Con la misma velocidad que en la ciudad se construyen edificios de vidrio de gran altura, crece el número de escaladores industriales

Por el borde de un diamante

Con la misma velocidad que en la ciudad se construyen edificios de vidrio de gran altura, crece el número de escaladores industriales. En el verano se puede ver claramente, como ellos, como si sean hormigas, escalan por los edificios de muchos pisos. Es curioso observar como los escaladores se encuentran en los lugares de difícil acceso por tener edificios formas inusuales. Por ejemplo, tomamos el edificio de la Biblioteca Nacional de Belarús. Decidimos subir con los escaladores a la altura para conocer como es trabajar sin sentir el suelo bajo los pies.


Los alpinistas de Minsk tienen mucho trabajo en verano

“Vamos a la “corona”, ya hemos terminado de trabajar en la “falda”, — grita Rys, nombrando la parte superior de la biblioteca la “corona”, y el vidrio del atrio de la biblioteca la “falda”. A propósito, Rys es el jefe del equipo de escaladores, Alexei. Todos sus compañeros –Dmitry, Sergey y Vitaly– también tienen sus apodos. “Nosotros achicamos los apellidos. Así es más conveniente”, explican los escaladores.

La comodidad en el trabajo de los escaladores es el número dos en la lista de importancia. El número uno es, por supuesto, su seguridad. Por eso cada jornada laboral los jóvenes la comienzan con el control de las cuerdas: de trabajo y de seguridad. Además de eso, los escaladores revisan el dispositivo para bajar, rodillos de bloque, carabinas y ensamblajes. Mientras ellos ponen su “uniforme”, incluyendo el casco, nosotros junto con los representantes de la empresa, “Luz pura más”, la jefa de ventas, Nina Radévich, y el señor, Dmitry Linévich –que siguen el trabajo de sus escaladores en la obra, estamos subiendo al piso más alto número 23 de la biblioteca, al mirador. A propósito, aquí la altura es de más de 73 metros. Se nos corta la respiración por la belleza de la ciudad hasta que no notemos cómo los escaladores pasan a través de los rieles y comienzan el descenso.

— Lo veo todos los días, pero me preocupo mucho por ellos, la señora Nina cierra los ojos.

— Los mismos escaladores ya están cansados de responder a la pregunta, si tienen miedo. “Normalmente la gente hace sólo tres preguntas: “¿Tienen miedo? ¿Cuánto les pagan? ¿Y si se puede jugar con las cuerdas?” se ríe Alexei y sigue como los chicos empiezan a trabajar. Se les da cubos, trapos, escobas para limpiar, varillas, microfibras. Son cosas necesarias para limpiar las ventanas de la biblioteca.

— Para la limpieza de las superficies se utiliza un juego estándar de herramientas para los servicios de limpieza. Las ventanas de la biblioteca están protegidas con películas especiales, por lo tanto, es necesario lavarlas solamente con agua y jabón suave para no dañar la estructura superficial. No se puede utilizar soluciones alcalinas y ácidas. A propósito, de este modo limpian uno de los edificios más altos del mundo que se encuentra en Dubái: el rascacielos, Burj Khalifa, explica Nina Radévich.

Resulta que los escaladores no pueden llegar a cada parte de la biblioteca. Este año, ellos por primera vez subieron a algunas ventanas de difícil acceso, utilizando andamios móviles. Por ejemplo, se trata de las ventanas que están en la pendiente negativa.

Decidimos ir a ver cuál es el problema allí.

Nina me invita a pasar a una zona, donde aún no estaba ningún periodista: entre la pared más sólida de la biblioteca y la fachada acristalada del edificio. Me siento terriblemente asustada y un poco incómoda. Allí, desde el interior, permaneciendo en la escalera, las ventanas se las limpian las muchachas. A su vez, los escaladores pasan horas afuera.

— En los bordes “positivos”, como los llamamos, nosotros lavábamos las ventanas en las rodillas, lo que, por supuesto, es difícil hacerlo, comenta Alexei. Qué bien que tenemos alta resistencia.

Nina cuenta que los escaladores de la empresa trabajaban en casi todos los edificios altos en Minsk. Pero la Biblioteca Nacional sorprendió a todos por muchos lugares inaccesibles.

— Los diseñadores, proyectando los edificios, no siempre prevén medidas en cuanto a su mantenimiento seguro, dice Nina Radévich. Olvidan de los lugares de emplazamiento para el montaje de equipos de escalada para la limpieza de una fachada del edificio, las entradas para las plataformas y de un ancho suficiente de los puntos ciegos. Así que luego nosotros debemos solucionar el tema de acceso a las así llamadas zonas muertas.


Sólo imagínese: para limpiar la Biblioteca Nacional, se necesita de tres a seis meses de trabajo de los escaladores. A propósito, los jóvenes están dispuestos a trabajar todos los días. Los únicos obstáculos para ellos son un fuerte viento, la lluvia, la niebla, el calor o el frío.

Para convertirse en un escalador profesional, es necesario tener la conclusión de la comisión médica para el trabajo en altura, el diploma de finalización de la formación en centros especiales en el campo del alpinismo industrial y trabajos en altura. Nina Radévich enfatiza que también se requieren mucha experiencia, la inteligencia y el ingenio. Aquí no se necesitan personas “locas”.

Lo dicen también los mismos escaladores. A pesar del hecho de que ellos a menudo bromean (de este modo ellos se descargan y tratan de evitar el estrés), están preparándose seriamente para trabajar en altura.

— Nos guste o no, pero también tenemos una sensación de miedo a las alturas, confiesa el escalador, Alexei Rys. Y está muy bien que tenemos esta sensación. Pues con la experiencia, uno se da cuenta de la importancia de responder de cada acción propia.

Alexei Rys de 36 años de edad es consciente de los peligros. Cuando comenzaba a dedicarse a este oficio, cayó varias veces. Por primera vez desde la altura de siete metros y rompió el talón. Cuando cayó del segundo piso, sólo pasó por un gran susto y más nada.

— Caí por mi propia tontería, sin pensar seriamente sobre el peligro, explica él. Era joven y no sentía ningún miedo.

A propósito, todos los escaladores –que trabajan en la empresa hoy en día– tienen la educación superior. Entre ellos ex maestro de educación física, ingeniero-constructor, entrenador, policía. Cada uno de ellos hizo cursos de formación para escaladores, donde aprendió los conceptos básicos de la teoría y la práctica. Les pregunto si les gusta su trabajo.

— Nos gusta mucho que subimos a las paredes, una vez más bromean ellos.

— Al “monito” –así llamamos a aquellas personas, que sólo pueden subir y bajar a la altura– se puede enseñar a hacerlo en dos semanas, pero a un profesional –que cumple con cualquier trabajo, independientemente de la complejidad del objeto– es necesario enseñarlo al menos de tres a cuatro años, dice el jefe de brigada.

En verano los escaladores están muy ocupados. El período más tranquilo es de febrero a marzo. En invierno los jóvenes principalmente quitan nieve de los tejados, limpian la acumulación de hielo y trabajan en los interiores.

Nina Radévich añade:

— Anteriormente, los servicios de los escaladores industriales se los utilizaban por regla general sólo los constructores. Pero con la aparición de los nuevos edificios de gran altura, así como las estructuras de vidrio y metal, el trabajo de los escaladores se hizo muy demandado.

Despidiéndome de Alexei Rys lo pregunto, si piensa ir de vacaciones este verano, o tomará el sol en los tejados de Minsk.

— No planeo nada, tengo mucho trabajo. Es posible que me anime a ir a las montañas. Claro que yo no soy una “berenjena en la huerta”, pero lo que nunca haría es saltar con paracaídas, pues me da mucho miedo, responde él y sube a la “corona” de la Biblioteca Nacional de Belarús.

Anna Kisel
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