El belaruso, Gordey Khómich, fue reconocido como el mejor profesor de la lengua y la literatura entre los representantes de 60 países

Abecedario para la comunicación

El belaruso, Gordey Khómich, fue reconocido como el mejor profesor de la lengua y la literatura entre los representantes de 60 países

Gordey Khómich comenzó a dar clases, cuando sólo tenía 21 años. Al principio, en la escuela y después de eso y hasta hoy en la Universidad Nacional de Belarús, en el departamento del idioma ruso de la Facultad de Filología. Ahora tiene 30 años, es un profesor jefe. Además de este título, recientemente ha ganado el concurso internacional, “El mejor profesor de la lengua y la literatura rusa en el extranjero”. Gordey en seguida se hizo un líder de la competencia, al adelantar a 600 profesores desde 60 países. Ahora él da clases del idioma ruso a los belarusos y chinos. Hemos hablado con el profesor sobre cómo enseñar el idioma materno o extranjero a una persona. Resulta que no es fácil aprender a hablar el idioma literario.

Gordey Khómich sabe lo difícil que es enseñar a hablar correctamente:

— Cuando era niño, no pudo aprender a pronunciar el sonido “r”. Lo que en general es difícil para muchos chicos.

Es curioso que el profesor enseña el idioma ruso a los chinos que no tienen el sonido “r”.

Por lo tanto, su experiencia que tiene desde la infancia ahora él comparte con los estudiantes extranjeros:

— Pero los chinos tienen una ventaja: un oído musical. Esto es debido a la peculiaridad de su idioma que tiene una tonalidad musical. Por lo tanto, mis estudiantes aprenden rápidamente los sonidos del nuevo idioma. Sin embargo, les cuesta comenzar a hablar. Pues para eso es necesario tener no sólo el vocabulario, sino también conocer la gramática.

El conocimiento de la gramática para el usuario del idioma es como conocer reglas de tráfico para los conductores de automóviles. Pero ahora no todos los profesores creen que los estudiantes deben aprender primero la gramática. Gordey Khómich cuenta sobre los enfoques modernos en el aprendizaje de idiomas:

— Hay dos enfoques más importantes. El primer es tradicional, según el cual hay que aprender primero la gramática, y luego el léxico. El segundo enfoque últimamente se ha vuelto más popular. Es así llamado método comunicativo, cuando usted intuitivamente aprende un nuevo idioma, como si sea un loro repitiendo las mismas palabras. En este caso, la gente empieza a hablar más temprano, pero no siempre pronunciando bien las palabras. Pero la deficiencia de este método es que usted no aprende palabras y expresiones en su forma literaria correcta. Estos conocimientos serán suficientes para entender, cuando se va a un viaje de turismo a otro país. Pero si usted quiere encontrar un buen trabajo, se le requerirá hablar correctamente. En este caso, tendrá que aprender la gramática. Y si usted ya tiene un vocabulario y ha aprendido algunas expresiones con los errores, será difícil volver a aprender la forma correcta. Siempre es más difícil corregir errores que aprender bien desde el principio. Por lo tanto, yo soy un partidario del método tradicional de aprendizaje del idioma.

Además de eso, Gordey Khómich tiene sus propios enfoques. Uno de ellos se llama la “penetración en la cultura”. Él asevera que el idioma hace falta aprenderlo junto con la literatura: belarusa con el conocimiento de las obras de Yanka Kupala y Kuzma Chorny, el idioma ruso con el conocimiento de los poemas de Alexander Pushkin y los cuentros de Mikhail Bulgákov, el idioma francés con el descubrimiento para sí mismo de las novelas de Flaubert y Dumas.

En el aprendizaje de idiomas cercanos el señor Khómich considera útil comparar la sintaxis: es también parte de su método de “penetración en la cultura”:

— La expresión “casarse con alguien” en los idiomas belaruso y ruso suenan de modo distinto: aunque se parecen, tienen distintos preposiciones. Eso posiblemente refleje la situación de las mujeres en Belarús y Rusia en los viejos tiempos. Las mujeres belarusas tenían casi los mismos derechos que los hombres, pero las mujeres rusas siempre estaban subordinadas a los hombres. Estos conocimientos ayudan a los estudiantes a aprender la correcta construcción sintáctica del idioma, asociándola con un fenómeno histórico.

Nos guste o no, pero, como evidencia Gordey Khómich, esta información ayuda a sus estudiantes no sólo a entender, sino también sentir el idioma que están aprendiendo por primera vez:

— ¿Cómo podría explicar a una persona de otra cultura que en el idioma ruso la palabra “mujer” no es buena en el caso de atraer su atención? ¿Qué palabra es mejor elegir, señora o camarada? Son preguntas muy importantes. A su vez, la respuesta es bien sencilla: a principios del siglo XX, con la palabra “mujer” se dirigían solamente a las señoras que atendían a hombres en burdeles.

¿Qué es el idioma: un medio de comunicación o la más alta esfera de la actividad mental del hombre, que debe perfeccionarse todo el tiempo? El profesor asegura de que el idioma en primer lugar es una herramienta de comunicación. Y cada persona debe poder utilizar muy bien esta herramienta, perfeccionándose hasta el último detalle:

— Nosotros enriquecemos nuestro idioma no para mostrar la elocuencia. Es verdad que el talento oratorio se apreciaba en todo momento. Pero, en realidad, ¿quién es buen orador? Es una persona que domina bien un idioma como una herramienta, quien puede elegir las palabras adecuadas para cada situación. Es esa la gente a la que estoy preparando en la universidad.

No es nada nuevo, la profesión docente no sólo en Belarús, sino también en muchos otros países no permite ganar mucho. ¿Por qué Gordey Khómich no ha dejado este camino bastante difícil? En su familia no hay más filólogos. Su madre es contadora, su padre es mecánico de automóviles. Gordey recuerda que cuando chico, quería ser un médico:

— Fue en el grado siete u ocho. Yo quería ser un cardiólogo, un especialista de diagnóstico por ultrasonido. Soñaba con hacer un diagnóstico, realizar una labor analítica. Sonará extraño, pero incluso me gustaba mucho la física: hasta el noveno grado. Sobre todo me encantaban esquemas eléctricos, pero luego cuando comenzamos a estudiar la mecánica, yo perdí el interés hacia esta materia.

El interés hacia los esquemas y el análisis analítico es el rasgo profundo del carácter de Gordey Khómich. Y es esta cualidad que le ayuda ahora enseñar idiomas:

— Francamente dicho, nunca me gustaba escribir ensayos, sino dictados. El último lo hacía con mucho gusto. Además de eso, me gustaba desarmar palabras en partes gramaticales. Me encanta analizar el idioma. El esquema detallado –desarrollado por un profesor– es una gran ayuda para el estudiante a fin de que comprenda la esencia de la lengua que estudia.

En opinión del señor Khómich, no es necesario reinventar la rueda en la pedagogía:

— Algunos de mis colegas están tratando de inventar algunas nuevas metodologías. Creo que son búsquedas inútiles. La cosa es que durante muchos siglos nuestros antepasados ya habían desarrollado esquemas de la enseñanza, que hace falta sólo aprovechar. Y créanme, muchos de estos esquemas son innecesarios. Así que no trato de inventar nada, sino uso en la práctica los métodos que se han desarrollado nuestros predecesores y que considero útiles en el aprendizaje.

¿Y hay métodos infructuosos? Gordey Khómich no hace ningún secreto en cuanto de su actitud hacia algunas de las invenciones más recientes que se han propagado, sobre todo en los centros privados de aprendizaje de idiomas:

— Yo no creo productivo dejar a los estudiantes a solas, cuando el profesor les da la tarea de desarrollar un proyecto, y luego hacer su presentación. Es muy importante dedicar tiempo a sus estudiantes para que ellos aprendan bien el material. Y un requisito obligatorio del aprendizaje exitoso del idioma es un tiempo dedicado por los mismos estudiantes, así como el repaso del material dado en la clase. Me encanta trabajar con mis estudiantes, sobre todo cuando veo que están interesados. Me gusta revisar sus tareas. Pues para mí enseñar no es sólo un trabajo, sino también es un gran placer. No, yo no soy un profesor estricto, pero yo soy responsable de los resultados de los que asisten a mis clases.

El señor Khómich está seguro de que cada persona puede aprender cualquier idioma. ¿Cómo? Necesita un estímulo, una persona debe saber muy bien para qué quiere aprender uno u otro idioma. Aunque el mismo no habla idiomas extranjeros. ¿Por qué? Dice que no tiene deseo de ir al exterior, lo que significa que no hay ninguna razón para aprender el inglés o el polaco. ¿Qué podría decir al respecto? Es un hombre racional.

Se puede decir que Gordey Khómich es un hombre muy tradicional e incluso vive a la antigua. Si no fuera su edad. De cualquier modo él no se parece para nada a los representantes de su generación. Mientras los jóvenes cambian iPads y smartphones con nuevos modelos, Gordey utiliza el teléfono antiguo con botoncitos:

— En el concurso me regalaron un nuevo teléfono inteligente, pero ni siquiera lo he desempacado. ¿Para qué? El mío sigue funcionando. Usted me llamó y pudimos acordar sobre la entrevista.

— Es cierto.

— Así que cumple bien con su función.

En algún momento Gordey quería convertirse en un director de teatro. Su interés por el teatro se lo mantiene hasta ahora. Quizás sea la principal afición en su vida. Él habla acerca de la cultura teatral como un crítico importante:

— Minsk cuenta con muchos teatros buenos. El mejor teatro es el Teatro Nacional Académico Yanka Kupala. En otros teatros me gustan sólo unas pocas actuaciones. A su vez, aprecio mucho nuestra ópera por un alto nivel de profesionalidad.

Usted puede no estar de acuerdo con los gustos del joven profesor, pero él tiene sus propias visiones. En la poesía aprecia mucho a Akhmátova, Gumiliov y Tiutchev. A su vez, Brodsky, Maiakovski y Fet no le interesan mucho.

Me impresiona mucho la actitud de Gordey Khómich hacia los libros. Para él, cada libro es una obra de arte. Claro que no todos, sólo los que elige para leer:

— Recientemente, he adquirido la obra del escritor noruego Henrik Ibsen, “Peer Gynt”. Antes no lo tenía en mi biblioteca. He leído un montón de obras de Fiodor Dostoievski, pero si veo no sólo su libro con el texto, sino también la edición, decorada por un reconocido artista, Mstislav Dobuzhinsky, con mucho gusto la compraré para completar mi biblioteca. Busco este libro... Me encantaría hojear una edición diseñada de manera interesante.

¿Qué le parece, vamos a ver algún día el libro de Gordey Khómich en los estantes de las librerías? Me temo que no. Él es práctico muy típico. Y los libros pedagógicos se los escriben más bien los teóricos. Por lo tanto, si desea aprender el idioma, venga a las clases que da el joven profesor en la Universidad Nacional de Belarús. Pues nunca es tarde para aprender.

Víktar Kórbut
Заметили ошибку? Пожалуйста, выделите её и нажмите Ctrl+Enter