Yate “Belarús” para Fedor Kónyukhov

 En seguida comienzo a acordar de mis encuentros con el famoso navegante, que para mí –siendo el periodista internacional– desde hace mucho es la octava maravilla del mundo
 En seguida comienzo a acordar de mis encuentros con el famoso navegante, que para mí –siendo el periodista internacional– desde hace mucho es la octava maravilla del mundo.



Nuestro encuentro fue toda una casualidad. Comenzamos a conversar haciendo cola en un banco de Moscú. Entonces a los dos nos atraía mucho el arte, lo que fue suficiente para hacernos amigos. En 2004 pensamos y unos años más tarde empezamos a prepararnos juntos para la quinta expedición alrededor del mundo en el yate de 53 metros, “Belarús”. Además de eso, planeamos pasar a través del continente australiano bajo la bandera nacional de Belarús.

Durante la expedición, entre otras cosas, estaba previsto monitorear el medio ambiente con la ayuda de un equipo compacto automatizado puesto en el yate. En particular, estudiar la atmósfera, así como el grado de contaminación del agua por los residuos radiactivos y de petróleo.

Lamentablemente, hoy en día, poca gente sabe sobre este esfuerzo nuestro. Tal vez, sólo los funcionarios del gobierno de aquel entonces, el parlamento y el comité de deportes, que aprobaron y firmaron documentos necesarios para llevar a cabo este proyecto. En particular, entonces nos apoyó el presidente de la Comisión de la Asamblea Parlamentaria de la Unión de dos Estados de Belarús y Rusia para la política de información, Valery Drako. A su vez, de la parte rusa el proyecto fue apoyado por el Instituto de Oceanología y Oceanografía.

Cabe destacar que fue llevado a cabo un gran trabajo. Fue creado el Consejo de la Expedición Belaruso-Rusa, fueron determinados puertos que tuvo que visitar el yate, así como fue desarrollado un programa de explotación comercial del barco, una vez realizado el viaje alrededor del mundo. A propósito, estaba previsto que el yate se quedaría en Belarús. Desafortunadamente, por varias razones no fue así.

Sin embargo, Fedor mantiene su amor por Belarús: “Con todo mi corazón amo Belarús. Aquí estudié en el colegio de artes de Bobruysk. Me alegra mucho de que hoy en día, su país es un símbolo de la paz y unidad de pueblos hermanos”. Estas palabras fueron pronunciadas por él hace un año durante la inauguración de una exposición de sus pinturas en Minsk. El dinero obtenido tras vender obras el viajero donó para construir la Iglesia de la Epifanía del Señor en el barrio capitalino, Lóshitsa. Además de eso, en la inauguración de la exhibición Fedor Kónyukhov una vez más expresó su esperanza de que seguramente tuviera otra oportunidad de llevar la bandera de Belarús a través de todo el mundo.

A esta altura, la popularidad de Belarús en el mundo está creciendo. Sólo falta acordar de las brillantes victorias de los deportistas belarusos en los Juegos Olímpicos de Invierno en la ciudad rusa de Sochi, así como la celebración bien exitosa el año pasado del campeonato mundial de hockey sobre hielo, la misión de paz –acuerdo de alto el fuego de Minsk en dos provincias orientales de Ucrania– y la participación activa en la creación de la flamante Unión Económica Euroasiática.

— El primer paso siempre es el más complicado. Hay que lograr la comprensión y aprobación por todas las partes del proyecto en cuanto al país, bajo cuya bandera será llevado el cabo el viaje alrededor del mundo, a los organizadores y ejecutores en la cara de Fedor Kónyukhov, cuenta uno de los autores de la idea, el miembro del Consejo Federal de Expertos del Gobierno de Rusia, Anatoly Kharlámov. Pero lo hicimos. En este sentido, me gustaría que los participantes del proyecto recuerden las palabras de mi tío, la estrella del hockey ruso, Valeri Kharlámov. “Cada gol a la puerta del rival nos acerca a la victoria”. Y ahora, ocho años más tarde, acordando de este proyecto olvidado, creemos que vamos a ganar y el sueño del viajero será realidad.

Alexander Ivanov
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