Hace relativamente poco la ciudad empezó a revelar sus secretos

Túrov – la cuna del estado

Hace relativamente poco la ciudad empezó a revelar sus secretos


Sin embargo, si el lugar merecido de la ciudad de Pólotsk en la historia belarusa y la conciencia humana está bien comprobado, pues aquí se han preservado y han sido restaurados los edificios históricos únicos, la ciudad de Túrov ha tenido menos surte. Su destino histórico era tal que a partir del siglo XIII, cuando en Rus de Kíev tuvieron lugar numerosas peleas principescas, la ciudad dejó de desempeñar un papel importante, y con el tiempo se convirtió en una localidad provincial del Gran Ducado de Lituania. Cayó en el olvido también por las duras condiciones naturales de Polesye. La humedad y el oxígeno –que penetraban a través de la tierra arenosa– destruyeron muchas pruebas de valor incalculable de la importancia histórica de Túrov. Recuerdo un encuentro con la ciudad que tuvo lugar hace muchos años, a mediados de los años noventa del siglo pasado, cuando la localidad sólo contaba con unos cuatro o cinco mil habitantes. Había muchas casas de una sola planta hechas de troncos ennegrecidos ubicadas en varias calles no asfaltadas que llevaban a una plaza. Un poco más abajo del río de muchas aguas, Pripyat, se encontraba una magnífica colina hecha por el hombre, donde, según la leyenda, en cierto momento estaba la catedral ortodoxa.



Aquí desde hace mucho tiempo es bien evidente el hecho de que uno camina por la historia. Y yo, entonces, al recorrer huertas de vecinos, en seguida encontré varias piezas de cerámica de color gris oscuro de los tiempos pasados. Según los arqueólogos, por debajo de la tierra están tres metros de la capa cultural, y no se sabe hasta el momento qué artefactos contiene.

Hace poco tiempo la ciudad antigua de Túrov ha comenzado a hablar de sus misterios. El arqueólogo bien reconocido, galardonado con el Premio Estatal de Belarús, doctor en ciencias históricas, Piotr Lysenko, en el resultado de las investigaciones de muchos años, se enteró de algo que puso la ciudad de Túrov en la misma fila con las antiguas ciudades de Pólotsk, Kíev y Chernígov.


El hallazgo más grande en una colina junto a las orillas del río Pripyat –donde hace poco tiempo atrás pastaban los gansos y el ganado de los lugareños– son los fundamentos de la catedral ortodoxa. La misma configuración del edificio –que lo hace muy similar a la Sofía de Kíev y Pólotsk– comprueba que la ciudad de Túrov tiene lazos inseparables con la historia del antiguo estado eslavo. Hace falta señalar que la catedral fue construida en los años de cincuenta a setenta del siglo XII por la decisión del eminente teólogo ortodoxo y el primer escritor y obispo belaruso, Cirilo de Túrov, que por su elocuencia sorprendente está comparado ahora con Juan Crisóstomo. 69 de sus sermones manuscritos originales son reconocidas por los historiadores de todo el mundo. Ellas dan un testimonio no sólo sobre el talento oratorio, sino también sobre el peso político de esta celebridad de los tiempos antiguos.

Debemos rendir homenaje a nuestros contemporáneos que apreciaron no sólo la importancia histórica, sino también un enorme valor social del hallazgo. El presidente del Gobierno de la provincia de Gómel de entonces, Alexander Yakobsón, cuyo apoyo pidió Piotr Lysenko, asignó los recursos necesarios para la construcción del sarcófago de vidrio y aluminio anodizado para cubrir el objeto y protegerlo de la destrucción de los fundamentos de la antigua catedral causada por el medio ambiental. Cabe destacar que el trabajo fue llevado a cabo de modo muy rápido. Mientras que en un lugar los arqueólogos liberaban los estratos de suelo de la estructura icónica, en otro rincón los constructores construían un museo-refugio conmemorativo. Unos meses más tarde el museo ya estaba listo. Su palabra de peso la dijo también la Iglesia Ortodoxa. La antigua catedral formó parte de la lista templos en función. A partir de este momento aquí todos los años se celebra una misa solemne en memoria de Cirilo de Túrov.


El arqueólogo bien reconocido, galardonado con el Premio Estatal de Belarús,
doctor en ciencias históricas, Piotr Lysenko


Miles de creyentes vienen para homenajear al santuario, mirando desde lo alto de la plataforma y de la antigua mampostería de piedra rústica y ladrillo que cuenta con casi diez siglos. Es un lugar de verdad muy sagrado. Por alguna razón aquí se corta la respiración. Se conocen los casos cuando algunas personas incluso se desmayaron aquí. Tal vez porque el destino de este antiguo templo es bien trágico. Funcionó por poco tiempo, ya que fue destruido por el terremoto que se produjo en las montañas de los Cárpatos en 1230. Los vecinos desmantelaron los ladrillos sobrevivientes para las necesidades propias. Sin embargo, algunos entierros en sarcófagos únicos de la pizarra –nada parecido jamás fue hallado en Belarús– se sobrevivieron y fueron encontrados en nuestro tiempo.

Estos entierros también dieron un material valioso para la investigación científica y arqueológica. En el atrio fueron hallados los restos de un niño. Lo más probable que fuera el joven príncipe. Y justamente detrás de la pared del templo fue descubierto el entierro de una mujer joven. Su cráneo se preservó muy bien, y el artista, Leonid Yáshenko, hizo según el mismo el retrato de la antigua vecina de la ciudad de Túrov. Su copia de yeso hoy en día permanece en la oficina de Piotr Lysenkol, que se encuentra en el Instituto de Historia de la Academia Nacional de Ciencias de Belarús.


Complejo arqueológico, “Antiguo Túrov”. Excavaciones

Sus faciales bien atractivos se diferencian muy poco de los de nuestras contemporáneas. Lo más probable que fuera la concubina favorita del príncipe, considera el científico.

Durante varias décadas, Piotr Lysenko investiga la ciudad de Túrov y el municipio de Túrov. Por lo tanto, a la ciencia y la sociedad fueron devueltos del pasado muchos hechos bien interesantes. Aquí, en el sur de Belarús actual vivió la tribu, “drégovichi”. El principado de Túrov se formó a finales del siglo X, cuando el Gran Príncipe de Kíev, Vladímir Sviatoslávovich, dividió su gran ducado entre sus hijos y entregó la ciudad de Turóv a su tercer hijo, Sviatopolk. Desde entonces, el principado de Túrov, sin duda, comenzó a jugar un papel importante en Rus de Kíev. Baste decir que en el siglo XI de los seis grandes príncipes de Kíev los tres eran los representantes de la dinastía de Túrov. No fue fácil determinar las relaciones dinásticas. En la lucha por el trono el príncipe, Vladímir Monomakh, se metió en las intrigas insidiosas para que su hijo gobernara en Túrov. Y valió la pena luchar. Durante su mayor desarrollo, el principado de Túrov se extendía desde el río Pripyat hasta la actual ciudad de Minsk, desde el río Dnieper hasta las tierras ubicadas detrás del río Bug Occidental, que actualmente pertenecen a la vecina Polonia.


Complejo arqueológico, “Antiguo Túrov”. El sarcófago de pizarra

A su vez, una conclusión principal del investigador belaruso consiste en que en el territorio de Belarús actual, junto con la ciudad de Pólotsk había otro centro importante de la estatalidad belarusa: el principado de Túrov. Esto amplía significativamente la visión sobre el origen del estado de la antigua Rusia. En este sentido, de otra manera se percibe también el pasado de Belarús actual. Además de eso, había otro argumento muy importante a favor de su autosuficiencia política, cultural, étnica y territorial en el contexto de la segunda mitad de la nueva era.

Sin embargo, la antigua ciudad de Túrov, como se parece, sólo ahora comienza a recuperar su grandeza histórica. Claro que en el actual nivel. En un lugar simbólico de la ciudad fue erigido un monumento a Cirilo de Túrov hecho por el artista, Mikhail Iñkov. Según la opinión de muchas personas, el mismo corresponde más a la supuesta imagen sagrada puesta en la placa de plomo encontrada por Piotr Lysenko durante las obras de excavación. Las tradiciones ortodoxas se las sigue la magnífica catedral, construida en el centro de la ciudad de Túrov.


Quizás lo más importante que la gente local a través de los siglos haya llevado algo especial que la distingue. La sensación de calor en el alma ha dejado la conversación con la directora del Centro de Niños y Jóvenes de la ciudad de Túrov, Elena Poklónskaya.

En sus gestos y el habla se percibían los rasgos de los príncipes, a veces bastante orgullosos y también vulnerables, si los comparaban con los vecinos de los pueblos de los alrededores de la zona de Polesye. Las diferencias se centraban en las prendas y el modo de llevar la vida cotidiana. Los vecinos de Túrov preferían las vestimentas sencillas y en el mismo tono a diferencia de los campesinos de los alrededores, que llevaban los delantales, chaquetas y faldas de colores bastante vivos. Además de eso, el dialecto de Túrov es único y su léxico forma varios volúmenes.

FACTOS

Túrov es conocido como lugar de nacimiento del teologo y filosofo antiguo, Cirilo de Túrov (1130-1182). Aquí también vivieron santos Martín y Lavrentiy de Túrov. En el siglo XII en el principado de Túrov funcionaron 2 monasterios y 85 iglesias

Los modernos intelectuales de la ciudad de Túrov hacen todo lo posible para conservar y transmitir a las nuevas generaciones el legado histórico de los antepasados. Además de eso, ya está listo para su publicación el diccionario de Túrov. La sociedad científica y educativa de Túrov –presidida por Piotr Lysenko– emitió más de 20 antologías y libros dedicados a la historia de su tierra natal y su gente. Los alumnos de Centro de Arte de Niños encarnan el colorido local de muñecas de tela, amuletos, figuras de barro, así como estudian la historia del local ejército principesco.

Los lugareños miran hacia el futuro con mucha esperanza. Por ejemplo, la empresa láctea local está conocida más allá de Belarús por sus famosos quesos. Además de eso, está previsto ampliar la producción, lo que permitirá duplicarla y vender toda una variedad de productos comercializables. También se está desarrollando el sector turístico que tiene su propio colorido regional. Después de ver los lugares de interés histórico y extraordinaria cruz de piedra que se eleva desde la tierra, los visitantes tienen la posibilidad de alojarse cómodamente en un hotel flotante en el río Pripyat, único en Belarús. Además de eso, se cambió mucho la imagen de la misma ciudad de Túrov: fueron construidos edificios modernos y en la parte céntrica fueron puestas las baldosas de pavimento. Fue inaugurado un monumento de granito con las palabras del libro de las crónicas de Túrov. A esta altura, la ciudad como si trate de recuperar su lugar merecido en la historia belarusa, recordando el poder y la fuerza del antiguo principado.

Vladímir Bíbikov
Заметили ошибку? Пожалуйста, выделите её и нажмите Ctrl+Enter