El Museo Nacional de Historia exhibe cartas principescas y muñecos de televisión

Las crónicas de la Edad Media y la Modernidad

El Museo Nacional de Historia exhibe cartas principescas y muñecos de televisión


Desde hace mucho tiempo todos nosotros estábamos esperado esta exposición. A propósito, el director del Museo Nacional de Historia, Oleg Ryzhkov, en varias ocasiones anunció su inauguración. Pero siendo un proyecto internacional, requería las aprobaciones. Y finalmente el depósitos lituano y belaruso se pusieron de acuerdo y presentaron a los vecinos de Minsk las rarezas que comprueban toda la grandeza de la familia Radziwill: los príncipes, que en la antigüedad se consideraban los “reyes sin corona” del Gran Ducado de Lituania.


En la exposición en el Museo Nacional de Historia

La exposición internacional, “Radziwill. Gran época de los príncipes”, es un evento muy interesante, cuando uno tiene la oportunidad de imaginar el poder de los magnates en el contexto de no sólo la historia de Belarús, sino más ampliamente, ya que ellos poseían las tierras en Lituania, así como en otros países europeos. En la exposición me contaron una historia muy curiosa. Aquí está exhibido un libro publicado en el siglo XVII en Ámsterdam. Es la obra de Adam Freiberg dedicado a las obras de fortificación. Boguslaw Radziwill –que vivió en aquel momento—contó a su padre que había comprado la edición en el extranjero. Y recibió consejo: “Sería mejor buscar al autor e invitarlo a venir a Lituania”. Así Adam Freiberg se encontró en la ciudad de Biržai, donde se ocupó de la construcción de la residencia para la familia Radziwill según la última arquitectura e ingeniería. Resultó ser una fortaleza sólida que durante mucho tiempo no podía ser destruida por ningún enemigo. Después de estudiar Adam Freiberg construyó la misma ciudadela en Belarús, en la ciudad de Slutsk.

La exposición permite ver que entre Belarús y Lituania de hoy en el pasado hubo muchas cosas comunes, aunque no se parece ahora. Por ejemplo, los azulejos puestos bajo el cristal encontrados durante las obras de excavación del palacio de los grandes duques en la capital lituana, Vilnius. Las mismas piezas los arqueólogos se las han encontrado también en el Castillo de Mir.

Las ediciones raras de los siglos de XVI a XVIII –presentadas en la exposición– indican que los Radziwill preferían entonces la impresión de libros en polaco y en latín. Aquí, por ejemplo, está presentada la Biblia bastante pesada publicada en la ciudad de Brest en 1563. Su publicación fue encargada por el tutor de entonces del movimiento religioso protestante, Nikolai Radziwill Chorny. Pero no en el idioma belaruso, sino en polaco. Tal era la moda cultural de entonces. Belarús se encuentra en el cruce, entre Polonia y Rusia. Por lo tanto, siempre tenía que sentir la influenciada de parte de los dos poderosos vecinos.

El Museo Nacional de Historia por primera vez presenta los documentos del archivo de Slutsk del Monasterio de la Santa Trinidad. Los monjes enviaban cartas a todos los lugares en Belarús e incluso a Kíev. Muchas de ellas tienen sellos con antiguos escudos. Es difícil imaginar que estos artefactos frágiles han sobrevivido muchos siglos tras guerras e incendios. Pero aquí están y los interesados pueden verlos.


Los temas de la herencia del Gran Ducado de Lituania se los sigue otra exposición del museo histórico inaugurada en la Casa Museo del I Congreso del Partido. “Armas y Honor. Tártaros en el servicio del Gran Ducado de Lituania” es el nombre de la exposición que presenta una historia desconocida. Hace más de 600 años atrás a Belarús y Lituania desde Crimea llegaron tártaros. Y a partir de ese momento están viviendo en nuestras tierras. En algún momento ellos servían en el ejército del gran duque, construían mezquitas, reescribían Corán de letras árabes al idioma belaruso. A esta altura, de este pueblo sólo se han quedado varias miles de personas, que casi no pueden ser distinguidas de los belarusos y lituanos... Después de muchos siglos, los tártaros se asimilaron completamente. Pero en el museo se preservaron las evidencias de sus características específicas.

También en la exposición se puede ver los objetos de la vida cotidiana y las prendas de vestir de los tártaros: masculinas y femeninas con variados adornos. Sin duda, será de mucho interés el uniforme del guerrero armado de los finales del siglo XIV, principios del siglo XV, con casco, escudo, cota de malla, cinturón, espada, lanza, etc.

A su vez, los amantes de la cultura contemporánea deben visitar la así llamada Casa de Masones ubicada en el callejón Musical en Minsk, donde se encuentra una sucursal más del Museo Nacional de Historia: el Museo de Cultura Teatral y Musical. Aquí está presentada una colección de muñecos participantes del programa de niños, “Kalykhanka”, que conocen todos los belarusos, pues muchas de las generaciones crecieron junto con los personajes de las historias presentadas en la televisión. Entre ellos el perro Tsyava, el gato Martín, la niña Vasilinka, el niño Vasilyok, Buslik, el abuelo Boroded, el osito Top y la zorra Yana.

Además de los muñecos, en la exposición se puede ver fotos de archivo, extraordinarias imágenes de la colección de trajes de presentadores de televisión belarusa.

La autora de las historias –que escuchaban los chicos antes de ir a dormir– fue Nina Shoba. Fue también ella quien inventó el título del programa, “Kalykhanka”. Desde hace mucho tiempo la mujer está jubilada, pero admite:

— Todavía no puedo dormir sin ver mi programa favorito.

Los niños se acostumbraron mucho a los personajes del programa de televisión hasta que siguen escribiendo cartas a ellos no como a los muñecos, sino como a las personas. Este año a la pantalla regresará el antiguo personaje del programa: Buslik. Varios años él no estuvo en la pantalla. Ahora el personaje tendrá la voz de la actriz, Emilia Pranskutse. En general, durante 35 años –mientras estaba trabajando en el programa para los chicos belarusos, “Kalykhanka”– ella tuvo 40 muñecos. Lamentablemente no todos han sobrevivido. En el museo están presentados un poco más de 20. Fueron restaurados por Marina Fomina:

— En algunos fue dañada la mecánica, por lo tanto, tuve que arreglarlos con el martillo y los clavos. Además de eso, arreglé la vestimenta de Vasilinka y Vasilyok.

Como se puede ver, el Museo Nacional de Historia, no es sólo el depósito de los tesoros medievales, sino también una crónica viva de la modernidad. Al venir aquí, también pueden dejar su opinión en la crónica de la eternidad, al escribir unas líneas en las reseñas de libros para los visitantes. Muchos años más tarde, alguien con un interés hojeará este libro.

Víktar Kórbut
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