
Recuerdo como Aleksey, como si fuera entre tanto, con el gusto apenas ocultado, puso para nosotros el vídeo-cassette grabado para él en el estudio de cine “Belarusfilm”, él mismo con su esposa Valentina ya había visitado su estreno pero nosostros no habíamos visto la película en la pantalla grande. ¡Sí que él sabía que el filme nos gustaría! Se reía junto con nosotros y con el humor singular “dúdarevski” (propio a Dúdarev) comentaba los momentos especialmente queridos y valiosos para él como para el autor. A veces en sus ojos aun brillaban las lágrimas. Es que había razones para éso: el filme es el más bondadoso, que toca el corazón. Y luego, con el té caliente con la tarta y, por supuesto, con la bebida chispeante sin la cual la fiesta pierde su aroma, la champaña, contaba sobre el rodaje, cómo había visitado junto con su grupo de rodaje las Islas Kuriles, y cómo él mismo había interpretado en el episodio el cual no entró en la película. Al igual, no se olvida lo que Aleksey, el actor según la educación, interpretaba en las caras uno u otro el episodio de la película... Recuerdo cómo se reía el amigo de Aleksey, Anatoliy Zhuk, el actor del Teatro para Jóvenes Espectadores, el poeta cuya vida terminó hace algunos años…
Qué jóvenes eramos… Y esa ilusión del regreso instantáneo en los años lejanos es un regalo de la memoria bello y refrescante por lo que permite percibir el flujo continuo de la vida en la cual nos sentimos con almas sin evejecer. Y entendemos: nada pasa si la memoria está viva.
Después volvió a ver “Rocío Blanco” más de una vez, es un filme de culto que se hizo querido en todo espacio postsoviético. Y cada vez experimentaba los sentimientos los cuales me dominaron durante el primer conocimiento con la película. Además, con los años he notado los detalles los cuales uno comienza a ver y valorar mentalmente solamente en la edad madura. Y me extrañaba mucho de dónde en aquellos años el guionista jóven Dúdarev tuvo el sentido tan agudo de la vida “adulta” con sus problemas espitituales, y como la consecuencia, la habilidad de comprender y interpretar creativamente tal vida a veces no simple. Y más de éso, encontrar tal entonación dolorosa la cual uno comienza a entender y experimentar en la edad madura. Probablemente, de verdad, funciona algo místico. A veces se piensa nuestro dramaturgo nació en el mismo día con Aleksandr Púshkin no por casualidad. Como se dice hoy en día, cayó en el flujo energético del poeta genial. A propósito, en los años diferentes dando la entrevista a los periodistas, hablaba sobre eso de broma, que, juzguen ustedes mismos, por qué en mi vida yó componía y los versos, y los cuentos, y las obras de teatro. Acerté o no acerté, pero el hecho se queda el hecho: el talento escritor de Dúdarev es obvio.
Qué despabiló a Aleksey Anúfrievich a componer la novela de cine “Rocío Blanco”? El mismo dice: había crecido para eso. Le dió un impulso Genadiy Garbúk, el artista nacional de Belarús quien interpretó en el filme el papel del hijo mayor Fedós Khodas — Andrey. Eso sucedió en el teatro del nombre de Yanka Kupala en el año 2009 donde se celebraba el 75-to aniversario del artista. Así es la prehistoria real. Pero hay, pienso, las cosas inexplicables. Son de la materia que denominamos el sexto sentido el cual, probablemente, agita a los creadores. Aleksey Dúdarev mismo una vez ha dicho sobre el filme “Rocío Blanco”, que la película existe en alguna dimensión incomprensible donde hay la proturberancia de la luz y del calor la cual ha salido de los creadores del filme…
A veces me es grato pensar en que en algún lugar existe el mundo de la verdad y luz superior, sobre el cual escribía Daniil Andréev, el poeta, filósofo, místico en la obra conocida “Rosa del Mundo”, dando cuenta sobre el fenómeno de la creatividad humana. Desde allí a los creadores, capaces de captar las vibraciones del mundo celestial, vienen las señales motivando crear, contribuyendo a la vida la belleza de los sentimientos que exaltan el alma. Me atrevo a suponer que los creadores devuelvan algo a “los cielos”. Si es correcto o místico, pero así piensa Andréev. Probalmente, y Dúdarev experimentó que el mundo de “Rocío Blanco” necesita ser inspirado con la nueva vida. Entonces, así ha resultado.

Miraba el filme, conmovido, intentando a olvidar el “Rocío Blanco” -1. Y desde los primeros episodios he comprendido que de verdad no es “remake”, como decía Bútor, sino un filme independiente, una película suficientemente moderna de autor. En la estilística del filme hay ritmos modernos: los episodios se cambian rápido trasladándonos ya a la aldea, ya a la ciudad colmado de automóviles, edificios de vidrios y el hormigón, oficinas y apartamentos en el estilo de “high tech”, iluminados ya por el sol, ya por las luces brillantes de la megapolis… Al igual es tan rápida la comunicación de los asordados por la carrera de negocio que paraliza el alma, que “hace conservas” de todos los sentimientos buenos. Pero toda esa carrera en la película es como si fuera no en serio, algo como un juego... La característica muy buena dió mi colega: el filme resultó leve, accesible y dinámico, aún en algo simple, pero esta simplicidad es de un género alto, como en la comedia del arte. Pero, me parece, que hay en la pelícua de Aleksandra Bugor una finura que la aproxima al filme del año 1983. Es el espíriti del filme “Rocío Blanco”, el cual como un eje mantiene el mosaico de los episodios: la ciudad — la aldea, relaciones entre los héroes llevándonos hacia la conclusión que determina el sentido de la película: no hay nada más valioso en esta vida que el alma viva de cada persona a través de la cual la gente debe hablar. En caso contrario, inclusive en la familia las personas pueden no oír uno a otro, como salió así, por ejemplo, en el filme del año 1983: la esposa dejó al hermano mayor de Andrey Khodas. Entre tanto, esta historia fue tomada por los autores como la base del guión del nuevo filme. Irina en el presente es la viuda del millonario alemán, el dueño de la compañía la cual mantiene las relaciones de socios con la compañía de la capital donde trabajan Bodya y Rusachenko, dos negociantes jóvenes ambiciosos. Irina viene a Belarús para cumplir el proyecto planeado por su esposo: construir el complejo turístico en el área de la misma aldea pequeña de tres casas donde vive Andrey Khodas. En una de las casas vive el mismo, en otra — la muchacha Polya, en la tercera — el vecino excéntrico Struk quien gasta toda su pensión para billetes de lotería soñando con ganar el apartamento en la ciudad de Minsk y mudarse para allá. Los vecinos no sospechan que su vida cotidiana en los lugares pintorescos será alterada por la propuesta de Bodya y Rusachenko de vender las casas a la compañía y trasladarse a la ciudad de Minsk a la casa comfortable para ancianos.

Pero en general, los ambos son, de verdad, como dijo Aleksandra, — los muchachos buenos a los cuales a tiempo frena la vida. Al final cae ya la máscara de la brutalidad de Bodya, y en la mesa de conciliación en el patio de Andrey Khodas está un muchacho simpático que de repente se había sentido tan agradable por no haber cometido el acto horrible — no había quemado la casa de Khodas. Y, por supuesto, sintió el latido de su corazon vivo, también el calor y el perdón de la gente que le rodea. Y Kharlanchuk logró magnificamente interpretar su transformación espiritual.
En el papel principal se rodó Yuózas Budraites, la leyenda del cine ruso (actor de Lituania). Queremos y acordamos el estilo moderado del actor conocido según múltiples películas — “Nadie quería morir”, “El Rico, el Pobre”, “Podranki”, inclusive el filme belaruso “Anastasía Slútskaya” “El tiempo no espera”, “República Rudobelskaya”. El con gusto viene a Belarús y al rodaje, también el festival internacional anual “Listopád”. Y con gran alegría, según cuentan los actores, recibe en su casa a los huéspedes de Belarús. Ya Víctor Manáev, el actor del Teatro del nombre de Yanka Kupala estaba de visita en la casa de Budráitis. A propósito, el papel de Struk, el vecino de Andrey Khodas en el filme es el primer papel grande de Víctor en el cine. El mismo dice que es su debut, al igual como para Aleksandra. Voy a añadir que el debut es acertado. Víctor Manáev siente delicadamente tal límite al sobrepasar el cual lo cómico puede caer en la trivialidad. Por eso su Struk aunque nos causa risa por su originalidad pero también provoca la compasión. Como se dice, nuestra risa a través de lágrimas, por que se adivina el miedo profundo ocultado del héroe en el cual nunca reconoce.
La línea femenina está representada por las actrices belarusas — Anna Polupánova, Tatiana Garkusha, Evgueniy Zhukóvich, Yulia Smirnova. Ellas son positivas, femeninas, y por eso son atractivas por su pureza moral y la belleza.
El filme resultó bueno y luminoso. Y alentador: no todo en este mundo está subordinado por el poder del “becerro de oro” y no todo es posible comprar con el dinero. Y si la película les gusta a los espectadores mostrará su distribución.
Valentina Zhdanóvich