Svetlana Maxímova: La gente sabe qué hacer, sólo necesitamos ayudarla

La diputada que conoce de primera mano acerca de las complejidades de la labor sobre el terreno, habló sobre la experiencia que los rusos aprenden de los agricultores belarusos
La diputada que conoce de primera mano acerca de las complejidades de la labor sobre el terreno, habló sobre la experiencia que los rusos aprenden de los agricultores belarusos



— Señora Svetlana, hace diez años usted fundó la “Unión de los Agricultores y Granjas Privadas" de la provincia de Tver.

— Me gustaría señalar que hoy en día los productores agrícolas son más vulnerables. Dependen del lugar, el clima y los superiores. Cuando éramos separados, el Gobierno trataba al sector agrícola como un “agujero negro”. Era obvio si no nos hubiéramos unido, desapareceríamos.

— ¿Cómo viven ahora?

— Creo que es necesario crear más cooperativas. En su momento acompañé a nuestros agricultores en su viaje a Finlandia, le mostré cómo trabajaban allí los agricultores. Un buen ejemplo da la granja agrícola: “Valio”. Su mantequilla, leche, crema agria son bien conocidos en Rusia.

En las adquisiciones de Estado no deben participar cadenas, sino productores agrícolas. Claro que no producimos naranjas. Pero producimos carne, leche, patatas, hortalizas. Nuestros productos deben venderse en nuestras tiendas y ser ofrecidos en nuestros jardines de infancia, escuelas, hospitales y unidades militares. Si los productores están seguros de que sus productos no aparecerán en la zanja y no serán entregados para alimentar al ganado, comenzarán a desarrollarse. Y los precios serán más bajos, si no participan intermediarios.

— ¿Qué necesitan hacer regiones para que las cooperativas comiencen a trabajar y utilizar todo su potencial de producción?

— A esta altura, son muy demandados los proyectos piloto, que luego pueden ser llevados a cabo en las provincias, teniendo en cuenta sus características específicas. Está claro que en el sur del país hay unas condiciones, en Yakutia otras y en Rusia Central terceras.

— En Belarús, este problema se solucionó.

— Cuando vengo a Belarús, mi alma se regocija. No hay campos abandonados. Una vez discutí con mis colegas belarusos que iba a encontrar un pedazo de tierra sin cultivar. ¡Y no encontré, imagínese!

En la primavera del año pasado llevé a Belarús la delegación desde la provincia de Tver. Visitamos varias producciones grandes y pequeñas y vimos cómo se estaba desarrollando el turismo rural. Nuestros agricultores se quedaron impresionados mucho al ver la cultura de producción, y en seguida comenzaron a modernizar sus propias empresas agrícolas.

Además de eso, ayudaron mucho las ferias conjuntas de días de descanso, donde estaban ampliamente representados los productos no sólo de los agricultores, sino también de las empresas industriales, zapaterías, sastrerías y así sucesivamente. A su vez, los belarusos también aprendieron algunas cosas buenas de nosotros. Ellos no tenían competencia, pues no dejaban que entráramos en su mercado. Creo es un problema serio: las ferias agrícolas deben tener lugar no sólo en Rusia, sino también en Belarús. Aunque con sus productos es bastante difícil competir. Sus salchichas tienen carne. Si alguien viene con un producto poco natural, simplemente no lo comprarán.

— ¿Le gusta las patatas belarusas?


— Cuando me dedicaba a las labores agrícolas, las cultivaba un montón. Son muy sabrosas. En nuestra asociación hay un belaruso desde Orsha, que nos trae semillas.

— El gobierno ha asignado para los agricultores las subvenciones por un monto de mil millones de rublos rusos.

— Se trata de una cantidad muy pequeña de dinero. El apoyo no relacionado por una hectárea, con el que soñaban los agricultores, tampoco cumplió con las expectativas, pues fue demasiado pequeño. Se asignan las subvenciones para cumplir con los proyectos importantes por un monto de más de 70 millones de rublos rusos. Es una gota en el mar. Y no está claro, si todo el dinero y a tiempo llegue a su destinatario. Aquí mucho depende de la labor de los responsables de las regiones, donde en su mayoría surgen problemas.

Aunque siendo agricultora y también legisladora, sé exactamente cuáles leyes y qué tipo de ayuda necesitan los agricultores.

— ¿Cuáles?

— Los agricultores y las cooperativas no pueden desarrollarse sin parcelas de tierra. Los primeros las necesitan para construir centros logísticos. A su vez, los segundos para crear estaciones de máquinas y tractores. No todas las economías pueden adquirir nuevos equipos. En Rusia, para obtener la parcela de tierra, es necesario ganar la subasta. El Estado está obligado a ayudar al menos a tomar un crédito.

— Tenemos no sólo las tierras abandonadas totalmente, sino también muchos pueblos. ¿Hay deseo de recuperarlos?

— A menudo me vienen a preguntar. Por ejemplo, un activista reunió a 22 personas –médicos, agricultores, tractoristas, mecánicos y maestros– en un solo grupo. Me pidió que buscara el pueblo conveniente. Ahora están solucionando todos los problemas con las autoridades municipales.

Recuerdo un caso: hace un par de años llegó un moscovita, que se dedicada a la producción de equipos industriales, pero quiso trabajar en la tierra. Lo miraba y pensaba: “Dios mío, eres de la ciudad, para qué viniste”. Le propuse criar conejos. Hoy en día, tiene seis mil conejos, produce carne sabrosa y dietética, vende en la feria y coopera con representantes de diferentes cadenas de tiendas.

Cuando en un pueblo aparece gente rica, el mismo se llena de vida y se desarrolla. Los niños nacen, se están construyendo carreteras y se está desarrollando infraestructura. La agricultura no sólo es un negocio, sino también es un estilo de vida. ¿Recuerda qué familias tenían los campesinos rusos en los tiempos antiguos? De muchos hijos, todos fuertes y sanos y no tan vulnerables como ahora.

— Veo que ya la esperan. ¿Qué quiere esta gente?


— Son los jóvenes de la provincia de Kostromá, piden ayudar a refinanciar. Se dedican a la producción y el procesamiento de cerdo, hacen deliciosos productos gastronómicos. Comenzaron a desarrollarse, tomaron un crédito bajo unos términos y deben pagar bajo otros. Debemos ayudarles, pues de eso depende el destino de setenta personas que trabajan para esta empresa de producción.

— ¿Esto sucede a menudo?


— Muy a menudo. Es por ello que el trabajo de uniones y asociaciones de agricultores es tan importante. Los agricultores deben ser parte de las mismas, para que tengamos la posibilidad de ayudarles. A propósito, en la mayoría de los casos, las personas vienen para pedir ayuda. En su mayoría, son los que se habían negado a unirse y querían trabajar por su cuenta. Pero es muy difícil hacerlo a solas. En Occidente las uniones y asociaciones es una fuerza muy poderosa, el 90 por ciento de los agricultores son sus miembros.

Opinión experta


La legislación debe ser la más cercana a la vida


Durante la conversación con nuestro corresponsal el Presidente de la Junta de la Asociación de granjas y cooperativas agrícolas de Rusia, Vyacheslav Telegin, visitó la deputada

— ¿Señor Vyacheslav, por qué vino aquí?

— Svetlana Maximova es nuestra diputada, lanza iniciativas legislativas, resuelve problemas generales. Ahora dirige un grupo de trabajo en el Comité de Asuntos Agrarios de la Duma Estatal de Rusia creado para mejorar la base legislativa del sector agrícola. Nos oponemos a una serie de formulaciones y propusimos nuestras. Por ejemplo, en el proyecto actual, en las reglas del mantenimiento de las vacas hay normas inaceptables: la manada debe contar con cien cabezas lo máximo. ¿Y si son seiscientos, hace falta matarlas?

Dos tercios de requisitos y normas ya son bien anticuados. A su vez, las innovaciones tampoco siempre son alentadoras. Este año han sido introducidas las licencias del abono: quieren considerarlo como una producción de sustancias químicas. Hasta este momento ha sido considerada como una producción económica. Nos gustaría pedir al Ministerio de Agricultura asegurar que las regulaciones de este tipo sean anuladas.

La legislación debe ser la más cercana a la vida. Además de eso, antes de considerar el proyecto de ley, sus disposiciones deben coordinarse con las regiones. Si la asociación especializada no acuerda el acto jurídico, el mismo no debe ser considerado y en este caso es necesario realizar consultas con profesionales.

— ¿Qué leyes faltan?

— Nosotros, los profesionales, tenemos nuestras propias visiones en cuanto a decenas de páginas de cada bloque de actos legislativos. En pocas palabras: necesitamos leyes sobre la agricultura orgánica, el apoyo de la cooperación y las pequeñas y medianas empresas. Nuestras cooperativas son poco competitivas y sin importante ayuda financiera y términos favorables no podrán sobrevivir nunca. Sobre todo después de la adhesión de Rusia a la Organización Mundial del Comercio (OMC). Además de eso, en el Código Tributario es necesario prescribir un beneficio para los agricultores novatos: que durante los primeros cinco años ellos sean exentos del pago de impuestos.

La base de la producción agrícola en Rusia constituyen pequeñas empresas. A su vez, muchas regulaciones están escritas para las empresas grandes. Los funcionarios –que se dedican a los problemas de su desarrollo– lamentablemente no tomen en consideración las producciones pequeñas. Este es un error estratégico.

— ¿Están cooperando con agricultores belarusos? ¿Qué les gustaría aprender de ellos?

— Nos gustaría aprender la experiencia en cuanto a los préstamos preferenciales. Lo que para nosotros es muy importante a esta altura. En Belarús a los agricultores se los benefician en proporción a los terrenos. Desde hace mucho tiempo estamos pidiendo que nos den una tasa de interés preferencial, como tienen los agricultores belarusos. Además de eso, estamos pidiendo cuotas. He aquí un ejemplo que ilustra la situación en la que estamos: ¿quién será más hábil: un cerdo grande o un lechón pequeño? El animal grande comerá todo, a su vez, el pequeño se irá sin comer nada y morirá.

Natalia Dolgúshina
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