
En el foro intervino el mitropolita de Minsk y Slutsk, Filaret, sobre el papel de los lнderes religiosos en el fortalecimiento de la seguridad internacional. “Es poco querer una vida pacнfica, — dijo el ilustrнsimo, — hay que merecerla, cambiando hacia lo mejor el mundo interior del hombre... Segъn el testimonio del santo profeta Isaнas, el mundo es fruto de la verdad: “Y la paz serб el acto de la verdad, — dice Dios a travйs de los labios de Su elegido, — y como un fruto de la justicia — estбn la tranquilidad y la seguridad por los siglos” (Is. 32:17)”. Pero “cuando en la sociedad secular cuando se trata del ordenamiento mundial, de la polнtica de los paнses o de los vecinos cercanos de la casa, frecuentemente se puede escuchar: “cada uno tiene su verdad”...
El mundo es un regalo de la Gracia de Dios que se entrega como resultado de los esfuerzos morales del hombre.
Pienso que la primera tarea de los lнderes espirituales en el campo del fortalecimiento de la paz y de la seguridad es precisamente la educaciуn y la exhortaciуn de sus seguidores en el espнritu del pacifismo, de la conmiseraciуn y del amor hacia la gente sin depender del color de su piel, de sus criterios polнticos y otras convicciones. La educaciуn de la persona serб mбs exitosa mientras antes ella comience: desde el vientre de la madre, desde el primer suspiro, desde la primera palabra.
Es mбs necesario desarrollar el diбlogo al nivel de la prбctica de pastor, cuando el sacerdote, el molб, el rabino y el lama, al encontrarse en un cruce, semejantes a los conductores de automуviles, no comiencen a buscar quien tiene un obstбculo desde la derecha, sino que llamarбn a Dios para que la diestra del Creador dirija a cada uno por el camino de la paz y de la hermandad.
El logro de una paz verdadera, estable y bienaventurada exige esfuerzos conjuntos no solamente de los polнticos de los diferentes paнses, sino de los portadores de todas las religiones tradicionales mundiales desde el feligrйs sencillo hasta el jefe religioso superior”.
Un papel enorme en el proceso del diбlogo de las civilizaciones pertenece a la comunidad laica internacional, a los paнses y a los gobiernos. Si ellos pudieran eficazmente luchar contra la opresiуn y la pobreza, desaparecerнa la base social para el descontento que engendra la violencia. Ademбs, para las autoridades del poder es algo importante de principios respetar y proteger los santuarios y sнmbolos religiosos de todos los pueblos. Porque precisamente aquн hoy se encuentra actualmente un verdadero campo minado. Como muestra la vida, un paso incorrecto, irreflexivo — y pareciera que el bienestar ya estable de inmediato vuela por los aires. Hoy precisamente es necesario hablar de la consolidaciуn de los esfuerzos y del deseo de no solamente ser escuchado, sino de escuchar al otro.
Galina Pavlуvich