Hace falta señalar que mi primera impresión –relacionada con Elena Baranóvskaya– es el sabor suave y melodioso. Cuando ella entró, a mí me pareció que no era sabor, sino el perfume bien delicado. A su vez, su técnica de pintura también recuerda un encaje: mezcla de colores suaves y cálidos, de los que nacen charcos de leche y lirios de color blanco y plata...
Patrones de textura suave, líneas fluidas y la niebla parecen ser absorbidos y grasientos, puestos como una crema en los productos de confitería. A su vez, sus pinturas despiertan el apetito, sus paisajes y naturalezas muertas son vivas.
La vida y la obra
Elena Baranóvskaya, artista, profesora de la Escuela de Artes Akhrémchik, es la hija del artista popular de Belarús, Anatoly Baranovski, quien primero descubrió su talento artístico y le abrió el mundo de la pintura.
— Heredé de mi padre los secretos de nuestro oficio, y en cuanto al arte, mi abuela era encajera. Ella tejía hermosos encajes, que luego los exponía, cuenta Elena y sonríe. Así que podría ser un código genético.
Así que no es ninguna casualidad que su manera de pintar se parece a encaje...
Losk. Vista desde el poblado castreño 2015
En las obras de Elena Baranóvskaya hay silencio, paz y tranquilidad al igual que en las pinturas de su famoso padre, Anatoly Baranovski. Es la armonía, que ayudó al maestro a desarrollar su propio estilo artístico: único y reconocible. Hoy en día, los cuadros de Elena Baranóvskaya están presentados en las exposiciones nacionales e internacionales, así como forman parte de colecciones privadas.
La suavidad, el silencio, la tranquilidad y la paz...
Las nubes flotan lentamente...
Y con la belleza dulce unen
Sombras y estallidos de la luz.
— Mucho en esta vida depende de quién esté a tu lado. En este sentido, para mí es todo más fácil, porque me rodean artistas, dice Elena.
La ultima nieve. 2013
Su primer maestro en el arte fue su padre. Él apoya a Elena en la vida y en el arte, una vez elegida por ella una profesión esencialmente masculina. Delicada, suave, encantadora, la artista encarna en sus lienzos una verdadera armonía. Es imposible olvidar a mencionar una expresión muy sabia, que la mujer conserva su feminidad sólo si a su lado está un verdadero hombre. El esposo de Elena Baranóvskaya –Vitaliy Gerásimov– es el catedrático del departamento de pintura de la Academia Nacional de Artes de Belarús. Sus obras son más expresivas y contrastes. Pero la paciencia de Elena y la expresión de Vitaly milagrosamente se combinan, creando aquella misma armonía universal... Sobre una de sus exposiciones conjuntas los visitantes dijeron lo siguiente: “Es como el vino y leche”. Buen estado de humor y comprensión mutua. ¿Acaso no sea el secreto de la felicidad familiar?
Manchas de la vida
Como si cada una de ellas
En sus gafas
Vives y no aprendes de la vida.
Alrededor todo tan lucido y transitorio,
Claro.
Y tú siempre estás buscando armonía...
Rosas. 2013
Además de eso, cabe destacar que el hijo de Elena y Vitaly, becario del Fondo Especial del Presidente de Belarús para el apoyo a los jóvenes con talento, Gleb Gerásimov, y su esposa, Verónika Gerásimova, también se dedican a la pintura. Los dos dan clases en la Escuela de Artes Akhrémchik. Me parece que las pinturas de Gleb Gerásimov están asociadas más que cualquieras con la teatralidad y la interacción con el público. Para el artista el fondo en la pintura es también un gran protagonista. Además de eso, entre la multitud obligatoriamente hay una persona que está reflexionando.
¿Dónde estamos? Como sí en un cuadro
Apareció un espectador.
El protagonista está pensando.
Pero rápidamente
Se acuerda de la soledad.
Nota blanca.
Es un gran misterio, como en una familia artística cada miembro ha logrado mantener su propio estilo. ¿Tal vez es también el mérito de Elena?
Elena Baranóvskaya pinta aquellos lugares en nuestra querida Belarús, donde se puede encontrar la paz mental, sentir la armonía, relajarse, respirar el aire fresco y mirar atentamente las nubes mullidas. La artista capta ingeniosamente la naturaleza primaveral y la colorea con pinturas de color azul, gris y amarillo-morado.
Despertamiento. 2015
— Pinto sobre todo paisajes y naturalezas muertas, por lo tanto, la principal fuente de la emoción y el deseo de trabajar para mí es la naturaleza. No busco la inspiración, porque sé que está por todos lados. El artista se diferencia del resto de las personas por saber observar, percibir y captar, asevera Elena Baranóvskaya.
Si miramos unos minutos las pinturas de Elena, se puede sentir el escalofrío en la piel. Es una realidad con un sabor de la libertad y la felicidad sirena y misteriosa, donde las nubes esponjosas no entran en conflicto y coexisten armoniosamente con plantas que crecen en la tierra... Cabe señalar que uno no siente solitario al ver colores algo fríos en las pinturas de Elena Baranóvskaya. Las pinturas de la artista transmiten aquella belleza de la naturaleza en su estado de transición, que no siempre se puede percibir.
En una de las naturalezas muertas de Elena Baranóvskaya están presentadas pequeñas rosas de color púrpura suave en un florero azul con una cinta amarilla. Este cuadro de modo muy preciso transmite la energía festiva, pero tranquila y brillante... De mujeres. Esta naturaleza muerta puede ser nombrada “Recuerdo”. La luz suave pasa gradualmente al tono verde, azul, amarillo y reflejos “tranquilos” no sobrepasan una gama integrada de colores. Este trabajo es el recuerdo del día, cuando regalan rosas y sonrisas.
Nocturno. 2013
El otro don extraordinario –que tienen los artistas Baranóvskiye– es que ellos saben transmitir secretos de la maestría profesional y educan a verdaderos artistas. Anatoly Baranovski enseñó durante muchos años en la Academia Nacional de Artes de Belarús y educó a varias generaciones de artistas belarusos. Se destacan entre sus compañeros también los ex alumnos de Vitaly Gerásimov. Cada uno de ellos tiene su propio estilo artístico único de la pintura y lo que es muy importante en el trabajo, tienen su carácter fuerte y bien expresivo. Con éxito participan en concursos nacionales e internacionales de arte y exposiciones también los estudiantes de Gleb y Verónica Gerásimovy.
Pero a mí me parece que Elena tiene un talento pedagógico muy especial. Como dicen sus colegas, cuando ella llegó a dar clases en la Escuela de Artes Akhrémchik, sus estudiantes sorprendían a todos por el número y la calidad de las obras preparadas para la visualización. Incluso un joven –que vino del campo y nunca tomaba clases de pintura– a finales de sus estudios hizo varias exposiciones personales. El secreto es simple. Los estudiantes miraban a su profesora y veían cómo ella trabajaba, visitaban exposiciones y trataban de llegar a la perfección. A esta altura, las obras de los estudiantes de Elena Baranóvskaya permanecen en exposiciones junto a sus obras. Es el mejor regalo para la profesora…
Un día de verano abrazador, esperando a Elena Baranóvskaya en el primer piso de la Escuela de Artes Akhrémchik, yo la observaba dando las clases al aire libre a los estudiantes del primer curso. Movimientos y sonrisa suave y una mirada firme comprobaban que esta mujer era delicada y reservada. Parecía que Elena se sentía inspirada por el proceso de la creación de bellas imágenes, incluso cuando daba consejos y sugerencias a sus estudiantes. Ella se les acercaba, y a mí me parecía que su caminata tuviera una cierta trayectoria... Así el rayo de sol errante pasea entre vidrios y esculturas y lo esperan para disfrutar de su encantador brillo y se entregan conscientemente al maravilloso mundo de arte.
Olga Ropat