
Nuestra tarea más importate era resolver el problema y con eso hacer la fibra más asequible por su costo. Después de varios años de búsquedas científicas obtuvimos el monómero orgánico, exitoso en todos los sentidos, es decir, un eslabón de la molécula de polímero, que logramos integrar en una fibra soviética de alta resistencia. Además de eso, introducimos otro componente, que reduce la inflamabilidad. Así que obtuvimos un análogo nacional de “Nomex” norteamericano, que resultó ser resistente a fuego y según la duración y elasticidad incluso superó el original. Para el fabricante también es muy importante, qué el nuevo producto costaba mucho menos que su análogo importado y que no era necesario cambiar el proceso tecnológico.
Ya fueron producidas quince toneladas de nuevas fibras, que se utilizan no sólo para fabricar las telas para coser el uniforme para los bomberos, sino también los materiales, que soportan altas temperaturas.
Hace falta señalar que los científicos belarusos no planean limitarse con estas áreas de aplicación. A esta altura, ellos se esfuerzan para que el nuevo polímero se utilice para microarmar los neumáticos de autos, en particular, para los camiones pesados BeLAZ, lo que ayudará a deshacerse de las rajas en la superficie del caucho. Ahora se están llevando las pruebas del nuevo material también en los discos sin asbesto de embrague y en los discos de freno. También tenemos por objetivo obtener los polímeros solubles en disolventes orgánicos no agresivos, que podrían ser utilizados para crear sólidos revestimientos resistentes al calor.
Dmitry Patólichev