
La razón de esta transformación se la describió de manera muy sencilla el reconocido sociólogo de la Universidad de Aberdeen en Escocia, Cristiano Herpfer, que hace poco ha pasado por la capital de Belarús, Minsk: “Si recordamos Belarús de hace 20 años, entonces la población no estaba segura de su futuro. En los años noventa del siglo pasado, algunas personas me contaron que no sabían qué iba a pasar con ellas y sus familias. La gente sentía una gran nostalgia por los tiempos soviéticos: por su sistema económico, las pensiones y la estabilidad, en general. A esta altura, 20 años más tarde, podemos hablar del aumento de la sensación de estabilidad, la confianza en el futuro nuestro y de nuestras familias y la sensación de seguridad. Y ya casi no hay la antigua nostalgia”.

El índice del estado de cosas en la Federación de Rusia muestra que en 2015 los rusos cada vez más comienzan a sentir envidia, ira, agresión, desesperación, miedo, resentimiento y disgusto.
Además de eso, muy notorio se ha hecho cansancio, fatiga, confusión y soledad. También el número de personas deprimidas en el país durante el año pasado llegó a su punto máximo en todo el tiempo de la realización de las encuestas sociológicas por “Levada-Centro”.
La última vez, un nivel similar de depresión de los encuestados por “Levada-Centro” fue en 2009, cuando el país sintió los efectos de la anterior crisis económica y financiera global. Con eso la satisfacción, afirmación, esperanza, confianza y otros sentimientos positivos en el año de la caída de los ingresos debido a la devaluación del rublo y las sanciones se los experimentó el menor número de habitantes del país durante los últimos 16 años, señaló la agencia.
En este contexto, cada vez mayor número de rusos volvieron a sentir nostalgia por los tiempos soviéticos y tienen simpatía hacia el sistema político de la antigua Unión Soviética. La proporción de estos encuestados de “Levada- Centro” se incrementó significativamente desde el julio de 2015 hasta el enero de 2016. Casi el mismo nivel de apoyo a la estructura gubernamental soviética fue registrado por los sociólogos en 2009. Hace falta señalar que desde la segunda mitad del año 2015, el apoyo al modelo occidental de democracia, así como al sistema político actual, en Rusia se disminuyó considerablemente, señala la publicación.
En los últimos años, cada vez más rusos han comenzado a pensar en que ellos y sus familias han perdido mucho por los cambios ocurridos en el país, una vez derrumbada la antigua Unión Soviética. El mayor número de personas decepcionadas fue registrado en diciembre de 2014, durante la primera ola de la caída brusca de la moneda nacional rusa. La misma actitud negativa con respecto a los cambios sucedidos en la primera década de los años noventa del siglo pasado, los rusos se la tuvieron a finales de 1999.
Víktor Vereméev