Hoy en día, de mil 751 estudiantes en la filial de Minsk de la Universidad Estatal Social de Rusia reciben la educación 66 jóvenes de los países miembros de la Comunidad de Estados Independientes

Los que viven al tacto

El estudiante de cuarto año de la filial de Minsk de la Universidad Estatal Social de Rusia, Eugene Zelenkévich, en seis meses se graduará en el trabajo social. El joven especialista tiene la intención de trabajar en organizaciones sin fines de lucro, y el interés hacia este trabajo se despertó durante las prácticas en esta área: la participación en el “Movimiento Positivo” y en el proyecto social de la decoración de las paredes en el hospital infantil de enfermedades contagiosas. Su elección de la profesión era bien pensada, porque el joven sabe de primera mano lo difícil vivir con graves problemas de salud. Eugene es ciego, pero esto no le impide vivir la vida plena y rendir muy bien exámenes en la universidad.


Eugene Zelenkévich (en el centro) durante las clases en la biblioteca

 En la filial de Minsk de la Universidad Estatal Social de Rusia estudian cuatro estudiantes ciegos, y todos los chicos se están convirtiendo rápidamente en parte del equipo, pues son parte de grupos estudiantiles. Los estudiantes especiales están contra los privilegios. Por ejemplo, María Rudkó –que el segundo año está estudiando para ser una psicóloga– es una muchacha muy activa, su ritmo de vida puede ser envidiado. La muchacha ciega va sola a las clases en tranvía, corre ágilmente por las escaleras universitarias, y después de estudiar se dedica a jugar las damas, ajedrez, tenis de mesa y practicar natación. María aprendió a orientarse en el espacio en la Escuela de Música de Kursk, donde llegó a aprender a tocar el piano:

— Estaba en un país ajeno, sin familia, por lo tanto, tenía que adaptarme rápidamente y ser más independiente. Después de graduarme de la Escuela de Música, regresé a casa a finales de junio, cuando los exámenes de ingreso en las universidades belarusas ya han terminado. Pero he podido rendir exámenes con la ayuda de las letras Braille, al escribir la narración en el idioma ruso, así como obtener buenas notas en la biología y las matemáticas.

María ya ha pasado la práctica en el centro territorial de servicio social y no le decepcionó para nada su futura profesión, por lo que ahora está tratando de encontrar su nicho. Además de eso, la jovencita confía en que la experiencia de trabajar con los estudiantes como ella es importante para la universidad del perfil social. Los compañeros de estudios están dispuestos a ayudar discretamente: se organizan de inmediato y ya saben, quién acompaña a los estudiantes ciegos en la biblioteca o en el comedor y quién ayuda a poner la ropa.

Los representantes de la universidad están dispuestos para compartir la experiencia con sus colegas de otros centros docentes en cuanto a la organización de la educación inclusiva que actualmente se está analizando muy activamente, pues tienen algo útil para contar. Sin embargo, no es fácil de hacerlo, ya que es la única institución de educación superior en Belarús, creada por iniciativa y con el apoyo de la Unión de dos Estados, que se ha encontrado de repente fuera del proceso educativo, una vez parada la financiación en 2013, y por lo tanto, ya no se ofrecen becas. La parte rusa no ayuda, ya que la distribución de plazas libres de la oficina principal de la universidad pasó al Ministerio de Educación y Ciencia, que ha decidido que no es recomendable gastar dinero en formación de los estudiantes en las filiales extranjeras. Lo absurdo de la situación es que la filial en su momento fue abierta para aproximar los servicios educativos rusos a los belarusos. A su vez, el sistema educativo de Belarús, también tiene problemas, pues la filial de la universidad rusa opera según los estándares rusos, entregando a los graduados los títulos rusos.

— Por ejemplo, en el período de 1999 a 2013, sólo para la reconstrucción del edificio de la universidad y la reparación del albergue fueron gastados más de 70 millones de rublos rusos, de los cuales el 58 por ciento son los fondos extrapresupuestarios de la universidad, y el 42 por ciento son los recursos asignados desde el presupuesto de la Unión de dos Estados de Belarús y Rusia. Así, en el lugar del jardín de infancia destruido había aparecido una universidad moderna, cuenta el director de la filial de Minsk, Sergei Poletáev. El dinero invertido es importante, pero el problema es que ahora no tenemos fuente de financiación, y estamos preparando especialistas exclusivamente a expensas de los estudiantes y en el marco de los acuerdos tripartitos con las organizaciones...

Hoy en día, de mil 751 estudiantes en la filial de Minsk de la Universidad Estatal Social de Rusia reciben la educación 66 jóvenes de los países miembros de la Comunidad de Estados Independientes. 59 de ellos son los rusos. Eugene es el único de los cuatro estudiantes ciegos, quien logró ingresar y obtener beca. Los estudiantes del primer año de las carreras, “Conflictología”, Artiom Myalik y Alexandra Kraskó –que encontramos en la clase de la introducción a la profesión– pagan por sus estudios a pesar de que por sus notas fácilmente podrían recibir una beca. Otra cosa es que no todas las universidades están dispuestas para inscribir a los estudiantes con discapacidad visual. Artiom –chico tranquilo– eligió esta carrera por una razón. Dice que hay tantos conflictos alrededor, y alguien debe dedicarse a su resolución. El chico ha podido conquistar a sus profesores con su actitud muy responsable a los estudios y las actividades extra clases, cuando se hizo uno de los primeros que se ofreció para participar en el campus de sábado. A su vez, Alexandra en el primer semestre del año académico ganó la fama de buena estudiante por tener conferencias escritas con todos los detalles. Ella como buena taquígrafa escribe todo en su computadora portátil. Mientras estudiaba en la escuela secundaria, la muchacha aprendió a tocar el piano y cantar, y pensaba ingresar en el Colegio de Medicina de Grodno para estudiar el masaje, pero no le dio el permiso la comisión de la rehabilitación médica. En resultado, dos semanas antes en vez de la historia de Belarús bien aprendida, ella tenía que aprender rápidamente la historia de Rusia. Y logró hacerlo. Ahora Alexandra está muy contenta por este giro en su destino...
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