La sala de lectura virtual atiende todos los días, la han visitado seis personas. Un día laborable, por la mañana he pesado por la biblioteca y no he pensado que voy a ver a alguien aquí. Pero me he encontré con el primer visitante. En la sala de lectura estaba Nikolai Vlasyuk, el arquitecto de la empresa, “Brestrestavratsiyaproekt”, que buscaba la literatura específica sobre un tema de investigación. Hace falta señalar que el registro demora unos cuantos minutos. El bibliotecario tiene un programa especial para eso. En el monitor aparece un interfaz cómodo y accesible. Y el libro requerido se puede conseguir muy rápidamente. Si no está disponible, se puede pedirlo tanto en un depósito de libros como en la misma biblioteca. La directora del centro, Elena Máslova, explica el principio de trabajo:
— La Biblioteca Presidencial Boris Yeltsin en San Petersburgo fue abierta en 2009. Cuenta sólo con los documentos digitalizados, que antes no habían sido accesibles para el público común. En particular, se trata de los libros más antiguos que datan de los siglos de XI a XII, así como los documentos históricos antiguos que son necesarios para las investigaciones, la literatura moderna, los estudios que fueron llevados a cabo durante la época del Imperio Ruso y la era de la antigua Unión Soviética. En total, son 400 mil tomos. Los habitantes de las provincias también puedan tener acceso a los mismos, y con este fin fueron creadas las salas de lectura a distancia. A esta altura, su número asciende a 170.
Claro que no todos los 400 mil libros están a disposición del público común. Muchos de ellos hace falta pedirlos previamente. Lo que se puede hacer justo en la sala de lectura virtual, que está conectada con el servidor de biblioteca. Una vez hecho, el libro requerido llega en 10 o 15 minutos. A propósito, aquí pueden trabajar ocho personas al mismo tiempo. Aunque el recurso es virtual, los libros pueden ser vistos en tres dimensiones, cuenta Elena Máslova:
— Claro que es imposible sentir el olor de libros. Pero el mismo libro lo vemos como está, incluyendo su cubierta. A la disposición de los lectores están todos los elementos. Cuando hojeamos las páginas, incluso vemos observaciones en los márgenes puestas hace 100 y 200 años atrás...
En Brest, la sala de lectura virtual fue abierta a finales del mes de noviembre del año pasado durante los actos festivos dedicados al 90° aniversario de la diplomacia popular.
A propósito, ya es la segunda sala de lectura virtual de la Biblioteca Presidencial Boris Yeltsin de San Petersburgo en Belarús. La primera fue abierta en 2010 en Minsk.
— Sin duda, el interés hacia nuestra sala de lectura virtual seguirá creciendo, asevera Elena Máslova. La biblioteca cuenta con una colección dedicada a las relaciones entre Rusia y Belarús desde la antigüedad hasta nuestros días. Lo que no puede dejar de llamar la atención de los investigadores del tema.
La ampliación de la red de salas de lectura virtuales abre nuevas oportunidades para la misma Biblioteca Presidencial Boris Yeltsin de San Petersburgo. Además de eso, en Brest ofrece sus servicios una de las instituciones bibliotecarias más antiguas de Belarús: la biblioteca provincial Maxim Gorki. Elena Máslova cuenta que está previsto establecer una comunicación con ella para digitalizar libros, estudios y documentos más interesantes. Según Elena Máslova, se planea también comenzar a interactuar con los museos de la ciudad de Brest:
— Además de la digitalización de las publicaciones impresas se realiza la digitalización de las rarezas literarias. Por lo tanto, se trata de otro campo de actividad. Por ejemplo, la Fortaleza de Brest, el Museo de Etnografía Regional con sus documentos y muestras de exposición...
Alexander Mitukov
