Durante los últimos diez años los belarusos han dejado de sentir nostalgia por los tiempos soviéticos y ha fortalecido su deseo de vivir en un país independiente

El ánimo depende de los tiempos

Durante los últimos diez años los belarusos han dejado de sentir nostalgia por los tiempos soviéticos y ha fortalecido su deseo de vivir en un país independiente

Por ejemplo, en 2007 al 10 por ciento de los ciudadanos de Belarús querían vivir en la Unión Soviética recreada, mientras que el 21 por ciento de la población quería vivir en su propio país, sin pertenecer a algún otro estado. Según las últimas encuestas –realizadas por el Instituto de Sociología de la Academia Nacional de Ciencias de Belarús– la gran mayoría de los belarusos –el 74.9 por ciento– creen que desde el momento de la independencia, nuestro país se formó como un estado independiente y soberano. Y más de un cuarto siente un gran orgullo por ello.

La razón de esta transformación se la describió de manera muy sencilla el reconocido sociólogo de la Universidad de Aberdeen en Escocia, Cristiano Herpfer, que hace poco ha pasado por la capital de Belarús, Minsk: “Si recordamos Belarús de hace 20 años, entonces la población no estaba segura de su futuro. En los años noventa del siglo pasado, algunas personas me contaron que no sabían qué iba a pasar con ellas y sus familias. La gente sentía una gran nostalgia por los tiempos soviéticos: por su sistema económico, las pensiones y la estabilidad, en general. A esta altura, 20 años más tarde, podemos hablar del aumento de la sensación de estabilidad, la confianza en el futuro nuestro y de nuestras familias y la sensación de seguridad. Y ya casi no hay la antigua nostalgia”.

La crisis económica y financiera ha tenido un impacto mayor en la salud y el ánimo de los rusos, señalaron los sociólogos de “Levada-Centro”. Así que vamos a leer, razonar y compararlo el estado de ánimo de belarusos.

El índice del estado de cosas en la Federación de Rusia muestra que en 2015 los rusos cada vez más comienzan a sentir envidia, ira, agresión, desesperación, miedo, resentimiento y disgusto.

Además de eso, muy notorio se ha hecho cansancio, fatiga, confusión y soledad. También el número de personas deprimidas en el país durante el año pasado llegó a su punto máximo en todo el tiempo de la realización de las encuestas sociológicas por “Levada-Centro”.

La última vez, un nivel similar de depresión de los encuestados por “Levada-Centro” fue en 2009, cuando el país sintió los efectos de la anterior crisis económica y financiera global. Con eso la satisfacción, afirmación, esperanza, confianza y otros sentimientos positivos en el año de la caída de los ingresos debido a la devaluación del rublo y las sanciones se los experimentó el menor número de habitantes del país durante los últimos 16 años, señaló la agencia.

En este contexto, cada vez mayor número de rusos volvieron a sentir nostalgia por los tiempos soviéticos y tienen simpatía hacia el sistema político de la antigua Unión Soviética. La proporción de estos encuestados de “Levada- Centro” se incrementó significativamente desde el julio de 2015 hasta el enero de 2016. Casi el mismo nivel de apoyo a la estructura gubernamental soviética fue registrado por los sociólogos en 2009. Hace falta señalar que desde la segunda mitad del año 2015, el apoyo al modelo occidental de democracia, así como al sistema político actual, en Rusia se disminuyó considerablemente, señala la publicación.

En los últimos años, cada vez más rusos han comenzado a pensar en que ellos y sus familias han perdido mucho por los cambios ocurridos en el país, una vez derrumbada la antigua Unión Soviética. El mayor número de personas decepcionadas fue registrado en diciembre de 2014, durante la primera ola de la caída brusca de la moneda nacional rusa. La misma actitud negativa con respecto a los cambios sucedidos en la primera década de los años noventa del siglo pasado, los rusos se la tuvieron a finales de 1999.

Víktor Vereméev
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