La risa significa mucho

Varias veces a la semana los voluntarios del grupo de Vítebsk, “Doctor Nebolit”, vienen al hospital de niños para aliviar el dolor y quitar el miedo a pequeños pacientes.
Varias veces a la semana los voluntarios del grupo de Vítebsk, “Doctor Nebolit”, vienen al hospital de niños para aliviar el dolor y quitar el miedo a pequeños pacientes. Por qué lo hacen y si es fácil llegar a ser un payaso de hospital, trató de entender la corresponsal de la revista.

La-risa-significa-mucho.pngTodo el mundo sabe que la risa es la mejor medicina. Pero en el hospital uno no quiere reír y bromear. Es muy difícil, cuando los niños están enfermos. Claro que los médicos y padres tratan de animar a pequeños pacientes, pero a veces el estrés y la ansiedad no pasan... Y cuando en vez de una enfermera a la sala viene un payaso, con el que se puede relajarse un poco y un ambiente triste se convierte en un abiente feliz.

— Cuando sube el ánimo del paciente, en seguida él comienza a sentirse mejor y se está mejorando su estado: ya es un hecho científicamente comprobado. En los hospitales más importantes de Europa Occidental los “payasos de hospital” trabajan más de 20 años. Este fenómeno está bien conocido en muchas ciudades de Rusia. A su vez, nosotros sólo estamos en el inicio de este camino, cuenta Marina Mozyrchuk –doctora Manyunya– y la miembra del grupo de voluntarios de Vítebsk.

Junto con ella trabajan Carlson, “trueno-baba” Makintosh, Tinky divertido, Lucecita cariñosa y una docena de personajes que distrayen de una inyección a un chico muy tímido y hacen “tiroteo” de bromas con muletas con pequeños pacientes de la unidad de traumatología.

A primera vista, los payasos de hospital son jóvenes alegres, que saben cómo entretener a los demás, pero en realidad, ellos brinden un apoyo psicológico muy delicado, basándose en los términos médicos muy importantes: “rehabilitación social”, “terapia del arte”, “acupuntura” y “alivio psicológico”. Los payasos de hospital ayudan a los niños a superar el dolor y los distraen de pensamientos tristes. Además de eso, los payasos de hospital gozan de una autoridad muy especial: a menudo los chicos ya no confían a los padres y médicos, a su vez, un payaso puede incluso darles órdenes. En este caso no es suficiente ser sólo una persona creativa, capaz de disfrutar de la niñez, soplar burbujas e inflar pelotas, sino hace falta tener una formación especial.

Voluntarios profesionales


Curar a los chicos con las risas los volunatrios del grupo de Vítebsk, “Doctor Nebolit”, aprendieron de los voluntarios de Gómel, donde durante cinco años existe una asociación pública de jóvenes, “Payasos de hospital Fanny Nouz”. Luego asistieron a los seminarios celebrados en Moscú: allí los payasos de hospital son grandes profesionales. Dos veces recibimos en Vítebsk a los payasos voluntarios desde Japón y recientemente hemos abierto una escuela de payasos.

— Los payasos de hospital deben ser muy cuidadosos para no cometer un error, que se puede perjudicar el proceso de curación, por eso los artistas principiantes visitan a los niños sólo después de pasar por una formación profesional y luego durante un año practicar con un payaso profesional, sigue contando Marina Mozyrchuk.

Uno puede entender si puede interpretar el papel de un mago en un par de días. Antes de enseñar a los principiantes trucos sencillos y bases de la actuación, uno debe darse cuenta de que si sabe disfrutar de la vida y realmente relajarse, si es capaz de entender los sentimientos de otra gente y compartir su estado de ánimo. Empezábamos con que representábamos a los extraterrestres tratando de ver las cosas como si las vieramos como niños, por primera vez. Aprendan a comprender a su pareja sin palabras, a sentirla con la espalda, a evaluar correctamente la situación en la sala y concentrarse, cuando su atención necesitan seis niños al mismo tiempo.

Nariz, traje y nombre


La-risa-significa-mucho2.pngLa payasada en un hospital no se parece a un circo. Los voluntarios del grupo de Vítebsk, “Doctor Nebolit”, trabajan casi sin maquillaje para que pequeños pacientes no se asusten por una cara pintada. Ellos siempre improvisan, porque nunca saben, los niños de que edad y en que estado de ánimo los están esperando detrás de la puerta de la sala.

Cabe destacar que cada payaso tiene su propia imagen, una especie del segundo “yo”, que es muy importante descubrir en sí mismo. Hacen un traje, ponen una bata blanca bordada con telas de colores y botones en la espalda y con letras grandes escriben el nombre de payaso.

— Una vez al poner la nariz y el traje, ya no me llamo Olya, sino Tinky, que se mueve e incluso piensa de modo diferente y a veces yo misma estoy sorprendida por su fantasía, cuenta Olga Záitseva, ambientalista de profesión. En el hospital, siempre trabajamos a pares, lo que ayuda a presentar un conflicto de intereses: payaso blanco y rojo, bueno y malo, bondadoso y dañino. Y el niño –que está aburrido en su casa y se ve obligado a obedecer las reglas del hospital– de repente se convierte en una parte del juego, el protagonista de una historia divertida, se ríe y olvida al menos para algún tiempo de su enfermedad. Estamos trabajando para ver sonrisas y ojos felices de nuestros pequeños pacientes. Así como dar de comer a los chicos que no tienen apetito. Es todo un logro.

Mientras tanto, los payasos principiantes crean sus imágenes, aunque dentro de un mes después de la capacitación apareció Rastiapa, Khokha y abeja Maya: las jovencitas, que de inmediato se enamoraron de este extraño trabajo. Es extraño, porque por lo general la gente con pocas ganas viene a ver incluso a sus familiares enfermos, a muchas personas se les asustan desgracias ajenas y no quieren gastar su propio tiempo para los extraños.

— Cuando comenzaba a asistir a las clases, no esperaba que me agraden mucho. A esta altura, trato de ir al hospital dos veces a la semana, y cada vez tengo miedo, pero aprendo algo, cuenta Irina, futura geógrafa. Una vez entré en la sala, por allí estuvo un niño con una lesión grave y cuando logré hacerlo reír, me sentí muy alegre por haber establecido contacto con el mismo. Pues al principio él me temía mucho. Cada vez se trata de una carga emocional, que incluso es imposible expresar con las palabras. Claro que hay niños que me gustaría mucho compadecer, pero lo más importante no llorar ante ellos. Se puede hacerlo después.

Alexander PITKÉVICH, doctor jefe del hospital provincial de niños de la ciudad de Vítebsk:

— En las unidades –dónde trabajan los payasos de hospital– los niños se ríen cada vez más y más fácilmente toman tratamientos, de los que hemos podido convencernos gracias a los voluntarios del grupo de Vítebsk, “Doctor Nebolit”. Me he dado cuenta de que no son aficionados. Son profesionales bien experimentados. Los jóvenes no sólo vienen y organizan una fiesta para los niños, sino también apoyan en persona a cada un niño enfermo y crean un ambiente positivo, que tanto falta en el hospital. Lo que también es muy importante para el personal médico y los padres de pequeños pacientes.

Hacer cosas buenas está de moda


Al principio las chicas realmente lloraban, saliendo del orfanato o de la unidad de traumatología.

— Advertimos a todos lo que es muy complicado. El trabajo de payasos de hospital es todo un desgaste de energía. Estamos allí sólo dos horas, pero parece que hayamos pasado mucho tiempo trabajando muy duro, confiesa Marina Mozyrchuk. No es nada que ver con los paseos con los chicos sanos. Estos niños tienen enfermedades muy graves. Es la gente con lesiones obtenidas tras incendios, con marcas de cicatrices, así como pequeños con las enfermedades neurológicas... Es muy difícil aceptar, especialmente cuando eres joven y tienes a tu propio hijo pequeño, pero al final el miedo desaparece. Nos preguntan, si nos hemos hecho más duros y cínicos. Es difícil de hacer llegar a la gente la idea que esto no es así: con el paso del tiempo uno deja de dividir a los chicos en enfermos y sanos.

Ahora los chicos bajo los auspicios de la Cruz Roja han comenzado a trabajar sobre el subproyecto con niños con discapacidad. Ofrecen el curso de terapéutica de payasos para futuros pedagogos oligofrenos. Además de eso, a las clases se las asisten las enfermeras, que han podido ver, como los jóvenes pacientes esperan a los “doctores” alegres con una nariz de color rojo.

Olga Kruchenkova

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