es como curar una enfermedad en personas diferentes: cada uno necesita un método individual.
— Cuál caso fue más complejo en su práctica?
— Cada caso es complejo a su manera, responde riéndose la restauradora y cuenta sobre un caso más memorable.
— Tiene permanentes “pacientes”? seguían preguntando los excursionistas.
— Aquí, sobre la mesa, está la obra, “Amapolas”, de Nikolai Zalozny, da un ejemplo Svetlana Dikut. El cuadro tiene problemas tecnológicos creados por el autor en el proceso de la pintura de la imagen, por lo que a veces ocurren láminas. Sucede que un “paciente” no me viene durante años y a veces me viene cada seis meses.
La restauradora cuenta sobre el otro caso muy interesante: “Retrato de Zolotarevsky E.I.” pintado por Zinaida Serebriakova, sobrina del gran Alexander Benois.
— Esta obra permaneció durante mucho tiempo en nuestra exposición un poco tapada, acuerda la restauradora. Es interesante que en todos los catálogos –que ví e incluso en los extranjeros– ella era exactamente como se muestra. Una vez hecho un estudio bien detallado, me he dado cuenta de que será muy complicado fortalecer la capa de pintura.
La causa de la lámina es que el cuadro fue pintado por encima del boceto. Por qué fue hecho así, una vez analizado el proceso de la creación de la pintura. Resultó que el retrato del chico vecino en su casa de campo a artista, Zinaida Serebriakova, lo pintó en tiempos difíciles para su familia. Por lo tanto, tomó un lienzo ya utilizado y las pinturas más sencillas. Me hizo estudiar el tema más detalladamente un fondo azul muy oscuro que no es muy característico para las obras de esta artista. Resultó que alguien simplemente tapó la pintura que comenzó a caer y lo hizo mal.
Así son casos que tienen que solucionar los restauradores. Esta pintura fue vendida al Museo Nacional de Bellas Artes de Belarús por los parientes del chico que está en la imagen representada. Hace falta señalar que la colección del museo fue completada de varias maneras. Unas obras fueron traídas de las expediciones por las ciudades y los pueblos de nuestro país llevadas a cabo a finales del siglo pasado, otras fueron encontradas en los edificios y templos destruídos. Está claro que ellas permanecían en malas condiciones, muy a menudo junto con los pájaros y las ratas compartiendo el mismo techo.
Bueno, hablaremos de la última muestra de exposición, sin hablar de la cual no podríamos entender a fondo la labor de los restauradores belarusos. Una vez en la mesa de Svetlana Dikut apareció la obra, “Retrato de Sheremétev”, pintada por Fiodor Rókotov, preparada para la exposición de retrato ruso, “Testigos del tiempo”.
— Anteriormente este cuadro estaba en la colección de un aficionado de arte, cuenta Svetlana Víktorovna. Yo siempre digo que incluso el tiempo no es tan cruel con el arte como la mano de un profano. Así que tuve que cumplir con un trabajo muy complicado. Era sumamente importante, quitando una inscripción tardía, no eliminar nada extra, así como preservar al máximo todos los detalles de la pintura. En resultado de este trabajo, logré restaurar la obra más original de Fiodor Rókotov.
Así sin notarse pasamos una hora, recorriendo la exposición de museo. Parecía que Svetlana Dikut sin fin pudiera hablar de la restauración. Pero nosotros no queríamos quitarle su tiempo muy valioso. Pues este “médico” siempre tiene muchos “pacientes”.
Natalia Stepuro
