La vida después de Chernóbyl

26 de abril de 1986 es una fecha importante en la historia de los tres países vecinos –Belarús, Ucrania y Rusia
26 de abril de 1986 es una fecha importante en la historia de los tres países vecinos –Belarús, Ucrania y Rusia– que fueron afectados directamente por el accidente en la central nuclear de Chernóbyl. No sólo millones de personas en las zonas afectadas se dieron cuenta de todo el peligro de la energía nuclear, sino también todo el mundo por primera vez cara a cara vio cuál podría ser la magnitud de la catástrofe nuclear, cuando de repente algo salió mal... Todas las consecuencias sociales y médicas en los primeros años después de la catástrofe de Chernóbyl las asumieron los países afectados. Belarús, a pesar de los tiempos difíciles y las capacidades limitadas, Belarús también estaba entre los países que confían sólo en sus propias fuerzas. Durante treinta años de la vida “post-Chernóbyl”, nuestro país no sólo se recuperó de los efectos del desastre nuclear, sino también logró subir al nuevo nivel de su desarrollo.


Photo: Vadim Kondrashov

Problemas en plena luz del día


El accidente en la central nuclear de Chernóbyl “cubrió” casi una cuarta parte del territorio belaruso. Esto es más de tres mil ciudades y pueblos. Cada quinto habitante del país fue involucrado en este gran problema. La contaminación radiactiva afectó a una cuarta parte del área forestal del país. Se estima que el daño total causado por la catástrofe al país en 30 años de su superación, es de 235 mil millones de dólares norteamericanos.

Al principio no parecía tan abrumadora la magnitud del accidente. Pero cuando la verdad sobre el mismo se hizo pública, en Belarús fueron movilizados todos los recursos para proteger a las personas que permanecían en la zona del desastre. El Secretario General de la Confederación de Sindicatos, Vladímir Shcherbakov, en una reunión especial –que tuvo lugar en abril en la ciudad de Gómel– dio siguientes datos:

— Para contrarrestar las secuelas de la catástrofe nuclear fue atraído un gran número de recursos materiales y humanos. Los programas –que fueron aprobados en los primeros años después del accidente– actuaron de manera efectiva hasta finales de los años ochenta, principios de los años noventa del siglo pasado. Dio su resultado positivo también el programa de creación de centros médicos científicos y prácticos de radiación. Sin embargo, tras el colapso de la antigua Unión Soviética los países afectados se vieron obligados a solucionar este problema por su propia cuenta.

El desastre de Chernóbyl afectó a muchas regiones de Belarús. Entre las más afectadas fueron las provincias de Gómel y Moguiliov. Miles de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares para siempre. La radiación no les dejó otra opción. Pero las autoridades belarusas proporcionaron el apoyo a las personas desplazadas, ofreciéndoles un alojamiento gratuito y la posibilidad de seguir viviendo en un nuevo lugar.

Al mismo tiempo, una gran cantidad de dinero fue invertida en el desarrollo de la medicina para ayudar a la población, para la rehabilitación de tierras contaminadas y la obtención de productos limpios de radionucleidos. La vida continuó. El tiempo, la ciencia y las inversiones públicas estaban haciendo su trabajo. Y ya en esta misma década, Belarús determinó para sí misma un nuevo vector: desde la rehabilitación de tierras contaminadas hacia el desarrollo sostenible de las regiones a través de los negocios, la creación de nuevas industrias y empresas y la mejora de la esfera social. Con este fin, el gobierno se encargó de proporcionar preferencias.

Hoy en día, no queda nada de la tristeza, el miedo y el desconcierto que reinaban en los años noventa del siglo pasado en los territorios de “post-Chernóbyl”. La incertidumbre espantosa dio paso a una estabilidad clara y transparente. Debido a las medidas de rehabilitación, las zonas afectadas de Belarús encontraron un segundo aire. De aquí no se van las personas en busca de una vida mejor. Aquí se están construyendo nuevas empresas, viven familias jóvenes con niños. Aquí saben que la fecha negra se quedó en el pasado. Seguramente la recuerdan, pero ya no miran hacia atrás y no consideran a sí mismos víctimas de la tragedia. Por el contrario, hacen todo lo posible para que la vida vuelva a la normalidad, cuando cada día sirve para crecer y tratar de lograr algo y no para hacer maletas y salir de aquí tan pronto como sea posible.

Lo más importante tener salud


En los primeros años después de la tragedia, así como ahora la prioridad para el Estado belaruso es la salud humana. Por lo tanto, el país está invirtiendo importantes recursos en el desarrollo de la medicina, pensando en el futuro. En diciembre de 2002, en la ciudad de Gómel fue abierto el Centro Nacional Científico y Práctico de Medicina de Radiación y Ecología Humana. Todos los problemas, los logros y las investigaciones en el campo de la vida de “post-Chernobyl” se concentran justo aquí. Sin embargo, ya pasaron 30 años. Me gustaría preguntar a la vicedirectora del Centro Nacional Científico y Práctico de Medicina de Radiación y Ecología Humana, Angélica Zhárikova, si se ha cambiado algo:

— Inicialmente, la misión del Centro Nacional Científico y Práctico de Medicina de Radiación y Ecología Humana fue tomar bajo el control médico la salud de los habitantes de las zonas afectadas. ¿Todo sigue en vigor?

— Al igual que antes, el centro es la organización piloto en Belarús para brindar atención médica especializada a la población de las zonas afectadas. Se trata de más de un millón 500 mil habitantes, que deben ser sometidos al control del dispensario y que pasan por el examen dinámico. Estamos hablando de varios grupos de registro principal: liquidadores, personas evacuados, hijos de liquidadores y residente de las zonas de evacuación, así como personas de los territorios con control de radiación periódica. Nuestra prioridad es atender a estas categorías de la población.

Los médicos crean un esquema de acción con referencia a una u otra localidad. El primero y obligatorio elemento en el mantenimiento de la salud es el cuidado preventivo regular. Esto hace posible seguir todos los cambios en el estado del cuerpo y diagnosticar la enfermedad en una etapa temprana. El volumen resultante de los datos se analiza constantemente con el fin de corregir rápidamente las direcciones médicas más importantes en este tema. El resultado principal del sistema de “post-Chernóbyl” de la asistencia médica desarrollado durante décadas es siguiente:

— Hemos podido lograr índices estables de las enfermedades de la población afectada en relación con los mismos indicadores en las regiones no contaminadas del país. Según la incidencia estos indicadores primarios en la provincia de Gómel están por debajo de los niveles en el país. Tampoco hay tendencias para un crecimiento.

Por supuesto, un tercio de un siglo para la radiación es prácticamente nada. A esta altura, nadie se atrevería sacar conclusiones acerca de las consecuencias del impacto radiactivo en la salud de los belarusos. Por lo tanto, las investigaciones científicas –llevadas a cabo en el Centro Nacional Científico y Práctico de Medicina de Radiación y Ecología Humana– no sólo siguen, sino están en aumento, con el fin de avanzar siempre. En este caso, existe la posibilidad de predecir futuras enfermedades, a su vez, los científicos médicos de Gómel se esfuerzan por aprovechar lo mejor de sus capacidades.

Pero lo que, tal vez, es realmente importante: aquí la ciencia no es un concepto abstracto. Se toman en consideración no sólo los últimos logros del mundo, sino también sus propios desarrollos. Debido a que tan rápidamente se están desarrollando nuevas direcciones. Desde hace mucho tiempo la labor –llevada a cabo en el Centro Nacional Científico y Práctico de Medicina de Radiación y Ecología Humana– se ha ido mucho más allá de Belarús. Hoy en día, aquí acuden no sólo los residentes de las zonas fronterizas de Rusia y Ucrania, como ha sido pensado en algún momento. El año pasado, por ejemplo, los especialistas del centro ayudaron a mejorar la salud de los pacientes de más de 20 países extranjeros cercanos y lejanos, que prefirieron la clínica de Gómel en vez de muchas otras.

Rama de la vida


El municipio de Vetka, provincia de Gómel es uno de aquellos para los que el accidente de Chernóbyl fue un verdadero shock. De los 48 mil habitantes en esta región se quedaron 18 mil. La mayor parte de los pueblos fueron desalojados, y los bosques se encontraron en el área restringida, detrás de las barreras con la señal de advertencia, “¡Precaución! ¡La radiación!” A propósito, estas barreras también hoy en día podemos verlas en el municipio de Vetka. Pero ellas ya no nos hacen sentir un miedo, sino más bien no hacen recordar que eso era y no hay que olvidarse de las precauciones y violar las reglas. En este caso nadie correrá el peligro.

En los últimos años, la vida en el municipio de Vetka ha cambiado mucho. No es la misma que antes. Se están construyendo casas, edificios y empresas. El primer vicepresidente del Gobierno del municipio de Vetka, Valery Zholudev, con orgullo cuenta:

— Ahora estamos construyendo el corral de aves más grande en la provincia de Gómel. Se espera que sean construidas 24 jaulas que tengan su propia planta de procesamiento. Está previsto ya este año poner en funcionamiento la primera línea. Aquí, a propósito, se prevé crear 140 nuevos puestos de trabajo. Pronto serán concluidas las obras de construcción de un gran complejo lácteo y el criadero de cerdos... Son 140 puestos de trabajo más.

El municipio se está desarrollando. Esto es evidente desde el punto vista de crecimiento económico. Pues sin nuevas producciones es imposible imaginar el bienestar de la gente. Detrás de cada empresa bien exitosa está el bienestar de las personas, así como su confianza en el futuro. Ahora me gustaría preguntar sobre algo personal:

— ¿Usted es del municipio de Vetka?

— Oh, no. Soy de la provincia de Grodno. En 1988, fui enviado como un joven profesional a un criadero de caballos en el pueblo de Stároye Selo, municipio de Vetka.

— ¿Y usted aceptó esta propuesta, sabiendo sobre el accidente de Chernóbyl?

— Acepté, diciendo que iba a trabajar dos años y regresaría a casa. Pero me arraigué a esta tierra. Me casé, nacieron mis hijos. Sabe, a lo largo de estos años me di cuenta de que casi no hay un lugar mejor para la vida que éste.

— ¿Y la radiación?

— Le diría de este modo. La radiación está concentrada en las áreas cerradas detrás de las barreras, donde ella también retrocede gradualmente, porque los radionucleidos se dividen. A su vez, en los terrenos donde vive la gente todo es igual como en las zonas limpias. E incluso mejor. Tengo una casa grande, en la que es bien cómodo viven mis familiares, tengo el trabajo, al que me entrego por completo y del cual obtengo la satisfacción. Si me proponen ahora trasladarme a la gran ciudad, nunca lo haré.

Camino por las calles estrechas que no se parecen para nada a las avenidas anchas de las ciudades. La localidad parece ser pequeña, con casas de un solo piso. Sin embargo, sólo aquí se siente algo increíble, cuando uno quiere caminar lentamente, detenerse y respirar con todo el cuerpo.

Violetta Dralyuk
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