Liu Hanmin vino a Minsk desde la ciudad más poblada de la China central, que se llama Wuhan. En la capital belarusa el ciudadano de la República Popular de China de 38 años de edad está viviendo desde hace un año.

Liu Hanmin: “Es un país divino y para qué irse de aquí”

Liu Hanmin vino a Minsk desde la ciudad más poblada de la China central, que se llama Wuhan. En la capital belarusa el ciudadano de la República Popular de China de 38 años de edad está viviendo desde hace un año.

Mi interlocutor se graduó de la Universidad de Ingeniería de Harbin y es un gran experto en el campo de la construcción naval. A Belarús él llegó como el representante de la empresa china, que había celebrado un contrato con la planta de tractores de ruedas de Minsk.

Liu Hanming
Liu Hanmin

“En China no me siento cómodo, a su vez, en Belarús disfruto mucho de la libertad”


— Qué sabía usted sobre Belarús antes de llegar aquí?

— En el momento en que me mudé a Belarús yo sabía mucho sobre la misma. Este país no era para mi ningún asombro, así que lo estaba conociendo durante varios años, viajando aquí por negocios. Anteriormente trabajaba en Rusia, y por lo tanto, no tenía problemas con el idioma. Comencé a aprender el ruso en la escuela. Cuando me ofrecieron un trabajo en Belarús, en seguida lo acepté. Me gustaba mucho Belarús. Claro que era duro separarse de mis seres queridos. Pero gracias a Internet yo puedo verles y hablarles todos los días.

— A qué cosas en Belarús se le costó más acostumbrarse?

— En China vive mucha gente. Y al encontrarme en Minsk, en primer momento me sentí solo en la ciudad. Pero al mismo tiempo me vino una sensación de libertad. Ahora me he acostumbrado a los grandes espacios belarusos y cuando regreso a mi país, no me siento cómodo. Además de eso, tuve que acostumbrarme a una cultura totalmente diferente. Tenemos tradiciones orientales y ustedes tradiciones europeas y occidentales. Pero no hay nada, a lo cual una persona no puede acostumbrar. También me gustaría decir que antes, cuando venía aquí por negocios, hace diez años, nuestras culturas tenían muy grandes diferencias. Y en los últimos cinco años, la vida en China se cambió mucho, es decir se hizo un país más moderno y más occidental en cuanto a la cultura. Y ahora no noto las diferencias, sino las similitudes entre nuestros países.

— Qué le gusta más en Minsk, en Belarús y en los belarusos?

— Lo primero que dicen mis paisanos, al encontrarse aquí por primera vez: “Qué país tan espacioso!” Ya he mencionado que para los chinos es poco usual ver las avenidas tan anchas y muchas áreas poco utilizadas, así como a poca gente incluso en las horas pico. ¡Si podría usted ver las calles de China en este momento! Además de eso, su naturaleza es preciosa. El aire es tan fresco. En la ciudad hay muchos árboles y flores. En China, prácticamente en todos los lugares están puestas las plantas y no hay aire puro. En mi país tampoco hay zonas verdes. A su vez, los belarusos, como el pueblo, me causan sentimientos muy positivos. Es una gente muy sensible y amable. ¡Admiro su pasión por la limpieza y el orden! La ciudad siempre se mantiene muy limpia, las personas son bien educadas y tiran la basura a contenedores especiales.

Minsk foot view
Minsk — al verlo desde arriba

— Le resultó fácil encontrar un terreno común con los belarusos? El acento no le molesta en la comunicación?

— En su país tratan muy bien a los extranjeros. Cuando me dirijo a una persona y ella escucha mi acento diferente, en primer momento se pone muy seria, pero en seguida trata de ayudarme. Si necesito que me explique, cómo llegar a uno u otro lugar, me habla de todos los detalles. Si pregunto, qué transporte se puede utilizar, me propone incluso varios. Así que no me siento huésped no invitado en su maravilloso país.

The Holy Spirit Cathedral in Minsk
Catedral de Espíritu Santo en Minsk

“Más que todo me gusta la leche belarusa”


— Y qué echa de menos en Belarús? Tal vez en la patria le gustaba algo y al llegar al otro país se enterraron que aquí no estaba...


— Al principio, extrañaba mucho la comida china. Tampoco aquí habíam pocas tiendas grandes. Ahora sí, está bien. El problema está resuelto: hay muchos puntos de venta en cada esquina, así como restaurantes de comida china.

— Y qué le parece la cocina belarusa?


— Es muy diferente a la de China. Me costaba acostumbrarme, que ustedes tienen tanto número de platos de papas. Sé que los belarusos adoran este producto al igual como los chinos el arroz. Nosotros comemos papas, pero no en esas cantidades. Por otra parte, la papa china, en comparación con la suya, es algo magra y sin sabor. En mi casa cocino platos chinos. No conozco recetas belarusas. Aunque más a menudo pido comida en Internet. Adoro sus productos lácteos. La leche belarusa es muy rica. En China, casi nunca lo tomaba. Al llegar a Belarús, una vez tomé la leche y me gustó mucho su sabor muy rico. A partir de entonces la tomo todos los días.

— Conoce cultura y tradiciones de Belarús?

— No tanto. Puedo decir que su idioma es muy hermoso y melodioso.

Minsk at night
Minsk por la noche

— Conoce a algunos belarusos destacados?

— Qué significa la palabra “destacado”?

— Las personas destacadas es la gente, que ha logrado éxitos en algún campo, de las mismas hablan y escriben mucho.

— Conozco a Victoria Azarenko, jugadora de tenis, así como a Maxim Mirny. En China está muy de moda el tenis de mesa, por lo tanto, muchos chinos conocen a Vladímir Samsónov (deportista belaruso, ganador tres veces de la Copa del Mundo, campeón de Europa en seis ocasiones — Aut.)

Al final de la entrevista, según la tradición china, Liu Hanmin me invitó a tomar té y me ofreció dulces típicos chinos. Además de eso, él dijo que piensa a seguir trabajando varios años más en Belarús. “Su país es maravilloso y para qué irse de aquí”, lo que suena más bien retórico.

En Minsk en 2013 fueron otorgados 14 mil 284 permisos especiales para los extranjeros a fin de obtener empleos (para comparar, en 2012: siete mil 147). El mayor número de permisos se lo obtuvieron los ciudadanos de cinco países: de China (tres mil 854), de Ucrania (tres mil 199), de Turquía (mil 878), de Lituania (mil 27) y de Uzbekistán (950).

Max Viltovsky
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