Magia de Carmen

Una vez más, en el Teatro Nacional Académico Bolshoi los aficionados a la ópera tratarán de averiguar en qué consiste el poder mágico de la ópera, “Carmen”, de Georges Bizet, cuyo estreno tuvo lugar poco antes de la clausura de la temporada teatral
Una vez más, en el Teatro Nacional Académico Bolshoi los aficionados a la ópera tratarán de averiguar en qué consiste el poder mágico de la ópera, “Carmen”, de Georges Bizet, cuyo estreno tuvo lugar poco antes de la clausura de la temporada teatral



Si quiere fiesta, vaya al Teatro Bolshoi... El teatro dispone de todo para eso: lo escribí en muchas ocasiones. En cualquier época del año los espectadores se sienten muy cómodos aquí: en el mal tiempo hace calor, cuando hace calor hay frescura. Si usted ha cansado durante la jornada laboral, aquí le pasará todo el cansancio. Si no ha dormido bien, no importa: aquí podrá relajarse. Siempre. Pues cada vez entrando en este lugar cada uno de nosotros espera una magia que aparece con el primer movimiento de la batuta, bendiciendo a la orquesta comenzar el maratón musical con una obertura...

En todas partes –en el vestíbulo y la sala de espectadores– hay mucha luz generada por el brillo de candelabros y lámparas de araña. Todo tiene el signo de calidad. También hace falta destacar al personal de servicio de seguridad bien educado que con brazos abiertos da la bienvenida a los espectadores que con sonrisa saludan a estas personas responsables por su seguridad. La gente –que viene al teatro– se siente muy cómoda.

Me encanta ver sonrisas y ojos brillantes. Así como vestidos largos. Y no me molesta para nada la gente que viene en pantalones vaqueros con camisetas estampadas de muchos colores o las mujeres en túnicas. Tal vez todo el mundo sabe que en esta temporada está de moda la informalidad. Y no importa para nada que la ropa de las personas –que vienen al Teatro Bolshoi– es el eclecticismo total. Cada uno está vestido según sus posibilidades. En la Ópera de Viena, me contó mi vecina estudiante, tampoco nadie sigue el código de vestimenta, muchos van allí después de terminar su jornada laboral. Aunque mi amiga había comprado un vestido de lujo. Pues prefiere ir al teatro en un traje de noche.



Yo, si me voy a la ópera después del trabajo, siempre llevo conmigo una bufanda de color claro que pongo para hacer revivir mi rostro un poco cansado, así como mi perfume favorito, “Alien”, de Thierry Mugler, que pongo en mi bolso para añadir el positivismo a toda mi imagen. Estoy segura de que después de presionar varias veces la tapita del frasco mi cansancio va a desaparecer.

El día del estreno de la famosa obra, “Carmen”, en la sala de espectadores se podía captar diferentes aromas fascinantes. En esta mezcla percibí el perfume cercano al mío: de madera oriental con un toque de jazmín. Además de eso, hubo un aroma amargo y picante que se asocia con un prado florecido... La mezcla de aromas no irritaba para nada, sino al contrario, se percibía como una “sinfonía” bien armoniosa. Es cierto que la psicosomática es algo muy poderoso... ¡Me encantan también las ancianitas, residentes antiguas de la ciudad de Minsk, que muy a menudo pasan por el Teatro Bolshoi, y que habían oído cantar a la legendaria Larisa Alexandróvskaya, interpretando el papel de Carmen. Justo con esta actuación fue iniciado en 1933 el historial de la ópera. Parece que ahora estas señoras honorables esperaban hacer una conclusión: alguien podría ser mejor que su dama favorita: la gran Larisa Pompéevna, artista popular de la antigua Unión Soviética. Puedo adivinar, como luego al reunirse en privado con una taza de té y un pedacito de pastel, ellas hablarán de todos los pros y los contras de la Carmen moderna. Hace falta señalar que fueron anunciados cinco nombres para interpretar el papel de Carmen. Es muy probable que las ancianitas comiencen a lamentar el hecho de que Oksana Vólkova, artista emérita de Belarús, diva de la ópera, cuyo nombre está en el título del programa, ahora está trabajando en La Scala. Alguien dirá que es un contrato y no se puede hacer nada... Los aficionados conocen todo sobre sus artistas favoritas. Así que hará falta en otoño, cuando Oksana Vólkova regresará a Minsk, volver a pasar por el Teatro Bolshoi...

Me parece genial esta idea. También yo iré después de las vacaciones de verano a ver a Vólkova, a quien admiro mucho. Es imposible no admirar su impresionante voz mezzo-soprano, muy profundo y brillante. Es una cantante extraordinaria, incomparable, encantadora y divina. Es lo que dicen de ella. No soy una excepción. Pues Oksana Vólkova sabe crear imágenes impecables: apasionadas y fuertes, como la misma Carmen. Este papel es su tarjeta de visita. Bueno, vamos a esperar el otoño.

Mientras tanto, espero ver a Carmen en la interpretación de Oksana Yakushévich. Me gusta esta cantante por tener temperamento brillante. La escuché en la obra, “Leyenda Gris” (Liubka), así como en “Aida” (Amneris). A propósito, una vez leí que sus admiradores profesionales se la comparan con Jessye Norman. Voy a ver, cómo interpretará Yakushévich el papel de Carmen, que es muy complicado, según dicen musicólogos.

Espero con ansiedad el comienzo, porque estoy en el teatro de ópera, que adoro. ¿Por qué? Por el sacramento que trae consigo la belleza de una persona que canta. Estoy segura de que no importa el nombre de director que pone en escena la nueva “Carmen”, volveré a experimentar mucha emoción. Es más, despertará todo lo mejor de mí. Espero el comienzo del espectáculo hojeando la revista, “Parterre”, dedicado al proyecto, “Verano de ballet en el Teatro Bolshoi”, que se celebrará por segunda vez, así como al sexto festival de ópera y ballet, “Las noches del Teatro Bolshoi en el Castillo de los Radziwill”. Y el ojo cae sobre las líneas, donde mi colega periodista, Tatiana Teodoróvich, cita a Nietzsche. Resulta que él también era un gran admirador de la ópera, “Carmen”. Así que decidí citarlo…

“Cuando yo escucho la ópera de Georges Bizet, me convierto en una persona mejor, en un músico mejor y en oyente mejor. Esta obra me libera...” ¡Imagínense, lo mismo siento yo! Diría lo mismo de mí misma y de mí en la ópera. Pues ningún otro arte me da una sensación tan plena y el sentimiento de mí misma: vivaz, inteligente, cariñosa y... amada por esta maravillosa Vida. Escuchando la ópera, experimento muchas cosas lindas... Y no importa, si me acomodo en un asiento suave en la sala de espectadores o si me siento en una silla puesta para los medios de comunicación. Estoy convencida de que hago bien mi pequeña vida en el enorme flujo de nuestra gran Vida. Siento la paz interior, así como la unidad espiritual con todos los que en este momento también están en la sala de espectadores.

Como conocemos, el drama musical más popular en el mundo, “Carmen”, creado por Henri Meilhac y Ludovic Halévy, basado en la novela de Prosper Mérimée, es una obra maestra. Es una gran ópera de todos los siglos. Según Andrei Galánov, director de escena, hay otras obras extraordinarias que atraen inexplicablemente a nuevas generaciones de artistas y productores teatrales. Siempre está pasando algo alrededor de ellas... En mi opinión, ese “algo” es la mística que debemos tomar como algo dado.



Para aquellos –que han olvidado la historia– me permitiré recordar: Carmen es una bella gitana que está trabajando en la fábrica de los cigarrillos. Por una pelea que se produjo entre las empleadas Carmen fue arrestada. En la comisaría ella está bajo custodia del sargento, José. La gitana lo encantó y pidió dejarla libre. José tiene una prometida Micaela, modesta y amorosa, buen cargo y una madre. El encuentro con Carmen cambia la vida de José. Él le deja ir, pierde trabajo y se convierte en un policía común. Durante la discusión con su superior lo golpea y para no ir a la cárcel, elige la vida con contrabandistas, con los que también está vinculada Carmen. Al mismo tiempo la muchacha tiene relación con el torero famoso y guapo, Escamillo, que le promete participar en la corrida en su honor. José tiene celos de Carmen. El final de esta historia es muy trágico. José pide que Carmen regrese, pero ella dice que todo ha terminado entre ellos. Entonces José mata a su amada para que no salga con nadie más.

En opinión de todos los expertos en el arte de ópera, la obra, “Carmen” –que este año cumplirá 140 años– cambió la historia de la cultura musical europea y mundial. También en Belarús esta ópera tiene un gran historial: la obra fue presentada en el escenario del Teatro Bolshoi siete veces. Según la revista, “Parterre”, el actual espectáculo la directora de escena, Galina Galkóvskaya, se lo dedica a todos los grandes maestros del Teatro Bolshoi de Belarús: solistas, directores de escena, directores de orquesta, directores de coro, coreógrafos, artistas y músicos. Es decir, a todas las personas, que han fundado este maravilloso teatro.

A mi parecer, es un homenaje muy lindo. Para adelantar diré que la obra fue recibida con mucho entusiasmo: aplausos y gritos “bravo” acompañaban la presentación final de los solistas, así como de todos los demás participantes de la ópera que subían al escenario. Además de eso, el final de todos los solos se recibía con fuertes aplausos. Los principales partidos en aquella noche (director de orquesta fue Iván Kostyakhin) se los cantaron los ganadores de medallas de Francisco Skaryna, Eduard Martynyuk (José) y Tatiana Gavrílova (Micaela), así como el artista emérito de Belarús, Stanislav Trífonov (Escamillo).

En mi opinión, algo lejana de los expertas musicólogos, no todo fue hecho muy bien. A veces, parecía que ese hilo interior que “tejó” el director de escena e hizo pasar a través de todo el espectáculo, no fue suficiente firme para “sujetar” la acción escénica. Tal vez esta sensación de fragmentación se debía a una pronunciación del texto, con pausas sin la música en el espectáculo de ópera, lo que pude observar por primera vez. Luego, después de la escena de la adivinación, cuando la relación entre la bella gitana y José se complicó, la ópera comenzó a sonar de modo más dramático y poderoso, y yo pude percibirla como una sola obra que me atraía con todo su tragedia.

Según Galina Galkóvskaya, ella quería dar a conocer la historia de la muerte de Carmen y su amor trágico.

“Georges Bizet creó muy trágica la imagen de Carmen”, dijo la directora de escena. Él contó la historia de una mujer que, sin saber que era capaz de experimentar un verdadero amor, se quedó atrapada por el mismo amor. Y precisamente ese drama interior de Carmen –que trata de ocultar cuidadosamente– era un impulso a toda la acción en la ópera. El apego a José, por un lado, y la pasión por el torero, por otro, determinan el camino de su muerte”.

Sin duda, la imagen de Carmen es muy atractiva. Desde hace mucho tiempo, la imaginaba no sólo como una gitana hermosa y con dignidad que amaba mucho la libertad. Además de eso, vi un par de adaptaciones de la novela de Prosper Mérimée para el cine y leí la misma obra, cuando era estudiante. Entonces a mí me pareció que Carmen era una de esas mujeres que no quieren seguir rutina y necesitan no sólo a un marido o un amante rico, sino también que el hombre que les acompaña esté fuerte y hermoso. José-Martyniuk no es así. Es sólo un paso en el camino de la apertura de su corazón. Carmen no entendía lo que debía hacer con este extraño sentimiento. A propósito, Oksana Yakushévich pudo transmitir orgánicamente toda la confusión interna de su personaje. Pero en algunos momentos yo preferiría que la historia se leyera aún más claramente. Sí, José para Carmen era una persona común. Martyniuk es el actor muy talentoso, que sabe cambiarse mucho. En este caso no se trata de su Duque en la obra, “Rigoletto”. Allí Martyniuk es el héroe seductor de corazón de las mujeres. Aquí es un hombre sencillo. Y aunque el amor despierta en él la belleza interior y la determinación, no es un héroe para nada. Por eso Carmen se enamora profundamente y apasionadamente de un gran torero, Escamillo.

En alguna parte leí que el deseo de las mujeres de elegir a una hermosa y armoniosa pareja, se debe a su atracción subconsciente para reproducir una descendencia sana y fuerte... Y si partir de este punto y mirar a Carmen, observando su lucha consigo misma, sin duda uno comienza a sentir compasión por ella. Y no culpar por esta elección. Debo admitir que yo también pasé por una situación, cuando me vi obligada a decir a la persona que me había elegido como su esposa, que no era mi héroe. ¡Cuántos de esos ejemplos hay en nuestra vida! Es por eso tan atractivo para el arte teatral el tema del amor y la muerte de Carmen.

La sensual música española de Georges Bizet –que nunca había estado en España– uno puede escuchar sin cesar: hay tantas melodías hermosas. Y captar todos los detalles, incluso en el popular tema del amor, que tiene alas como los pájaros; el tema del torero en “Marcha de los toreros”. Durante el estreno de la obra, la música muy reconocible daba una sensación de frescura, capturaba y mantenía la atención por los ritmos de flamenco y sevillana tanto que uno se daba cuenta del paso del tiempo. Pues la mente estaba al otro lado de la rampa... Y parecía a veces que los espectadores estaban entre los artistas del coro, observando Carmen que jugaba con una flor...

El coro en el Teatro Bolshoi –dirigido por la maestra, Nina Lomanóvich– es un tema aparte, digno de una evaluación positiva. Ya han sido olvidados los tiempos, cuando el coro en el teatro era una masa y sus cantantes estaban en el escenario como los troncos. En “Carmen”, así como en otras producciones del Teatro Bolshoi, cada participante sabe qué hacer para crear una ilusión de los diferentes destinos. Los movimientos de cada cantante están justificados y pensados muy bien. Pues tienen la tarea común, que les formula la directora de escena.

Cabe señalar que las decoraciones y el vestuario para la obra, “Carmen”, fueron creados por la artista finlandesa, Anna Kontek. Me imagino que era un trabajo duro para todo el taller de costura del teatro. Fueron creados los vestidos de “bata de faralies” con muchos volantes en faldas y fue gastado mucho dinero. Todos los trajes, lo que se puede ver a simple vista, son muy caros. Es más, los trajes de mujeres y de hombres no se repiten...

¿Si pudo el Teatro Bolshoi transmitir en el nuevo espectáculo, “Carmen”, el espíritu del estilo español con un aroma de la Sevilla soleada que perturbe la imaginación, así como con toda la alegría de la vida, sus pasiones fatales, las emociones vividas y las relaciones humanas bien sinceras? ¿Si logró el grupo de producción y los artistas reflejar orgánicamente toda la belleza de la música de Georges Bizet? ¿Si palpitaba ella como la sangre en las venas de los artistas? ¿Y si suena la ópera en nuestros días?

Creo que la respuesta debería ser: ¡Sí!

Valentina Zhdanóvich
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