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El atleta belaruso, Vladislav Goncharov, venció en los Juegos Olímpicos de Verano en Río de Janeiro al invencible atleta chino, Dong Dong
El atleta belaruso, Vladislav Goncharov, venció en los Juegos Olímpicos de Verano en Río de Janeiro al invencible atleta chino, Dong Dong


Tácticas astutas


Durante la primera semana de los Juegos Olímpicos de Verano los atletas belarusos no ganaron nada de medalla. Pero al pasar varios días la situación se cambió. Los belarusos comenzaron a ganar medallas. La medalla de oro se la ganó el atleta de 20 años de edad, el saltador en el trampolín, Vladislav Goncharov. Lo que él ha hecho en Río de Janeiro, se puede considerar como un milagro: en la lucha por el oro olímpico el atleta belaruso adelantó a los famosos atletas chinos y también rusos.


Vladislav Goncharov actuó en la altura de ocho (!) metros y logró adelantar al líder del equipo chino, Dong Dong

Los soltadores en el trampolín chinos suelen presentar programas muy complejos. Por lo tanto, es imposible vencerlos con las vertiginosas piruetas. El saltador en el trampolín desde Vítebsk junto con su entrenadora, Olga Vlásova, decidió hacer de otro modo: hace dos años, ha sido simplificado su programa, lo que era todo un riesgo. Sin embargo, esta estrategia funcionó.

En la clasificación en ambos ejercicios Vladislav Goncharov fue el segundo y con seguridad salió al grupo de los ocho finalistas. Actuando penúltimo, el belaruso ya conocía los resultados de casi todos sus rivales más importantes y mostró sus mejores cualidades, al obtener la mayor puntuación de los jueces: 61.745 puntos.

El atleta belaruso adelantó al líder del equipo nacional chino, campeón olímpico de Londres-2012, Dong Dong. El público entusiasmado saludó a pie al campeón belaruso. A su vez, el gran Dong estaba sentado en un banco con una cara seria...

— Los rivales se asustaron mucho en la parte final de la competencia. Me quedé tranquilo e hice todo muy bien en mi actuación decisiva. Mi victoria la dedico a todos los belarusos, a toda aquella gente que creía en mí y se preocupaba por mí, dijo Vladislav Goncharov después de la ceremonia de la condecoración. En su pecho al igual que el sol brasilero, brillaba la medalla olímpica de oro, la primera en la historia de los saltos en el trampolín de Belarús.


Consideraban inseguro


A la edad de seis años, la madre llevó a Vladislav a la sección de la acrobacia, de donde fue expulsado después de tres meses por incompetencia en opinión de los entrenadores: tenía problemas con el estiramiento.

Entonces comenzó a practicar saltos en un trampolín.

La escuela de Vítebsk desde los tiempos soviéticos es una de las más fuertes del mundo. El chico tuvo suerte dos veces. En el gimnasio fue recibido por Olga Vlásova, la entrenadora muy experimentada, que en seguida vio que el chico tiene talento. Al pasar catorce años, su mejor discípulo ya madurado ganó los Juegos Olímpicos de Verano en Brasil.

Además de eso, vale la pena decir que Vladislav es políglota. Tiene don en el aprendizaje de los idiomas. Habla con fluidez el inglés, francés, alemán e italiano. Ahora está aprendiendo el idioma español y sigue cursando estudios en la Universidad Nacional de Educación Física de Belarús.

Tampoco olvida de su escuela deportiva número uno y tomó la decisión de vender su teléfono móvil en la subasta. A su vez, el dinero ganado el joven piensa entregar a los chicos con talento para que puedan tomar parte de las competiciones en el exterior.

Vladislav Goncharov no duda que su teléfono será vendido rápidamente. Pues el dispositivo es único en sí, pues es de la serie olímpica limitada e incluso con un relleno exclusivo: las fotografías de Vladislav sacadas en el Río de Janeiro olímpico.

Vida personal


La vida personal del campeón también es exitosa. Durante varios años tiene una novia, campeona de Europa, ganadora de los campeonatos del mundo, residente de Vítebsk, Anna Gorchenok. Los jóvenes se entrenan juntos y siguen enamorados. Lamentablemente en los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro Ana no tuvo suerte: en uno de los intentos ella salió de la cama elástica, y en la final ocupó sólo el octavo lugar. Sin embargo después de la medalla de oro de Vladislav la muchacha olvidó de su propio fracaso y fue la primera quien corrió para felicitarlo por la victoria olímpica.

Yuri Bakerenko, Boris Orékhov
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