Por qué están guiados los jóvenes de hoy, dejando la vida en la ciudad, trató de averiguar la corresponsal de nuestra revista

Vivir en un ECO estilo

Cortar leñas en vez de hacer gimnasia, montar caballo, nadar en un lago de aguas cristalinas. Hace cuatro años, los esposos Maslóvskiye se atrevieron a desafiar los estereotipos y cambiar la comodidad de Minsk por la vida en el campo. Por qué están guiados los jóvenes de hoy, dejando la vida en la ciudad, trató de averiguar la corresponsal de nuestra revista.



Tres horas y media en el ómnibus, una hora en autobús urbano y tres kilómetros a pie. Sólo a la hora de almuerzo logré llegar a casa de Yana y Alexander Maslóvskiye. Al encontrarme en el pueblo Tinovka, ubicado en el municipio de Pólotsk, me di cuenta de que no era en vano. La naturaleza de aquí es como un cuadro de artista y en el aire se percibe el aroma floral dulce. Este envidiable modo de vida en el campo, sin prisa, de inmediato agradó mi alma. Pero no todo el mundo decide quedarse aquí para siempre...

“Tenemos hacienda relativamente pequeña: cuidamos pollos, gansos y cabras. Además de eso, tenemos seis gatos, cuatro perros”, cuenta la anfitriona, invitándome a entrar en la casa y también ver el establo. Kolos es uno de los cuatro caballos de la familia Maslóvskiye, precisamente de él comenzaron todas sus galimatías rurales.

“Me ofrecí para ayudar a una amiga a elegir a un caballo y en resultado también adquirí al animal, recuerda Yana. Me enteré de que estaban pensando matar a un caballo para hacer carne enlatada. El animal tenía ocho años y una mirada muy triste. No pensé mucho: tomé nuestros ahorros para las vacaciones en el mar y compré al caballo”.


Yana siendo entonces estudiante de segundo año vivía en un apartamento estándar, por lo tanto, tenía que dejar al caballo fuera de la ciudad. Y su vida se cambió por completo: la chica tenía que levantarse a las cuatro de la madrugada para ir a visitar a su caballo, luego ir a la universidad y por la tarde ir a trabajar, así como volver a visitar a su querido animal. “Regresaba a casa alrededor de la medianoche. Cansada, pero feliz”, cuenta el marido de Yana, Alexander.

Al principio, él admite, estaba sorprendido por la adquisición tan inusual de su esposa. “¿Para qué comprar un caballo viviendo en la ciudad? Pero a medida que pasaba el tiempo, compramos también a un caballo Barkhat. Un poco más tarde a Rekord. El último lo elegí yo: me gustó que el caballo era alto”, sigue contando Alexander.

Cuando una familia joven tomó la decisión de ir a la provincia, sin dudar mucho tiempo, hicieron maletas. Se establecieron en las pintorescas colinas, en la orilla del hermoso lago Blanco. “Aquí hay un gran número de manantiales, Yana se mete en el agua pura y clara. Y también muchos peces: carpa, tenca, dorada, lucio, perca, gobio... Además de eso, en el lago habita la famosa selyava, pez raro, que sólo hay en cinco lagos del país”.


Viviendo cerca del lago, la pareja todos los días está viendo a los hermosos cisnes. E incluso a uno recientemente ha salvado de la muerte. “Los pescadores en invierno trajeron al cisne con un ala rota para que no se congelara en el hielo. En seguida lo llevamos al veterinario para darle un tratamiento adecuado. Tres meses vivió con nosotros. Una vez derramado el hielo, le dejamos ir”, cuenta la joven mujer y con una especial calidez mira a las bellezas blancas nadando en el agua.

Viviendo lejos del bullicio de la ciudad, Yana recuerda con horror la época, cuando vivía en Minsk con sus padres. Horas punta, atascos de tráfico, zumbido constante de vehículos. “De todo eso tenía un terrible dolor de cabeza. No la salvaba ni siquiera que el apartamento estaba en una zona muy verde cercana a un pintoresco parque Ló­shitsa, recuerda la joven mujer. Al mudar a Novopólotsk, comencé a respirar un poco mejor. Pero esta ciudad, por pequeña que sea, también me molestaba mucho por sonidos fuertes y su vanidad”.

A propósito, esta pasión por la naturaleza los padres de la chica no la comparten. Ellos están viviendo en la ciudad y se quejan: “¿Cómo se puede cambiar la vida en la ciudad llena de oportunidades por la vida en el campo?” Yana apoya su visión sólo en parte: “En los difíciles años se creía que era más fácil sobrevivir fuera de la ciudad. Las parcelas de tierra salvaban a millones de personas de hambre. Pero los jóvenes consideraban este tipo de vida sin perspectiva y también muy dura, y cuando se presentaba la primera oportunidad, huían para vivir teniendo todos los beneficios de la vida civilizada en la ciudad. Lo mismo hicieron nuestros padres. Y ahora no entienden por qué queremos volver, “cuando todo el confort y un buen progreso está a la mano”.


Irónicamente, hoy en día, la actitud hacia la vida en el campo se está cambiando mucho, y poco a poco cada vez más personas tienden a alejarse de las ciudades grandes. “Por ejemplo, todos conocen al famoso empresario ruso, German Stérligov. El propietario de la mansión en Rubliovka y la oficina con vistas al Kremlin (en la capital rusa de Moscú) ahora es el propietario de la granja remota, sin gas, electricidad y carreteras pavimentadas. Llevó al campo virgen a su esposa e hijos”, cuenta Alexander y subraya que nunca renunciará a todos los beneficios de la civilización. La vida en el campo, cree él, puede coexistir fácilmente con la última tecnología.

Por lo tanto, en la casa de la familia Maslóvskiye hay internet, televisión, los dos usan teléfonos móviles. Además de eso, ellos pasan por la ciudad muy a menudo. “Sigo trabajando en la ciudad de Novopólotsk. El dinero lo gasto para mantener a los animales domésticos, es un monto considerable. Además de eso, pago por la electricidad, compro el tanque de gas. Poco a poco estamos arreglando el terreno y reparando nuestra casa. Así que vivo entre el pueblo y la ciudad: dos y dos días”, cuenta el jefe de la familia. La esposa Yana es maestra graduada, ha estudiado historia e inglés. Pero en la vida real, es una artesana. Además de hacer accesorios de cuero genuino, la joven mujer ha aprendido a hacer arnés y accesorios para el manejo del caballo.

Bajo el sol abrasador estamos caminando con los esposos jóvenes a lo largo de la orilla de lago Blanco y nos encontramos con los vecinos. Unos nos dan una cálida bienvenida, otros fruncen el ceño y se quejan de algo en voz baja. “No todos los vecinos entienden por qué estamos aquí. Dicen que no conocemos bien su vida. Se quejan con animales: los caballos relinchan, los gallos cantan y los perros ladran”, cuenta la anfitriona y agrega: “¡Estamos en el campo! ¿Acaso no sea el lugar más adecuado para las aves y los animales?”

Los jóvenes esposos están planeando complementar su hogar. Pronto habrá pavos y un pony. También Yana y Alexander sueñan con comprar un reno. Relacionarse con los animales, comer propias verduras y frutas y disfrutar de la belleza de la naturaleza natal es una gran felicidad para nosotros, cree la familia Maslóvskiye. Es más, el campo es un lugar, donde nunca uno se aburrirá a diferencia de la vida en la ciudad, según un horario.

Julia Popkova
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