Cerca de la pequeña ciudad belarusa de Ostrovets, se está construyendo una nueva ciudad, donde vivirán los constructores y el personal de la primera central de energía nuclear de Belarús...

La ciudad para los empleados de la central nuclear

Cerca de la pequeña ciudad belarusa de Ostrovets, se está construyendo una nueva ciudad, donde vivirán los constructores y el personal de la primera central de energía nuclear de Belarús...
Cerca de la pequeña ciudad belarusa de Ostrovets, se está construyendo una nueva ciudad, donde vivirán los constructores y el personal de la primera central de energía nuclear de Belarús...


A un lado de una nueva carretera pavimentada –que lleva hacia la сentral nuclear– se concluyen las obras de construcción del primer barrio. Los trece hermosos edificios de muchos pisos ya han sido entregados, quedan dos más. Por allí cerca se está construyendo también el segundo barrio. A los tres edificios de viviendas este año se sumarán otros cinco. Está previsto que los mismos serán terminados en 2016 y dentro de un año comenzará la construcción del tercer barrio, a donde, como se supone, será pasado el centro de la ciudad. Junto con las viviendas se están construyendo también escuelas y guarderías...

Según las previsiones, el número de población de Ostrovets, una vez puesta en marcha la segunda unidad de energía de la central nuclear, crecerá hasta 25 mil personas. Originalmente la ciudad era tres veces menor. A esta altura, en la obra belaruso-rusa más importante comienza el período crucial: este año se planea llegar a un alto grado de preparación de los objetos más importantes. Así, entre los campos y bosques pronto aparecerá un “rascacielo”, que no será igual a ninguno ni siquiera en Minsk: una enorme torre refrigeradora de 167 metros destinada para enfriar las unidades de energía de la central nuclear.

Después de haber estado en una obra de construcción más importante de Belarús, nosotros con el fotógrafo, como se dice, “fijamos” la altura actual de un objeto tal vez más ambicioso de las 102 obras de la central nuclear, donde a esta altura se están llevando a cabo los trabajos: 34 metros. Es aproximadamente dos veces más, más de 44 metros sobre el nivel del suelo, debe crecer el complejo de la primera unidad de energía: esta lista podría ser continuada. En total en 2015, está previsto construir las obras por un monto de más de 650 millones de dólares norteamericanos. Es necesario montar 50 mil toneladas de armadura: para traerla se requiere un millar de vagones de ferrocarril. Está previsto poner 360 mil metros cúbicos de concreto. Si ponemos en una fila los camiones “mezcladores” –que se necesitan para traer dicha cantidad de concreto a la obra de construcción– el largo de la columna será igual a la distancia desde Minsk hasta Moscú.


El presidente del comité ejecutivo de Ostrovets, Adam Kovalkó, no oculta el orgullo:

— Vamos a proporcionar alojamiento confortable para todos los empleados de la futura central de energía nuclear. En cuanto a su futuro personal, muchos ya han llegado con sus familias. Así que pronto comenzaremos a construir un nuevo jardín de infancia para sus hijos. Tenemos que desarrollar servicios comunales y de vivienda, ampliar la caldera y mejorar el tratamiento de aguas residuales. Además de eso, pronto está previsto comenzar las obras de construcción de un nuevo edificio del hospital local para 400 personas, que está previsto equipar con instalaciones médicas de última generación. Para cumplir con este fin se necesitará un billón de rublos belarusos.


Así son números bien impresionantes. Para evaluar la magnitud de los cambios futuros, estamos subiendo por una escalera empinada que pasa por todo el edificio de un reactor futuro. Desde una altura de varias decenas de metros se abre un panorama espectacular: para cientos de metros de alrededor está una densa armadura, que con la ayuda de decenas de grúas los trabajadores llenan con concreto. Pero para que muchos de estos objetos antes de finales del año en curso tengan contornos más o menos determinados, haría falta hacer algunas aceleraciones bruscas. Lo que ciertamente será hecho. Este año de los tres mil 500 trabajadores y especialistas –que ahora están trabajando en la obra– el número de personal debe aumentar hasta por lo menos seis mil 200 personas. En su mayoría serán belarusos. También llegarán muchos especialistas rusos. Se trata de los empleados de la representación de la organización general de contratistas, así como de los instaladores de equipos muy complejos. Al sitio de la obra en construcción muy activamente se está trayendo el equipamiento producido principalmente en Rusia. ¿Cómo es esta cooperación? El director general de la central de energía nuclear, Mikhail Filimónov, se pone muy contento:

— Considero muy positivo el trabajo conjunto. Todas las ideas –que teníamos al comienzo de la construcción– se hacen realidad a esta altura. Nos llevamos muy bien con nuestros colegas rusos. Hablamos el mismo idioma, tenemos casi la misma cultura y la misma educación: hemos estudiado según libros de textos comunes. Así que somos muy unidos. Además de eso, cabe destacar que Rusia está representada por especialistas altamente calificados. Y con muchos de ellos nosotros ya hemos trabajado. Por ejemplo, con Vladímir Masalsko –nacido en estos lugares– en algún momento construíamos la central de energía nuclear térmica de Minsk (que debido a la desastre de Chernóbyl fue transformada en la central de energía térmica — Aut.) Hoy en día, él representa a una importante empresa rusa de montaje, que participa en la construcción del reactor. Todo lo mejor –que hemos utilizado antes– utilizamos también ahora, pero a un nivel más alto. Así que lo más importante es que seguimos un ritmo determinado.

Hace falta señalar que también conocemos algunos trucos tecnológicos que permiten mantener un alto ritmo. Por ejemplo, se trata del montaje de la carcasa del cuerpo del compartimiento del reactor. Aquí en la fábrica, de una armadura gruesa al diámetro de una mano, se hace un segmento redondo de acero de muchos metros. Además de eso, aquí mismo se pone un revestimiento de acero, toda la estructura pasa por una tratamiento anticorrosión y se pinta para que no se oxidado durante mucho tiempo. Y luego todo se trae al sitio de construcción, donde las grúas gigantes levantan estas partes a la altura. Luego comienzan a trabajar soldadores y trabajadores que se dedican a las obras de concreto y el edificio en seguida empieza a crecer. En otro lugar estampan y unen enormes tuberías de chapas de acero: líneas de agua circulante. Anteriormente las traían desde Ucrania y Rusia. Lo que resultaba ser poco rentable, pues en realidad traían el aire. Entonces nosotros mismos aprendimos a hacerlo.


En total para trabajos en 2015 serán asignados más de $650 mln

Es necesario montar 50 mil toneladas de armadura: para traerla se requiere un millar de vagones de ferrocarril. Está previsto poner 360 mil metros cúbicos de concreto. Si ponemos en una fila los camiones “mezcladores” –que se necesitan para traer dicha cantidad de concreto a la obra de construcción– el largo de la columna será igual a la distancia desde Minsk hasta Moscú.


Por supuesto, se puede preguntar: ¿Para qué es necesario tanto esfuerzo? El contratista general puede traer todo, así como atraer a sus trabajadores. Sólo hace falta pagar... ¡Pero ese es el punto! Del costo actual depende el precio de la energía, que a partir de 2018, durante al menos 60 años generará la primera central de energía nuclear de Belarús. Lo que seguramente será el aspecto más importante de su competitividad. Hoy en día, la posibilidad de adquirir la energía belarusa se la analizan muchos países vecinos. ¿Qué tan factibles son estas perspectivas? El ministro de Energía de Belarús, Vladímir Potupchyk, es muy categórico:

— Nuestro objetivo principal es ser competitivos no sólo en el mercado interno, sino también en Eurasia y hacer todo lo posible para que los costos correspondan a los mejores estándares mundiales. Incluso tomando en consideración el ahorro en la construcción de la central nuclear. Según nuestras estimaciones, debido a la participación de las empresas belarusas podemos ahorrar unos dos mil millones de dólares norteamericanos.

Vladímir Yákovlev
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