La situación en las provincias de Donetsk y Lugansk de Ucrania obligó a mucha gente de estos lugares a dejar sus hogares e ir a otras regiones.

La vida — abriendo una nueva página

La situación en las provincias de Donetsk y Lugansk de Ucrania obligó a mucha gente de estos lugares a dejar sus hogares e ir a otras regiones. Para centenas de familias la provincia belarusa de Gómel –la primera que ha recibido como suyos a los vecinos ucranianos– se ha convertido en un buen refugio. Cabe destacar que aquí los ucranianos tienen casi las mismas oportunidades que la gente local: viviendas, empleo, asistencia médica, posibilidad de mandar a sus hijos a escuela y jardín de infancia: 



La primera parte de inmigrantes a la provincia de Gómel vino a principios del año pasado. En verano y en otoño con el empeoramiento de la situación en el este de Ucrania comenzó a venir aún mayor número de gente. Decenas de familias cada día venían al centro provincial belaruso para poder cuanto antes olvidar de la guerra y encontrar un nuevo punto de apoyo. Son personas de mayor edad, padres jóvenes con sus niños pequeños, así como mujeres embarazadas... En esos días me encontré en el Centro de servicios sociales para familias y niños de la ciudad de Gómel, que fue el primero que recibió a los inmigrantes de la vecina Ucrania. Los empleados no podían esconder sus emociones: 

— Hemos trabajado aquí mucho tiempo, pero nunca antes hemos visto a tanto número de inmigrantes. Ni siquiera hemos pensado que algún día tendríamos que ayudar a nuestros vecinos ucranianos. Sin embargo, en Belarús, en general, y en la ciudad de Gómel, en particular, en seguida entendieron la situación. En seguida las autoridades locales en la colaboración con la organización regional de la Cruz Roja de Belarús crearon la comisión interministerial que se ocupó de la coordinación del trabajo conjunto. Los representantes de casi todos los servicios sociales centraron sus esfuerzos para ayudar a los inmigrantes ucranianos. Cuenta la presidenta de la organización regional de la Cruz Roja de Belarús, Alla Smolyak:
— Las personas dejaron sus hogares y vinieron con pocas cosas que tenían. Por lo tanto, se necesitaba cualquier ayuda: del trabajo y el alojamiento a los alimentos y la ropa. Hoy en día, en la provincia de Gómel viven alrededor de cinco mil inmigrantes ucranianos, entre ellos 550 niños en su mayoría en edad escolar. Nuestro deber es darles la oportunidad de socializarse y conocer uno a otro, así como hacerles una verdadera fiesta, que lamentablemente ellos no hayan podido celebrar en sus propios hogares. 

Los Novikovy de Donetsk región ahora estaт estableciendo en Belarús
Los Novikovy de Donetsk región ahora estaт estableciendo en Belarús. Foto Violetta Draliuk

Así que la situación estaba bien clara. En el servicio de migración local fue prestada la ayuda en cuanto al registro en Belarús En el sitio web del comité ejecutivo de la provincia de Gómel los interesados podían encontrar el empleo y la vivienda, pero en primer lugar, en las zonas rurales. Las escuelas y los jardines de infancia aceptaban a los chicos ucranianos. A propósito, los empleados de la esfera de la educación ayudaron también a buscar un empleo para los padres. El director del departamento de la educación del comité ejecutivo de la provincia de Gómel, Sergei Poroshin, contó lo siguiente: 

— Entre la gente –que vino desde Ucrania– se nos acercó la maestra de la historia y se ofreció a trabajar. Y no es el caso único. 

En el Centro de servicios sociales para familias y niños de la ciudad de Gómel contaron sobre todos los detalles de su trabajo cotidiano. Los vecinos de Gómel respondían con una comprensión y entusiasmo a los pedidos de los ucranianos. Unos ofrecían un alojamiento, mientras que otros hacían donaciones a la cuenta de caridad. Había gente que traía comida y ropa: 

— Tuvimos a una familia de la provincia de Lugansk. Les encontramos el empleo y la vivienda en el municipio de Dobrush. La casa era excelente, pero sin muebles. Pedimos a los lugareños y ellos trajeron todo: muebles tapizados, roperos y electrodomésticos. Todo el mundo ayudó a arreglar la vida de una familia que se huyó de la guerra en la vecina Ucrania. 

Entre el pasado y el futuro 

Con la familia Nóvikovy de la ciudad de Hartsyzk, provincia de Donetsk, nos conocimos aquí: en el Centro de servicios sociales para familias y niños de la ciudad de Gómel. El día de su llegada a la localidad nos cruzamos en el umbral de nuestra oficina. Los esposos, Elena y Gennady con tres niños: hija de nueve meses e hijos de 5 y 8 años, se veían muy cansados. El viaje fue largo y para nada fácil. Elena entre lágrimas me contó lo que se quedó en su reciente pasado: 

— Antes teníamos un sueño: nuestro propio hogar y muchos hijos. Nuestro sueño se cumplió. Construimos casa y nacieron nuestros tres hijos. Cada uno tenía su propio cuarto. Sólo nos quedaba vivir y ser felices... Así que cuando todo comenzó, esperábamos hasta el último. Nunca iríamos de allí: mi esposo es minero, le faltaba dos años para jubilarse. Yo soy farmaceuta. Teníamos de todo: el trabajo y el hogar. Siempre hemos trabajado duro, no pedíamos nada a nadie. Sólo vivíamos como toda la gente normal. Tratábamos de seguir nuestra vida, pero en un momento perdimos todo. Cuando nos íbamos, escuchábamos el zumbido de los tanques que se acercaban hacia la ciudad. Mis padres se quedaron allí. De vez en cuando nos comunicamos. Ellos nos contaron que habían tapado con cinta de pegar todas las ventanas como durante la guerra y pusieron sacos con arena para protegerlas. Es terrible y no creemos que podríamos regresar algún día. 
La vecina de Donetsk, Olga Ivchenko –que trabajaba en el sector inmobiliario– también vino junto con su familia a la ciudad belarusa de Gómel. En total, son cinco personas, incluso una abuelita viejecita: 
— Nuestra abuela repetía todo el tiempo: “Me quedaré aquí, me quedaré aquí”. Pero cuando vio como bombardeaban las casas... Una de esas casas se derrumbó en nuestros ojos durante un bombardeo y toda la familia murió. Cuando nos íbamos de Donetsk, el tren apenas se movía: los vagones temblaban, pues la tierra también emblaba de explosiones. Pensábamos: “Podremos huirnos de aquí o no”. En Donetsk yo tenía mi propia compañía. Estudiaba para ser abogada… 

Centenas de historias, miles de destinos humanos... Pero poco a poco la vida de las personas –que ya no creían en lo mejor– se pone mejor. Por ejemplo, la familia Nóvikovy recibió una propuesta de instalarse en el municipio de Réchitsa, donde hay un buen trabajo para el esposo y un buen hogar para su familia bien grande. Olga Ivchenko y su familia se alojaron en un convento ortodoxo de mujeres. Además de eso, encontraron trabajo. 

A propósito, muchas empresas de Gómel y de centros municipales de la provincia de Gómel están dispuestos a ofrecer empleo a inmigrantes desde las provincias ucranianas de Donetsk y Lugansk. Así que para hacerlo no hay ningunos obstáculos legislativos. Se trata de las empresas de costura, “8 de Marzo” y “Comintern”, la fábrica de dulces, “Espartaco” y la planta, “Gómeldrev”. En esta última, por ejemplo, en torno a 30 familias ya obtuvieron trabajo y vivienda. En la dirección de la planta cuentan cómo fue todo: 
— Somos una empresa grande. Siempre hay puestos vacantes. También tenemos nuestro propio albergue de departamentos. Así que pudimos alojar el máximo número de inmigrantes de Ucrania. Además de eso, nos ayudaron las autoridades locales, al prestar varios apartamentos de servicio. Las personas –que han venido de la zona de conflicto– tienen el mismo paquete social que los residentes locales: asistencia médica gratuita, beneficios a los chicos e incluso regalos de Navidad. 

¡Qué el Año Nuevo traiga paz y tranquilidad! 

En las fiestas de fin de año por el bosque de Belovézhskaya Pushcha –situada en la provincia de Brest– siempre pasan mucha gente. Pues aquí se encuentra la residencia del Papá Noel belaruso. Pero los chicos de diferentes partes del país no sólo vienen aquí, sino también escriben cartas a Papá Noel contándole de sus deseos más grandes. Una de las cartas fue enviada por las hermanas, que vinieron a Gómel de la ciudad ucraniana de Donetsk: 

“¡Buenos días, Papá Noel! Te escriben Violetta (15 años) y María (6 años). Somos de la ciudad de Donetsk, pero a esta altura vivimos en Gómel. El regalo –que nos gustaría pedirte, querido Papá Noel, es poder regresar cuanto antes a nuestra casa y que venga la paz y la tranquilidad a nuestra tierra”. 

Violetta Draliuk 
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