Al reconocido poeta y escritor belaruso, Zmitrok Biadula, actualmente podría ser considerado también el periodista y crítico teatral

Su Jerusalén

Al reconocido poeta y escritor belaruso, Zmitrok Biadula, cuyas obras literarias se dan a estudiar en la escuela, entre ellas las novelas destacadas, “El ruiseñor” y “Caja de rapé de plata”, actualmente podría ser considerado también el periodista y crítico teatral. Pues las obras de periodismo y la crítica de arte de Zmitrok Biadula es una gran reserva de creatividad, que no se mencionan a menudo por los investigadores de su legado y casi no conocen los admiradores de sus historias literarias.

En estos días primaverales de abril celebramos el aniversario número 130 desde el nacimiento de Zmitrok Biadula: Shmuel Yefimovich Plavnik. Y ahora, en el pueblo de Pasadetsy, consejo rural de Zarechensky, municipio de Logoisk, provincia de Minsk, en aquel entonces era el municipio de Vilna, los lugareños están dispuestos a mostrar el lugar, donde se encontraba la casa de los judíos Plavniki. En aquel entonces nadie pensaba que aquí nació el futuro escritor muy reconocido, el amigo y colega de los escritores belarusos, Yanka Kupala, Yakub Kolas, Tetka (Aloisa Pashkévich — Aut.), Maxim Goretsky, “hermano” y “amigo cercano” de Maxim Bogdanóvich, que no imaginaba su vida sin Belarús y el trabajo en su favor.

En busca de la luz y la alegría


Zmitrok Biadula comenzó su trayectoria creativa, hablando con un lenguaje moderno, en Vilna (actualmente la capital lituana — Aut.) en el periódico muy regular, que se llamaba en ese momento, “Nasha Niva”, y al principio del siglo XX, esta edición, como se sabe, estaba en el centro del renacimiento belaruso. El periódico era un imán fuerte, por el cual estaban atraidas las mentes más brillantes de los poetas-ilustradores, artistas, científicos no indiferentes a la suerte de la Patria. Entre ellas Yanka Kupala, Yakub Kolas, Maxim Bogdanóvich, Bronislaw Epimah-Shipilo, Maxim Gorki, Yadvigin Sh (Anton Levitsky), Tetka... Cada uno de estos escritores a su manera a través del periódico contaban a los belarusos sobre su propia riqueza espiritual: la bondad y la paciencia, la humanidad y la belleza, el talento y el don, de aquellas cualidades suyas, que actualmente nosotros llamamos la tolerancia.

La voz del periódico, “Nasha Niva”, sonaba en rincones distantes de Belarús, despertando la conciencia de los diferentes representantes de la jerarquía social –de los que gobernaban “arriba” y hasta los que trabajaban “abajo”– cambiando el punto de vista oficial en cuanto al pueblo como una mano de trabajo. A través de sus publicaciones fue cristalizada una idea de que el libre sería aquel pueblo que apreciaba su legado cultural, su cultura y sus rasgos peculiares.

Todo esto estaba en sintonía con el alma del joven Zmitrok Biadula. En 1909, él se convirtió en el suscriptor del periódico, “Nasha Niva”. Particularmente se lo atraen las obras de Yanka Kupala. Él tomó la decisión de escribir a la redacción y pedir que se le enviaran la dirección del poeta. Probablemente teniendo aquel sentido –que el pensamiento poético define como el sexto– Zmitrok Biadula sentía que su destino estaría fuertemente ligado con el periódico, “Nasha Niva”. Tal vez, la intuición le dijo al escritor novato que si su alma obtuvo refugio en la tierra belarusa, no se podía estar lejos de los acontecimientos tan dolorosos que tuvieron lugar en la vida cultural y social del país.

Muy pronto después de comenzar a trabajar en el periódico Zmitrok Biadula empezó a escribir poemas y artículos en el idioma belaruso. Él envía allí los poemas e informes sobre la vida en el campo belaruso, que observaba en Pasadtsy. En sus informes él hacía hincapié en su destino tan triste, en la falta de escuelas en los pueblos. Pues el joven autor presentó hechos de modo muy correcto, tratando de atraer la atención hacia la miseria ancestral de los campesinos, la directiva del periódico consideró posible una mayor cooperación con él. Al principio de la editorial él recibió una carta, en la que fueron puestas las siguientes líneas: “...envíe por favor sus informes, son muy interesantes y son muy importantes para nosotros”. Y luego vino una invitación para trabajar en las organizaciones culturales de Belarús.

En 1912, Zmitrok Biadula comenzó a trabajar en el periódico, “Nasha Niva” como el secretario. Parece que Yanka Kupala –que trabajaba como el editor en el periódico– lo invitó.

El nombre de Zmitrok Biadula muy rápidamente se hizo conocido entre los literatos belarusos, y como recuerda la esposa de Yanka Kupala, Vladislava Lutsévich, la obra de Biadula interesaba mucho a Yadvigin y Tetka. A su vez, Yanka Kupala apreciaba a Zmitrok Biadula por su talento y la laboriosidad. Ellos se hicieron amigos en los años de guerra de 1914 a 1915 y juntos trataban de evitar, hablando en sentido figurado, que se apagara la estrella del renacimiento belaruso. Según Vladislava Frántsevna, ellos dos escribían artículos, corregían los textos, editaban el periódico y, al final, respondían por el mismo. Ellos trataban de escribir con mucho cuidado, cambiado sus nombres, pero la censura militar de cualquier modo encontraba algo de que quejarse, y como resultado, casi todas las ediciones del periódico, “Nasha Niva”, salían con manchas blancas.


Zmitrok Biadula y Yakub Kolas (en el centro) entre los estudiantes de la facultad obrera de la UEB, 1922

Sobre la fuerza de la tierra


El descendiente de los antepasados-semitas Zmitrok Biadula ama a su tierra natal y este amor se percibe a través de las líneas de sus publicaciones en el periódico, “Nasha Niva”. En 1918 él explicó este sentimiento, rechazando la idea de que los judíos no tenían el sentimiento de “amor” hacia su tierra natal. “Sería contra las leyes de la naturaleza”, decía Zmitrok Biadula. Él trató de seguir el proceso de asimilación de los judíos en Belarús, así como la influencia recíproca entre las culturas judía y belarusa. En el libro, “Judíos de Belarús”, hay algunos argumentos interesantes de Zmitrok Biadula en cuanto a la influencia energética de la misma tierra en el hombre que nace en un determinado lugar y comienza a vibrar en armonía con la energía de esta tierra. Es curioso que yo, ucraniana, en muchas ocasiones tenía la oportunidad de sentir la influencia de esta tierra, cuando en 1996 yo con mi marido hicimos un recorrido a pie por Belarús y pasamos a lo largo de su frontera nacional en cuatro meses. Es difícil describir aquellos sentimientos místicos, cuando el idioma belaruso como si saliera de nosotros mismos...

Es así como lo describe Zmitrok Biadula: “La naturaleza original local tiene en sí misma tanto poder que eso influye en otras culturas. Y aquellas personas de nuestra región que escribían en el idioma ruso o polaco, y han adquirido una reputación en la literatura antes mencionada, no podían sacar de sí mismas el espíritu de la tierra belarusa, que vivía en sus corazones. A cada paso se oye que estos escritores son belarusos. El poder de la tierra belarusa hizo lo que en el Gran Ducado Lituania las leyes se escribían en el idioma belaruso y el idioma que hablaban los príncipes lituanos era el belaruso. E incluso ahora los lituanos se quejan de que muchos campesinos de Lituania han sido asimilados con belarusos...

Eso demuestra toda la influencia de la cultura belarusa. Por lo tanto, no es sorprendente que los judíos –que vivían aquí, en su país de adopción– adoptaron más de los belarusos que los belarusos de ellos. La fuerza poderosa de la tierra belarusa ha dado un aspecto espiritual muy especial a los judíos belarusos”.


Yakub Kolas, Yanka Kupala, Pyatrus Brovka y Zmitrok Biadula, 1939

Medios para crear belleza


Obviamente, cada artista tiene algo especial que lo distingue de los demás. Zmitrok Biadula tenía una sensación alegre e inspiradora del mundo y de la vida misma. En virtud de su organización espiritual él buscó apasionadamente rayos de luz en el entorno y en las personas. De esto escribía también Vladislava Lutsévich: “En varias ocasiones, en las conversaciones privadas Zmitrok Biadula se quejaba de la injusticia social, que hacía severa a la gente. Él siempre buscaba un destello de luz y alegría”. Más tarde, en sus informes teatrales y críticos Biadula requería mucho del teatro, sabiendo qué tipo de la influencia tiene su arte.

Personalmente a mí me gusta mucho los artículos de Zmitrok Biadula publicados en el periódico, “Nasha Niva”, “No sólo de pan”, “A la vida” y “La Luz”. Yo puedo suponer que el autor de estas publicaciones –en los que atraía cosmogonía de su percepción del mundo– conocía bastante bien el pensamiento filosófico y religioso de Oriente, así como un destacado monumento de la cultura mundial: la Biblia. Del artículo podemos conocer que en su percepción del mundo Zmitrok Biadula aceptó la idea de que todo en el mundo era unidad e interdependencia del mismo. A su vez, el valor de la vida “no estaba en un elegido”, y no en el “hombre superior”, sino en el pueblo que estaba comprometido con la cultura y la creatividad. Zmitrok Biadula trató de hacer llegar a los lectores sus sueños para que el pueblo lo entiendiera.

¿Cómo despertar el poder creativo de la gente común, que están desconocido hasta un cierto tiempo? Esta pregunta la preocupaba mucho a Zmitrok Biadula, y él trataba de encontrar la respuesta a ella. Sólo a través del idioma materno, cercano y comprensible para la gente, el hombre es capaz de hacer despertar su singularidad y darse cuenta de que la otra persona también tiene alma muy valiosa al igual como la suya. Para Zmitrok Biadula las palabras tienen una especie de la fuerza de energía. Es lo que él escribió al respecto: “Las palabras es el alma de las generaciones vivas y desde hace tiempo están en el olvido o guardadas por la gente. Por lo tanto, las palabras –absorbidas con la leche materna– son cercanas y comprensibles para el pueblo. Las palabras que cantaba la madre, que a través de las sonrisas y lágrimas se movían las almas de las generaciones anteriores... Es como el Santo Evangelio, las palabras están pasando de boca en boca, se fortalecen y se convierten en una especie del acero de Damasco, fino y flexible. Se adhieren hacia los huesos y se reflejan en la psíquica del pueblo. Es una gran parte de su vida, y la mayor parte de su obra de toda su vida”.

Toda la vida humana Zmitrok Biadula la evaluaba como una infinita creatividad y la persona en ella como el creador, capaz de ampliar contantemente sus horizontes. En esto él veía el progreso espiritual de la Humanidad. Para el escritor vivir significaba crear belleza. Según él, la belleza estaba en todo, sólo había que ser capaz de verla: en una vida de las personas comunes, así como en su trabajo y en las relaciones entre las personas, en la naturaleza y en los diferentes géneros del arte de todas las naciones. Por estar reflejada en el arte popular, Zmitrok Biadula llamó a recoger los cuentos populares, canciones y aprender hábitos tradicionales. Es la cultura popular, a través de la cual se puede conocer el mundo espiritual de las personas, su carácter y el alma.

Zmitrok Biadula, al igual que el otro creador, tomaba agudamente todas las experiencias de la realidad rápidamente cambiante y tensa, que ellos enfrentaban y en la que vivían, lo que se reflejó también en su periodismo. Al igual como sus colegas, Yanka Kupala, Yakub Kolas y Maxim Gorki, Zmitrok Biadula se hacía más firme en el camino del entendimiento de la comprensión de la idea belarusa: el propósito histórico del pueblo belaruso en cuanto a la idea y la cultura nacional, la consolidación de las mejores fuerzas activas de la sociedad basadas en actividades espirituales y educativas. En sus discursos periodísticos se puede descubrir algunas revelaciones interesantes en el campo del renacimiento nacional que se perciben como algo peculiar, pues fueron presentados de modo poético y figurativo, expresivo y personal en el programa del programa de Biadula, que él implementó en los próximos años. Trabajando en el instituto de la cultura belarusa, en los años veinte del siglo pasado, en la secretaría de la sección humanitaria, estaba recorriendo pueblos y recogiendo materiales etnográficos y folklóricos, y luego escribía artículos. Impresionan líneas críticas en uno de ellos (“Improvisación nacional”): “Aquellos tomos y colecciones del arte popular de Belarús –escritos por diferentes etnógrafos y científicos– no tenían una centésima parte de lo que entraba en la boca de la gente”. Zmitrok Biadula prefería el contacto vivo con la gente, trataba de guardar muchos pensamientos del pueblo para formar sus ideales, lo que era la esencia del alma de los campesinos belarusos y su alma “original” y “misteriosa”.

Zmitrok Biadula estudiaba el alma humana y la observaba en el ambiente de madereros, artesanos, carreteros y campesinos belarusos, con entusiasmo escuchando, memorizando y haciendo notas de las obras poéticas de arte popular oral: dialectos y refranes, cuentos y fábulas ingeniosas, canciones líricas y épicas. Y luego aquellos motivos folclóricos fueron utilizados generosamente en sus poemas, cuentos, novelas junto con la investigación paralela en los artículos especiales. Él escribió una serie de ensayos sobre la historia del “teatro belaruso”, “Batleyka”, etcétera. En ellos Smitrok Biadula-científico espiritualizaba e inspiraba a Smitrok Biadula-poeta, escritor y filósofo. Por lo tanto, sus artículos emocionales son fáciles de leer y se puede sentir la capa interna de pensamientos no expresados, aquello profundo y místico, que por lo general no puede ser manejado por la palabra.

“Para tener luz y pan suficiente... Ese es el muy importante para los campesinos. Debe haber una cultura y entonces cada pedazo de tierra no se perderá en vano. La cultura y más cultura... El campesino está ansioso por conocer algo...” Estas líneas fueron escritas por Zmitrok Biadula después del congreso de los campesinos en 1917.


La casa en la calle Rabkorovskaya en Minsk donde vivía Zmitrok Biadula

Apóstol de la Palabra y “Educación”


En mi opinión, en la vida Zmitrok Biadula era buscador del sentido de la existencia. Y en la época soviética –como escribe sobre él el escritor, Víktor Kovalenko, en el libro, “Las búsquedas y los logros”– él trató de encontrar una verdad artística de la nueva vida y la mejor manera de determinarla. Antes de eso, en mi opinión, se puede añadir más que Zmitrok Biadula aspiraba a ser un apóstol de la palabra y la cultura, que se llamaba “ilustración”. La cultura para él fue el hecho que educaba, hacía ver a cada persona. Y era una manera que llevó al belaruso a la comprensión de sí mismo como el ciudadano belaruso, que en realidad es igual que representantes de otras naciones y que la muestra su propia cultura.

De aquí se vuelve más comprensible el deseo de Zmitrok Biadula de cubrir todas las áreas de la actividad cultural, teatral y de crítica también. En los años de 1921 a 1924 él dirige el departamento literario del periódico, “Belarús Soviética”, edita la revista infantil, “Zorka”. Y luego edita la revista local, “Nuestra Tierra”. Por un lado, el mismo se hizo más conocedor, del otro lado, buscaba formas y medios para llevar a los conocimientos adquiridos a los demás.

La actividad teatral y crítica de Zmitrok Biadula en cierta manera fue centrada en la búsqueda de los valores humanos eternos en las obras dramáticas, que estaría en sintonía con lo que concentraba en sí la cultura popular. Y en la época soviética, él era partidario apasionado de la idea belarusa que en primer lugar se manifestaba principalmente en el compromiso de Biadula-crítico con el folklore etnográfico y el teatro. También era su forma de búsqueda de la verdadera belleza, que él siempre había admirado. Por lo tanto, en la mayoría de sus informes teatrales y críticos él aconsejaba aprovechar el arte popular en la práctica escénica, teniendo en cuenta que sólo cuando el pueblo belaruso conociera su cultura y volviera al espíritu de sus raíces, él podría ocupar su lugar digno en la cultura mundial. Buena orientación en la antigua mitología popular de los belarusos permitió a Zmitrok Biadula expresar una idea razonable en consonancia con las preocupaciones contemporáneas que era más rica no sólo de los pueblos eslavos, sino también de las naciones indoeuropeas. El arte popular belaruso se conservó casi en su forma original. En la filosofía tradicional, por una parte, él buscaba rasgos de la teatralidad y por el otro, trataba de atraer la atención de los lectores, incluyendo figuras teatrales, hacia el entendimiento del concepto de mundo interior del hombre, aquellos fundamentos que forman parte de su alma. Él quería que los personajes escénicos fueran los portadores de la belleza y la espiritualidad, mostraran su arte, cuyos muchos ejemplos tenían la poética oral y la vida misma.

El talento de Zmitrok Biadula como el crítico teatral fue pulido y perfeccionado en la escritura de las reflexiones de obras de teatro y actuaciones, artículos sobre la historia del teatro de Belarús, y los informes sobre otros eventos teatrales y ensayos. Siendo uno de los fundadores de la crítica profesional de teatro en Belarús, analizó los temas relacionados con la dramaturgia, dirección, actuación y escenografía. En fin, con todo lo que hace un espectáculo teatral una buena representación teatral. Teniendo un alto nivel cultural, conociendo varios idiomas extranjeros y la literatura, el escritor mismo, Zmitrok Biadula, era demandado mucho de los demás críticos. Lo que en primer lugar comprobaba la alta demanda de sí mismo. Para ser un crítico, escribía él, es necesario tener “talento artístico y ser un artista. Es necesario a veces entender al autor de un vistazo y tras una palabra poco clara adivinar que el autor quiere decir. El crítico debe entender las inclinaciones del autor, sus lados fuertes y débiles, y enviarlo a donde él pueda sentirse fuerte…”

El arte teatral de Belarús para él era aquel mismo “autor”, a la cual comprensión profesional él trataba de llegar durante toda su vida.

El comienzo de los años veinte del siglo pasado fue marcado por los acontecimientos significativos de la vida cultural del país. El 10 de agosto de 1920, fue abierto un nuevo teatro belaruso bajo la dirección de Vladislav Golubka, y el 14 de septiembre el Teatro Nacional de Belarús. La apertura de los teatros profesionales planteó ante la crítica varios temas importantes que requerían su comprensión teórica. Las actividades profesionales de los teatros para Zmitrok Biadula al igual que para otros críticos, fue aquel fundamento, en la que comenzó a crecer la crítica belarusa y desarrollarse los criterios y la terminología. Los artículos de Zmitrok Biadula, por ejemplo, “Nuestro Teatro” y “Teatro y educación de las masas”, son distintivos por su nivel artístico e indican una combinación orgánica del talento de Zmitrok Biadula: historiador, crítico y publicista teatral. Su nota dominante es la pasión periodística, actitud cívica de hombre-creador que sinceramente y como podía, vivía honestamente, trabajaba abnegadamente y crecía junto con su época.

En conclusión


Según admitía Zmitrok Biadula, dos corazones vivían en su pecho, dos musas lo motivaban. Una de pelo oscuro, miraba con los ojos negros llenos de lágrimas y tenía cara triste... “A mí, a mí..., susurraba ella. Recuerda que en ti fluye la sangre del godo judío”. A su vez, su otra musa tenía cabello de color lino. Ella sostenía un arpa en sus manos y cantaba canciones de la tierra belarusa. Su voz sonaba: “A ti te ha alimentado mi tierra y mis campesinos... Tu Jerusalén está justo aquí, en estos bosques y valles, que han dado el poder corporal y espiritual para ti”.

Valentina Zhdanóvich
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