Me siento agradecido por mi destino

El rector de la Universidad Nacional de Belarús Sergey Ablameyko el reconocido científico en el campo de tecnologías informáticas, el académico y el ganador de numerosos premios es una de esas personas, con la que es fácil de hablar de diversos temas.
El rector de la Universidad Nacional de Belarús Sergey Ablameyko el reconocido científico en el campo de tecnologías informáticas, el académico y el ganador de numerosos premios es una de esas personas, con la que es fácil de hablar de diversos temas. En realidad, es un hombre de la Cultura. Hace falta señalar que la cultura en la traducción del idioma latín significa el cultivo, la educación, el desarrollo, el respeto y la educación. Y la enseñanza, así como la educación, como sabemos, es el dominio de la cultura y el proceso de su transferencia de una generación a otra.

El rector de la Universidad Nacional de Belarús Sergey AblameykoPero la cultura, a priori, no existe sin el hombre, sin su personalidad y su estilo de vida. Y, por supuesto, fuera de su profesión. Sin conocer la frase del rector Ablameyko, “Los rating y la imagen de la universidad influyen en la cultura de la ciencia y la educación, en general”, no hubiéramos invitarlo a ser el protagonista de esta edición de la revista. Por lo tanto, tomamos la decisión de darle la bienvenida para expresar su opinión y para presentar a ustedes, estimados lectores, a la persona que dirige una las instituciones de enseñanza superior más importantes de nuestro país.

¿Cuál fue el camino del científico belaruso nacido en la antigua Unión Soviética? A los 28 años de edad Sergei Ablameyko defendió su tesis de candidato a doctor en ciencias y a los 34 años su tesis de doctorado. A los 35 Ablameyko ya fue reconocido científico en la antigua Unión Soviética. A propósito, sus cuatro diplomas –de candidato a doctor en ciencias, de investigador científico jefe, de doctor en ciencias y de catedrático– él obtuvo en la antigua Unión Soviética. Entonces todo el mundo conocía el valor de un diploma soviético, de lo que está muy orgulloso nuestro protagonista. En 2002, Sergei Vladímirovich fue designado el director general del Instituto de la Informática y comenzó a aprender las leyes de la gestión de un colectivo grande. En 2009, él recibió el título superior en la comunidad científica: del académico. Hace falta señalar que Sergei Vladímirovich con mucho respeto habla de todos sus profesores, que lo acompañaban durante toda su vida, a partir de la escuela. Y ahora de cualquier encuentro él trata de hacer conclusiones útiles para sí mismo, entendiendo que cada relación y situación enseñan a las personas, y cada logro es un peldaño en el camino para seguir avanzando. Vale la pena decir que la comprensión de la naturaleza evolutiva de la vida destaca a Sergei Ablameyko como a una persona que es consciente de sus leyes dialécticas. Su libro, “La cibernética de la vida”, lo comprueba:

“En julio de 2009, el presidente de Belarús, Alexandr Lukashenko, solemnemente entregó los diplomas a los nuevos miembros de la Academia Nacional de Ciencias de Belarús. De este modo acabó larga trayectoria de Sergei Vladímirovich en la ciencia.

“La trayectoria de treinta años. Dura y espinosa pero muy interesante. Mientras tanto, me daba cuenta de que todo acababa de empezar. En ese momento yo ya era el rector de la universidad (a partir de 2008 — Aut.) y cumplía con un gran número de tareas. Tuve que trabajar mucho. Mi vida comenzó a correr aún más rápido…”

Él tuvo suerte, según cuenta en su libro, de participar en la implementación de trabajos científicos dedicados a los temas militares y ver desde adentro todo el potencial de la ciencia de defensa soviética. El científico Ablameyko creaba también mapas digitales para tareas de vuelo de misiles de crucero, y posteriormente se dedicó al desarrollo de tecnologías, que formaron la base de desarrollos en la esfera espacial nacional. A propósito, Sergei Vladímirovich asegura que en los modernos smartphones, tablets, cámaras y computadoras podrían ser aplicadas las tecnologías desarrolladas en el Instituto de la Informática de Minsk. Debemos admitir que antes no se apreciaban logros de los científicos soviéticos y decían que eran desarrollos de la ciencia occidental. De hecho, sigue contando Sergei Vladímirovich, estas tecnologías novedosas fueron ampliamente utilizadas en el mundo informático. El gran número de desarrollos fue publicado y estaba disponible para los especialistas que se dedicaron al diseño de los nuevos dispositivos.

Hoy en día, el trabajo administrativo consume la mayor parte de su tiempo. Lo que el rector Ablameyko toma con la gratitud. Además de eso, él busca el tiempo para escribir artículos científicos. Sólo en revistas y actas de congresos internacionales fueron publicados más de 150 de sus artículos en el idioma inglés. Japón, Italia, España, Grecia, Australia, Nueva Zelanda, Hong Kong, Estados Unidos y Gran Bretaña: no es una lista completa de los países, con los que Sergei Vladímirovich coopera como el científico y catedrático.

— Sergei Vladímirovich, ¿en su opinión, qué significa la cultura de la ciencia y la educación?


— Si hablamos brevemente, la educación es el proceso de transferencia de los conocimientos y valores culturales. La cultura es parte de la esencia misma de la educación, que determina su estructura, la lógica de la acción de un profesor y la estrategia de la organización de todo el proceso de educación. Lo mismo se puede decir sobre la ciencia. Pero si el arte, por ejemplo, es el pensamiento en imágenes, la ciencia es el pensamiento en conceptos. O mejor dicho la ciencia es el factor de la formación de la cultura del desarrollo de la Humanidad.

— ¿Qué le parece el resultado del rating QS? ¿En qué se basa?

— Me siento muy contento... Pues es uno de los rating más importante en el mundo. Me agrada mucho el hecho de que la reputación internacional de nuestra universidad está aumentando de año en año. Espero que esta situación lleve a un mayor interés de parte de los estudiantes extranjeros.

El año pasado fueron matriculadas mil 152 personas. ¡Es todo un récord para la Universidad Nacional de Belarús! A propósito, después de que el ministerio de Educación de Belarús hace dos años permitió a los ciudadanos de los países de la Comunidad Económica Euroasiática ingresar en la universidad a partir de los mismos términos que los ciudadanos extranjeros, en nuestra institución ingresaron los jóvenes de Rusia, Kazajistán y otros países de la antigua Unión Soviética. La resonancia del rating es bastante alta y se basa en un análisis de datos sobre la institución de enseñanza superior, entrevistas de expertos y empleadores. Además de eso, se toma en consideración el índice de citas de artículos científicos en los últimos cinco años, así como la relación entre el número de profesores y estudiantes extranjeros.

— ¿Cuál es su estrategia de atracción de estudiantes?

— El tiempo requiere otros enfoques hacia la modernización del sistema de educación en las condiciones de la informatización de la sociedad. En otras palabras, debemos trabajar y hacer todo lo posible para ser parte del espacio educativo internacional. Lo que está relacionado no sólo con la colocación en la red global de las publicaciones científicas, sino también con la organización de los cursos de educación, seminarios, conferencias y programas. Tenemos claro que los jóvenes de hoy día nos evalúan, en primer lugar, en la red global. Por lo tanto, a esta altura, exigimos que cada profesor nuestro tenga su portafolio digital. Entiendo que no es fácil crear ciclos de conferencias y trabajos laboratorios y prácticos en un formato electrónico y ponerlos en Internet... Pero de eso depende la imagen de la universidad moderna, lo que influencia también en el rating, la cultura de la ciencia y en la educación en general.

— ¿Le agrada el nivel cultural y educativo de sus estudiantes?

— Claro que sí, son chicos muy inteligentes. Doy clases en el tercer y cuarto año, en la facultad de matemáticas aplicadas e informática. Conocen todo lo que les pregunto. Son muy inquisitivos, curiosos y aprenden muy rápido cosas nuevas. Es muy agradable enseñarlos.

— Ahora el personal docente no participa en la campaña de ingreso en la universidad. Los chicos se matriculan tras presentar resultados de las pruebas centralizadas. ¿Qué le parece eso?

— Todos los sistemas, como se sabe, tienen sus pros y sus contras. Los profesores con experiencia dicen que esta forma no justifica a sí misma. “Nos gustaría ver, como los aspirantes resuelven problemas y mirar sus ojos”. Claro que este enfoque tiene su lógica. Pero por otro lado, siempre hay subjetividad en la evaluación de los conocimientos, que puede ser impredecible en las pruebas centralizadas, que no es una invención belarusa: a esta altura, todo el mundo utiliza pruebas por escrito.

En raras ocasiones los alumnos fuertes fallan en las pruebas centralizadas. Sobre todo porque en las escuelas durante todo el año ellos practican las pruebas de ensayo. Así que este sistema permite de modo bastante adecuado evaluar un nivel básico de conocimientos de los graduados en diferentes materias. Todos los aspirantes bien preparados ingresan sin problema. Claro que siempre hay excepción. Cuando una persona, por ejemplo, se puso muy nerviosa... Sin embargo, creo que los estudiantes deben estar preparados psicológicamente para cualquier prueba. Pues tendrán que rendir muchos exámenes y pruebas durante sus estudios en la universidad. No les queda otra. A veces dicen que la generación actual es menos preparada que la anterior. Nunca apoyaría esta visión. Pero me gustaría señalar que algunas materias del programa escolar los jóvenes se las estudian, hablando en sentido figurado, de modo “opcional”. La tendencia es bien explicable. Ahora es necesario conocer tantas cosas: idiomas extranjeros, tecnologías informáticas y de red, así como la inteligencia artificial...

— ¿Qué tal nuestro país, si comparamos nuestro sistema de educación superior con el de otros países?


— Como se sabe, el proceso de Bolonia tiene dos etapas de formación: la primera y la segunda. El año pasado pasamos de la enseñanza de cinco años a la de cuatro. Pero no se trata de todas las facultades y especialidades. No importa, cuánto dure la enseñanza. Pues es más importancia tiene una trayectoria individual: los estudiantes pueden estudiar incluso durante diez años o más. Las universidades europeas hace más de diez años pasaron a un sistema de 4 + 2. También se utiliza el sistema de bachillerato: 3 años y de magistratura: 2 años. El invierno pasado la Universidad Nacional de Belarús fue visitada por el rector de la Universidad Abierta de Gran Bretaña, que habló de las deficiencias de su sistema actual de educación. Sus estudiantes tienen carga docente semanal de 19 horas, lo que significa solamente tres horas académicas a diario, si vamos a dividirlo a seis días de estudios. Ahora los estudiantes de la Universidad Nacional de Belarús tienen 25 horas. Y no 19 como los jóvenes británicos. ¿Qué le parece, en tres años podría ser preparado un buen especialista? Muchas universidades extranjeras están promoviendo la auto-educación. Sin duda, eso debe existir. Pero en este caso surge la pregunta: ¿para qué existen las universidades?

— ¿Sin embargo, la educación superior de Belarús atrae a los estudiantes extranjeros?

— En Belarús, están preservadas las mejores tradiciones de la formación clásica y fundamental. Especialmente en las disciplinas de las ciencias naturales. En particular, en la Universidad Nacional de Belarús hemos mantenido las escuelas superiores de matemática, física, química. Mis colegas extranjeros confían en nuestros graduados y les gustaría verlos como sus estudiantes.

La muestra de la calidad de nuestra educación es la popularidad de nuestra universidad entre estudiantes extranjeros. Su número crece cada año. El año pasado, en nuestro centro docente de enseñanza superior estudiaban en torno a tres mil estudiantes de diferentes países. Y hace cinco años, su número fue sólo de mil 300. En general, en las universidades belarusas fueron formados más de diecisiete mil estudiantes extranjeros. Esta cifra está aumentando cada año. Estoy seguro de que el alto puesto de las universidades belarusas en los ratings internacionales aporta a la popularidad de nuestra enseñanza superior. A propósito, a finales de los años setenta del siglo pasado, la Universidad Nacional de Belarús fue una de las 25 mejores universidades de la antigua Unión Soviética.

— ¿Cómo atraen a los estudiantes extranjeros?

— Para eso utilizamos ferias científicas de educación, internet y publicidades. Además de eso, hay acuerdos con diferentes empresas de admisión. A propósito, hoy en día, según el número de estudiantes el primer puesto lo ocupan China y Turkmenistán. Son por 700 personas de cada país. Además de eso, en nuestra universidad estudian los jóvenes de los países europeos y los Estados Unidos. La enseñanza se está llevando a cabo en el idioma ruso. En el futuro, tenemos la intención de dar clases en el idioma inglés a partir del primer año.

— ¿Cuánto tiempo está dando clases y si le gusta trabajar con los estudiantes?

— A partir de 1985 doy clases, una vez defendida la tesis de candidato a doctor en ciencias. ¿Si me gusta mi trabajo? Claro que sí. Comparto en mucho los gustos de los jóvenes de hoy. Por ejemplo, en el tradicional Día del Estudiante de primer año –que tuvo lugar en el Palacio de Deportes– yo con mucho gusto participé en todas las actividades festivas. Además de eso, yo atiendo en la oficina electrónica, donde respondo a todas las preguntas de los estudiantes. También a veces visitó albergues de estudiantes...

— ¿Cómo en la Universidad Nacional de Belarús tomaron la nueva versión de las normas de admisión a las universidades belarusas?

— Este año en Belarús fue suspendido el concurso separado para los aspirantes de las zonas rurales. Todos los solicitantes tenían mismos derechos. En nuestra universidad ingresan muchos chicos engresados de las escuelas rurales. En general, en la Universidad Nacional de Belarús estudia el 40 por ciento de los minsqueños, los demás son de otras ciudades y pueblos de Belarús.

— ¿Usted también nació en una ciudad provincial?

— Nací en Vóronovo (municipio de Lida, provincia de Grodno — Aut.) En los años sesenta del siglo XX estudié allí y en 1973 me gradué de la escuela secundaria. En nuestros tiempos nadie tomaba clases adicionales. Yo estudiaba muy bien, ganaba concursos municipales y provinciales de matemáticas y física. Cuando estudiaba en el octavo grado, junto con mi compañero ingresé en la escuela de física y matemáticaa del Instituto Físico y Técnico de Moscú para estudiar por correspondencia. Nos enviaban tareas y nosotros resolvíamos problemas de alta complejidad. Claro que podríamos una vez graduados de la escuela secundaria ingresar en una de las universidades de Moscú, pero nos dio miedo... Así que ingresé en la Universidad Nacional de Belarús, al obtener “bueno” en el idioma ruso. En cuanto a los demás exámenes los rendí muy bien y recibí “sobresaliente”.

— ¿Visita a menudo su tierra natal?


— Muy a menudo paso por mi pueblo natal. Mi madre de 82 años de edad vive en Vóronovo. Me reúno con los chicos locales. A su vez, para los ganadores de la olimpíada de matemáticas e informática incluso fue establecido el premio en mi honor. Es sumamente importante apoyar a los chicos con talento materialmente, así como moralmente. La escuela me dio un comienzo en la vida, así que con mucha gratitud devuelvo a mi tierra natal la “deuda”.

— ¿Sus padres le ayudaban con las matemáticas?

— Jugaba con mi padre al ajedrez... Tuve incluso la primera calificación de adultos siendo alumno de décimo grado. Ganaba concursos municipales y provinciales e incluso participaba en las competiciones nacionales. Además de eso, practicaba baloncesto, fútbol, hockey. Jugaba por la escuela en el equipo de tenis de mesa y fui dos veces campeón de la escuela, siendo alumno del noveno y décimo año. Así que, como se puede ver, me dedicaba no sólo a las matemáticas, sino también la física.

El día de estudiante de primer año en la Universidad Nacional de Belarús Sergey Ablameyko siempre lo celebra con estudiantes

— Al parecer, usted no es individualista por su naturaleza, y le encanta trabajar en equipo…

— Las habilidades de trabajo en equipo las adquirí cuando joven. Como he contado, resolvía junto con mi compañero los problemas enviados del Instituto Físico y Técnico de Moscú. Más tarde, perfeccionamos nuestros conocimientos trabajando sobre los programas espaciales.

— ¿Las matemáticas es la gimnasia de la mente, es así?

— Las matemáticas ordenan la mente. Pero no diría que los humanitarios no tienen lógica. Los matemáticos toman de su ciencia un enfoque sistemático para solucionar situaciones cotidianas. Ellos tienen que poner todo en su lugar en la mente para poder seguir adelante. Los humanitarios tienen poco pragmatismo. Mi hijo se graduó de la Universidad Nacional de Informática y Radioelectrónica. A su vez, mi hija es la egresada de la facultad jurídica de la Universidad Nacional de Belarús. Ella, como se dice, sigue su intuición. Y voy a ser honesto, hasta ahora sus resultados me agradan mucho. Tampoco diría que soy un matemático. Me ocupo de temas de procesamiento de imágenes digitales y de reconocimiento de patrones, lo que es más bien, son partes de la informática. Y aquí es difícil trazar la línea.

— ¿Le vienen a la cabeza las ideas de que los jóvenes nos superan a nosotros y qué tenemos que aprender de ellos muchas cosas?


— ¡Claro que sí! De los jóvenes se puede aprender mucho. Incluso de los más pequeños, como es mi nieto, que es muy inteligente. Él estudia en el tercer grado. Lo miro y admiro. ¡Qué niños tan inteligentes y cuánto saben! Recuerdo que cuando yo era alumno del primer año, la mitad de mis compañeros ni siquiera sabían leer y contar. Pero los chicos de hoy son muy listos. Saben leer y son muy desarrollados. Con mucho gusto resuelvo los problemas con mi nieto, que no hacíamos nosotros en la primaria. ¡Y ellos lo hacen! ¡Y con qué habilidad manejan teléfonos, computadoras y tabletas! El año pasado visitamos con mi nieto las cuevas, mientras descansamos en el mar. Antes de viajar mi nieto me preguntó que íbamos a ver allí estalactitas o estalagmitas. ¿Los estalagnates también estarán? Me sorprendió mucho. Es más, él me explicó la diferencia entre ellos. Así que con el mismo placer me relaciono con mis estudiantes, especialmente con aquellos que saben pensar y reflexionar.

Valentina e Iván Zhdanóvich
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