
— Segъn las tradiciones los fijaban al quicio externo de la puerta en una casa hebrea, — explica el sentido de las “inscripciones” el bibliotecario jefe Tatiana Zajбrova. Y nos lleva hacia una stand mбs. Aquн estб un libro del aсo 1813 de Smнlovichi — el “Kitab” adornado con arabescos. — En Bielorrusia de antaсo pacнficamente convivнan tanto los musulmanes como los judнos. Muchos libros de los tбrtaros locales estбn escritos en bielorruso. Los investigadores de los “Kitab” consideran que la escritura бrabe mejor que los demбs transmite los sonidos de nuestro lenguaje.
— Aparte de la cultura hebrea y tбrtara, en nuestras tierras existнa la rica cultura de los rusos de la antigua fe, — el bibliotecario muestra los lujosos foliantes que hay dentro de unorme armario de vidrio. — En los tiempos de la Rech Pospolita, cuando en Moscъ perseguнan a los de la antigua fe, para ellos se editaban libros incluso en el Grodno catуlico.
Y a los bielorrusos gustosamente los publicaban en el extranjero. El “Viaje a la Tierra Santa” de Mikolai Kshнstof Radzivill Sirotka, publicado en 1641 en Antverpen, y que ahora se conserva en el museo, — es solamenta uno de los muchos libros escritos en la Europa Oriental, y que en la Europa Occidental se convirtieron en best-sellers.
A pesar de todo, sobre nuestro paнs en Occidente siempre hubo nociones extraсas. Asн lo atestiguan los antiguos tratados de la Biblioteca Nacional. Por ejemplo, en la “Geografнa” de Bertius editada en Lyon en 1616, en el mapa estбn indicados Mosty, Kloczko, Kopil, Lohoschak, Borнsovo y incluso Cobrin и Crewa (Krevo, hago recordar, ahora es una aldea). Aquello que todas estas ciudades estбn colocadas bajo el tнtulo de “Polonia”, no es tan sorprendente como lo es la ausencia, en el mapa francйs, de Minsk, Brest, Grodno — que entonces realmentes eran grandes ciudades.
En cambio las entretenciones de la alta sociedad en el pasado tanto en Francia como en el Gran Principado de Lituania eran las mismas. Como hoy uno de los temas mбs populares de las conversaciones y entretenimientos — son los automуviles, asн en el siglo XVII eran los caballos. Y por eso los бlbumes franceses y los nuestros sobre los caballos se publicaban con una diferencia de solamente algunos aсos. Y se llamaban igual — “Hнpica”.
De los libros de F. Skorina estбn expuestos solamente tres. Las ediciones originales del primer impresor se muestran en general por primera vez en la historia. Sin embargo, no se pueden tocar los libros. Para convencerse que ante uno estб el autуgrafo verdadero de Chagall, Picasso, Dalн, que tras el vidrio estб el “Bianok” que fue tocado por la mano de Bogdanуvich que dejу en el tнtulo un autуgrafo con su letra pequeсa... Y ademбs, un clбsico fue tan modesto que firmу a alguien uno de los tomos de su colecciуn de obras propias mбs sencillamente no se puede: “De Ivбn Bъnin”.
“El creador de un libro es el autor, el creador de su destino es la sociedad”, — hizo notar entonces Victor Hugo. Pero tambiйn la sociedad precisamente existe gracias al libro. Ella hace razonable a la gente, a la masa la convierte en ciudadanos, en personas. Solamente el pueblo que respeta el libro puede llamarse civilizado. La cuestiуn de la creaciуn del museo de la biblioteca andaba por los aires todo el verano. Y aquello que se inaugurу en el Dнa de los Conocimientos, — es un testimonio simbуlico de la madurez de la sociedad que ha dado un examen mбs de cultura.
Aliona Nekrashйvich