Los científicos belarusos han preparado para la publicación la edición que incluye 54 especies de plantas invasoras

Algo sobre migración de arboles

Existe el Libro Rojo, existirá también el Libro Negro. Los científicos belarusos han preparado para la publicación la edición que incluye 54 especies de plantas invasoras, que deben mantenerse bajo control, evitando ponerlas en áreas protegidas.




A esta altura en el bosque de Belovézhskaya Pushcha se está observando el crecimiento espontáneo de 105 especies de árboles y arbustos exóticos. A esta altura, la quinta parte del parque nacional está bajo el peligro de la propagación del roble rojo. Justo este invierno comienza una lucha sin precedente con el mismo. Además de eso, hace poco, ha sido presentado un plan de acción destinado para cinco años y encaminado para eliminar el roble rojo migrante que se está llevando a cabo por los científicos nacionales en cooperación con la organización pública, “Protección de Pájaros de la Patria”, bajo los auspicios de la Sociedad Zoológica de Frankfurt, en apoyo de la protección de la naturaleza del bosque de Belovézhskaya Pushcha.

...Voy caminando por el callejón que lleva al edificio administrativo del parque nacional. Las heladas de invierno. Todos los árboles están sin hojas. En otoño aquí es muy bonito. Es bien agradable ver el roble rojo. Este extranjero brillante apareció en el bosque a principios del siglo pasado, una vez traído de los Estados Unidos. En parte gracias a la gente, en parte a los pájaros el área del bosque de Belovézhskaya Pushcha –donde están creciendo estos árboles hermosos– ha alcanzado a esta altura a mil 280 hectáreas.

El investigador principal del parque nacional, Dmitry Bernatsk, cree que la probabilidad de la propagación de especies exóticas es muy alta:

— En 2004, al parque fueron agregadas las tierras de empresas forestales que contaban con muchos robles rojos. Ellos crecen en 114 acres de áreas de conservación. Los árboles se están talando durante la limpieza, pero hoy en día tenemos que hacer un paso valiente y sacar los árboles semilleros que crecen junto a las oficinas de las empresas forestales. En la zona de protección ellos están creciendo en 17 lugares.

El director del parque nacional, Vasily Filimónov, afirma que la lucha contra el roble rojo no será fácil para nada:

— Lo más difícil es convencer a la gente. De hecho el roble rojo es todo un peligro para el parque nacional, pues reemplaza de las especies belarusas del roble, que, a propósito, está insertado en el Libro Rojo.

El famoso florista belaruso, el candidato a doctor en ciencias biológicas, Arkady Skuratóvich, dice que antes las plantas extranjeras “se comportaban” de otra manera:

— A partir de los años cincuenta del siglo pasado, comenzaron a aparecer en cantidades importantes plantas “importadas”. Pero antes no hubo problemas, pues “se comportaban” con modestia. Sin embargo, la naturaleza se está cambiando rápido al igual como el clima: la zona fría se ha alejado y la moderada ha subido hasta la ciudad de Vítebsk. Por lo tanto, comenzaron a propagarse las plantas a las que agrada el calor, que en el siglo pasado se podía ver sólo en algunos sitios en el sur del país.

Hace falta señalar que las plantas extranjeras aparecen de diferentes maneras. Se las traen ríos y pájaros, así como personas. Arkady Skuratóvich dio dos ejemplos de su venida totalmente involuntaria.

La primera venida con lana. En el pueblo de Illich –situado en el municipio de Rogachov– está operando una fábrica de procesamiento de la lana primaria. Así que junto con materias primas procedentes de Australia y Nueva Zelanda al pueblo llegaron quince especies de plantas. Dos especies ya pasaron un invierno aquí y se propagaron en el área cercana a las plantas de procesamiento en las orillas del río Dnieper.

La segunda venida con arándanos. En el municipio de Gántsevichi hay una base experimental, “Zhuravinka”. Junto con el arándano de frutos grandes precedentes de Norteamérica aquí fueron traídas 24 especies de hierbas malas, siete de las cuales ya están fuera de control.


En el parque nacional apareció el cartel con una información sobre el peligro que trae el roble rojo

¿Si se puede evitar esta invasión? Según el científico, se puede:

— Hace falta eliminar residuos y no tirarlos, cómo lo hacen vacacionistas. En la empresa, “Belaruski zhuraviny”, en el municipio de Pinsk, los residuos se destruyen, y la situación está controlada a diferencia de la que se ha desarrollado en el municipio de Gántsevichi.

“Zolotarnik” se encontró en los barrios de las casas de campo de vacacionistas y cementerios. A su vez, “Borschevik” se propagó gracias a los científicos que alguna vez quisieron alimentar al ganado con una comida barata. El roble rojo fue traído para el adorno y lo plantaron los mismos silvicultores. “Cheryomukha” tardía fue cultivada para obtener madera preciosa. “Zhernovets” paniculato apareció en el bosque como un alimento para las aves. “Vátochnik” en su tiempo era una planta estratégica para la industria ligera, pero hoy en día es una hierba mala. A su vez, a “chokeberry”, “irga” y “espino amarillo” se los consideramos como plantas de agua, pero ellas también resultan ser extranjeras, que en la provincia de Brest audazmente ocupan importantes áreas boscosas...

¿Las plantas extranjeras es un mal? No es cierto para nada. Por ejemplo, las patatas –traídas en el siglo XVIII a nuestra zona– ahora es un alimento básico de todos los belarusos.

Pero de cualquier modo, según cree Arkady Skuratóvich, la situación debe estar monitoreada:

— Claro que las plantas –que crecen en el parque nacional belaruso– deben ser belarusas y no norteamericanas. Por lo tanto, el roble rojo y “zolotarnik” no deberían crecer en nuestros bosques.

A veces, las plantas perjudican no sólo el medio ambiente, sino también salud humana. Estoy segura de que todo el mundo conoce a “borschevik”. Pero no todos conocen “cheredá”. Arkady Skuratóvich advierte que en muchas farmacias hoy en día se vende “cheredá” norteamericana y no belarusa. El efecto terapéutico es el mismo: es decir, ninguno (gracias a Dios, no es venenosa).

Sin embargo, nosotros, los belarusos, somos humanistas. Erradicamos a los “colonos” cuidadosamente. Arkady Skuratóvich contó que en América del Norte a las plantas –traídas desde nuestra latitud– se las tratan de una manera muy rigurosa:

— Así que hacen de modo sencillo: las destruyen con herbicidas o las queman. Unos años más tarde vuelven a cultivar suelos y están plantando sus especies típicas.

Cabe señalar que hoy en día, en Belarús se conocen más de 300 plantas migrantes. 54 de ellas son más agresivas y forman parte del Libro Negro, cuyo manuscrito ya está preparado para la publicación.

La empresa de correos belarusa, Belpochta, a partir del año pasado comenzó a emitir una serie de sellos postales, “Plantas Invasoras de Belarús”, al estrenar el primero con la imagen de “zolotarnik” y “borschevik”.

Todos nosotros tenemos que conocer a nuestros enemigos verdes.

Valentina Kozlóvich
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