A menudo la ciudad belarusa de Nesvizh – la capital sin corona del Gran Ducado de Lituania – la llaman pequeño París

Musas de artes se reúnen en Nesvizh

A menudo la ciudad belarusa de Nesvizh – la capital sin corona del Gran Ducado de Lituania – la llaman pequeño París. Hace veinte años atrás esta antigua localidad fue declarada capital del festival de música, “Musas de Nesvizh”.


Hubo varias razones para celebrar el festival en esta ciudad. El papel de Nesvizh en el desarrollo, en particular de la cultura musical nacional, es excepcional. El godo noble de los Radziwill –que en cierto tiempo reinó en estas tierras– aspiraba constantemente por hacer esta ciudad uno de los mayores centros culturales de Europa. Precisamente Nesvizh en los siglos de XVII a XVIII fue el centro de atracción de los mejores músicos. Aquí se creían y luego se difundían por todo el mundo distintas corrientes musicales que combinaban en sí elementos de la cultura local y occidental.

Devolver a los oyentes las obras musicales de aquella época –inmerecidamente olvidadas y a veces completamente desconocidas– lo decidió la Orquesta Nacional Sinfónica dirigida por el artista popular de Belarús, Mikhail Finberg. Esta iniciativa fue inmediatamente apoyada por las autoridades locales. Con el fin de comprobar que la historia de nuestra música no comenzó en 1917, ya que nos enseñaban en el conservatorio, sino mucho antes. Y que aquí fueron creados polonaises, mazurcas, sonatas y óperas iguales a las obras clásicas europeas bien reconocidas. Gracias al realizado trabajo cultural y científico hoy en día conocemos nuestro importante legado musical que parte del siglo XVII.

Las composiciones musicales de Mikhail Cleofás Oginski, Jan Holand, Mikhail Yelsky, Napoleón Orda, Osip Kozlovsky, Stanislaw Moniuszko, Mieczyslaw Karlovich, Mateo y Anthony Radziwill recuperadas de la nada –que en cierto tiempo sonaron en fiestas celebradas en castillos, fincas de alta burguesía y a veces fueron promovidas incluso en todo el mundo– ahora tienen a sus oyentes muy agradecidos en Nesvizh y comprueban que la así llamada música seria no atrae a las masas sobre todo fuera de la ciudad de Minsk. La confirmación de esto son los éxitos taquilleros constantes durante conciertos Nesvizh celebrados a lo largo de los años del festival. De un especial orgullo del maestro Mikhail Finberg es el hecho de que a estos eventos ya vienen los hijos de aquellos que una vez han asistido a los primeros festivales de música.

Fue todo un éxito taquillero, cuando el festival de música, “Musas de Nesvizh”, celebraba su 20° Aniversario. Los festejos fueron llevados a cabo en la biblioteca central municipal, el ayuntamiento, el centro de cultura y recreación y la sala de teatro del conjunto del palacio. El público fue invitado para ver un interesante programa de información, en el marco del cual tuvo lugar el intercambio de ideas científicas y la presentación de las obras de arte plástico, y por supuesto, fueron celebrados nuevos encuentros con buena música.

No es nada fácil organizar y celebrar un buen festival de música. Pero convertirlo en un evento tradicional resulta mucho más difícil. Sin embargo los fundadores del festival en Nesvizh señalan que la música popular antigua y moderna debe sonar aquí también en el futuro. Y eso significa que el próximo mayo las musas volverán a pasar por su capital acogedora.

El festival de música, “Musas de Nesvizh”, se basa en un fundamento científico bien sólido. En su preparación toman parte los expertos más importantes de nuestro país en el campo de historia, arquitectura, música, teatro y artes visuales. Los frutos de su trabajo de investigación están plasmados en el libro editado este año, “Musas de Nesvizh”: 20 años de la educación artística”. Su presentación tendrá lugar durante la conferencia científica que se celebra en el marco del festival a partir de su fundación.

Irina Svirkó
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