“La madre de todas las fiestas” la nombró la Navidad el Santo Juan Crisóstomo
16.02.2016 14:28:35
“La madre de todas las fiestas” la nombró la Navidad el Santo Juan Crisóstomo (clérigo ciego, cristiano eminente, patriarca de Constantinopla, considerado por la Iglesia católica uno de los cuatro grandes padres de la Iglesia del Oriente. La Iglesia ortodoxa griega lo valora como uno de los más grandes teólogos y uno de los tres pilares de esa Iglesia. — Aut.). Y con razón. Este día nos da a todos nosotros la luz inextinguible de la fe y la esperanza. Así como llena nuestros corazones con los cálidos sentimientos de alegría y compasión. Nos da la oportunidad de reflexionar sobre la vida del próximo período. Por lo tanto, profundamente simbólico en este sentido fue una participación del líder belaruso en la misa celebrada por la Navidad Ortodoxa el 7 de enero en la Catedral de Espíritu Santo en Minsk. Tradicionalmente, este día la presencia de Alexander Lukashenko en el templo no se limitó sólo con la iluminación de las velas de Navidad y felicitaciones feligreses y clero. El mandatario belaruso se dirigió a la gente con palabras espirituales y sinceras sobre lo importante y urgente.
Sobre lo esencial
— Todos ustedes están observando que está sucediendo alrededor de nuestro país. Por lo tanto, nuestro primer pedido al Señor, que nos proteja por favor y ayude a conservar nuestro país como es ahora. A esta altura, no nos atrevemos a pedir más nada. Porque el resto depende de nosotros, tenemos que confiar sólo en nosotros mismos.
Sobre la esencia de la política de Estado
— Les prometo que todo lo que puede hacer el Estado para el pueblo, lo hará. Pero será algo adicional a lo que ustedes deben hacer para sí mismos, para sus familias y sus hijos. En el centro de la política de Estado estarán niños y personas mayores. Haremos todo lo posible para proteger a nuestra gente y que su vida sea más larga y cómoda.
Sobre los principios básicos
— Vamos a vivir en una sociedad legal absolutamente democrática, como hemos vivido hasta ahora. No importan las críticas, que, a propósito, ya no se escuchan: todo el mundo se ha dado cuenta de que en Belarús hay democracia y se observan derechos humanos como en cualquier otro país libre. Siempre he dicho eso. Pero el derecho más importante es el derecho a vivir. Nadie necesita una democracia, cuando todos los días en la calle disparan y matan a las personas inocentes.
Sobre el papel de la Iglesia
— Hoy en día, la Iglesia en Belarús se ha convertido en uno de los pilares de nuestro estado, que proporciona junto con otras interesadas instituciones y organizaciones gubernamentales la balanza en nuestra sociedad. La Iglesia ha sido y sigue siendo uno de nuestros pilares. Pero todo el mundo debe entender que la Iglesia actúa en un país soberano e independiente... Siempre hemos tenido Iglesia unida y hermosa. Me refiero no sólo a templos y catedrales, la Iglesia ha sido y sigue siendo el alma de nuestro pueblo. Y siempre será así. Así que a nadie permitiremos romper la unidad de nuestra Iglesia. Es mi firme convicción.
Sobre el desarrollo
— Es cierto que somos parte del mundo ortodoxo, que se llama la Iglesia Ortodoxa Rusa. No aspiramos a una autonomía extraña e independencia. Pero me gustaría decir francamente: vamos a analizar este tema en una reunión con el clero, pues la Iglesia debe desarrollarse. La Iglesia necesita mejorar. Y yo, en lo posible, ayudaré a hacerlo sin forzar a nadie.
Sobre la vida en el año nuevo
— Será un año difícil. No porque no estamos trabajando. El mundo está cambiando. No es fácil adaptarse a un mundo cambiante: lo que tenemos hoy, mañana no nos servirá para nada. Pero hemos aprobado nuestro rumbo encaminado a la protección de las personas y la creación de buenas condiciones para su vida digna. Todo lo mejor y más valioso que tiene el mundo actual, vamos a traer a nuestro país. Y a partir de eso comenzará nuestro desarrollo.
Sobre reformas apresuradas
— Siempre, cuando es difícil, surgen diferentes teorías: reformar, destruir y luego crear algo nuevo. Tenemos muchas cosas buenas, lo malo tratamos de dejar al lado. Seguiremos haciendo lo mismo en un futuro. Todo lo que ha sido creado por el pueblo, no vamos a vender por nada a nadie. Ahora vemos que está ocurriendo en los países, donde ha sido vendido todo.
Sobre inviolabilidad de prioridades
— Vamos a ayudar a los que necesitan nuestra ayuda. Vamos a seguir trabajando precisamente de esta manera, como hemos trabajado, protegiendo y apoyando a nuestra gente. A las personas –que no quieren trabajar– las vamos a obligar a hacerlo. Vamos a seguir aplicando una política equilibrada de la paz. No cederemos a nadie ni una pulgada de nuestra tierra. Pues es nuestra tierra. Es la tierra de nuestra gente. Es tierra de nuestros hijos.
Sobre lo esencial
— Todos ustedes están observando que está sucediendo alrededor de nuestro país. Por lo tanto, nuestro primer pedido al Señor, que nos proteja por favor y ayude a conservar nuestro país como es ahora. A esta altura, no nos atrevemos a pedir más nada. Porque el resto depende de nosotros, tenemos que confiar sólo en nosotros mismos.
Sobre la esencia de la política de Estado
— Les prometo que todo lo que puede hacer el Estado para el pueblo, lo hará. Pero será algo adicional a lo que ustedes deben hacer para sí mismos, para sus familias y sus hijos. En el centro de la política de Estado estarán niños y personas mayores. Haremos todo lo posible para proteger a nuestra gente y que su vida sea más larga y cómoda.
Sobre los principios básicos
— Vamos a vivir en una sociedad legal absolutamente democrática, como hemos vivido hasta ahora. No importan las críticas, que, a propósito, ya no se escuchan: todo el mundo se ha dado cuenta de que en Belarús hay democracia y se observan derechos humanos como en cualquier otro país libre. Siempre he dicho eso. Pero el derecho más importante es el derecho a vivir. Nadie necesita una democracia, cuando todos los días en la calle disparan y matan a las personas inocentes.
Sobre el papel de la Iglesia
— Hoy en día, la Iglesia en Belarús se ha convertido en uno de los pilares de nuestro estado, que proporciona junto con otras interesadas instituciones y organizaciones gubernamentales la balanza en nuestra sociedad. La Iglesia ha sido y sigue siendo uno de nuestros pilares. Pero todo el mundo debe entender que la Iglesia actúa en un país soberano e independiente... Siempre hemos tenido Iglesia unida y hermosa. Me refiero no sólo a templos y catedrales, la Iglesia ha sido y sigue siendo el alma de nuestro pueblo. Y siempre será así. Así que a nadie permitiremos romper la unidad de nuestra Iglesia. Es mi firme convicción.
Sobre el desarrollo
— Es cierto que somos parte del mundo ortodoxo, que se llama la Iglesia Ortodoxa Rusa. No aspiramos a una autonomía extraña e independencia. Pero me gustaría decir francamente: vamos a analizar este tema en una reunión con el clero, pues la Iglesia debe desarrollarse. La Iglesia necesita mejorar. Y yo, en lo posible, ayudaré a hacerlo sin forzar a nadie.
Sobre la vida en el año nuevo
— Será un año difícil. No porque no estamos trabajando. El mundo está cambiando. No es fácil adaptarse a un mundo cambiante: lo que tenemos hoy, mañana no nos servirá para nada. Pero hemos aprobado nuestro rumbo encaminado a la protección de las personas y la creación de buenas condiciones para su vida digna. Todo lo mejor y más valioso que tiene el mundo actual, vamos a traer a nuestro país. Y a partir de eso comenzará nuestro desarrollo.
Sobre reformas apresuradas
— Siempre, cuando es difícil, surgen diferentes teorías: reformar, destruir y luego crear algo nuevo. Tenemos muchas cosas buenas, lo malo tratamos de dejar al lado. Seguiremos haciendo lo mismo en un futuro. Todo lo que ha sido creado por el pueblo, no vamos a vender por nada a nadie. Ahora vemos que está ocurriendo en los países, donde ha sido vendido todo.
Sobre inviolabilidad de prioridades
— Vamos a ayudar a los que necesitan nuestra ayuda. Vamos a seguir trabajando precisamente de esta manera, como hemos trabajado, protegiendo y apoyando a nuestra gente. A las personas –que no quieren trabajar– las vamos a obligar a hacerlo. Vamos a seguir aplicando una política equilibrada de la paz. No cederemos a nadie ni una pulgada de nuestra tierra. Pues es nuestra tierra. Es la tierra de nuestra gente. Es tierra de nuestros hijos.