En Minsk fueron celebradas las reuniones del Consejo de Jefes de Estado de la CEI, el Consejo Interestatal de la Comunidad Económica de Eurasia y el Supremo Consejo Económico Euroasiático

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En Minsk fueron celebradas las reuniones del Consejo de Jefes de Estado de la CEI, el Consejo Interestatal de la Comunidad Económica de Eurasia y el Supremo Consejo Económico Euroasiático

El mismo día en Minsk tuvieron lugar tres cumbres. El Palacio de la Independencia recibía a los representantes del Consejo de Jefes de Estado de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), el Consejo Interestatal de la Comunidad Económica de Eurasia y el Supremo Consejo Económico Euroasiático. Es de destacar que la segunda y la tercera actividad del programa en su forma actual fueron celebradas es más bien por la última vez. La Comunidad Económica de Eurasia ya es la parte de la historia, y el proyecto de la Unión Económica Euroasiática con la decisión de Armenia de unirse a la misma sale del formato de los tres países. Así que vamos a hablar en detalle de todas las asociaciones.

Los jefes del Estado — los participantes de la cumbre
Los jefes del Estado — los participantes de la cumbre

El actual Consejo de Jefes de Estado de la Comunidad de Estados Independientes completó la presidencia de dos años de Belarús en la Comunidad. Todos los participantes de la reunión coincidieron en que era un período muy fructífero. Minsk trabajó bien por sí misma y por otros, asumiendo el puesto de la presidencia en la organización durante un año más en vez de Kíev, Ucrania, cumpliendo con su solicitud. Como siempre, en el foco de la atención del consejo estaban varios temas. Los jefes de las delegaciones firmaron un llamamiento conjunto a los pueblos de la CEI y la comunidad internacional en relación con el 70° aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria. Belarús –siendo un país más afectado en la Segunda Guerra Mundial– presta una especial atención a este tema.

Además de eso, fue analizada una difícil situación en Ucrania. Lamentablemente, el presidente de Ucrania no hubiera podido asistir a la cumbre. El país se lo representó el embajador de Ucrania en Belarús. Los jefes de Estado de la Comunidad de Estados Independientes coincidieron en su opinión común: todos los participantes de la cumbre estaban a favor de un pronto cese del conflicto armado y el regreso de Ucrania a la vida tranquila y de paz. Belarús sigue siendo fiel a su posición de principio: las partes del conflicto en Ucrania no sólo deben encontrar un terreno común, sino también detener el derramamiento de sangre y cumplir con los acuerdos alcanzados en Minsk. El presidente de Belarús, Alexandr Lukashenko, instó:

— Todos los temas deben ser solucionados por medios pacíficos. No se debe permitir que siga derramando la sangre de nuestro pueblo hermano... Es absolutamente inaceptable la situación, cuando prácticamente en el centro de Europa tienen lugar acciones de guerra. El mandatario belaruso llamó la atención de sus colegas al hecho de que hoy en día es imposible considerar Ucrania como un punto de tensión local. Por desgracia, las acciones de guerra afectan directamente la seguridad y socavan el desarrollo económico de Ucrania, así como de toda la región postsoviética.

Alexandr Lukashenko –siendo el presidente del consejo– expresó otra preocupación por el fortalecimiento de las tendencias de desintegración en la Comunidad de Estados Independientes. Este aspecto se hizo evidente en las discusiones acerca de la combinación e interacción de diversos vectores de la integración. Es comprensible la preocupación de Moldova en cuanto a su decisión de optar por los valores europeos, lo que causa problemas en la cooperación económica con la Federación de Rusia. Pero son razonables también las críticas de la parte rusa en cuanto a sus socios, que no siempre quieren cooperar activamente en la evaluación preliminar del riesgo de cualquier paso. En este punto, se reveló muy claramente toda la importancia de la Comunidad de Estados Independientes como una plataforma de debate para analizar cualquier tema de importancia para los países miembros.

En el marco del siguiente paso los jefes de Estado prestaron mucha atención a los temas de seguridad en la región. Se trataba de la lucha contra el tráfico de drogas, el uso de grupos conjuntos de la respuesta rápida a las amenazas a la seguridad fronteriza, la lucha contra la migración ilegal, el tráfico de personas, la cooperación en la esfera de defensa aérea, las autoridades judiciales y las unidades de inteligencia financiera.

Fue tomada la decisión de declarar el año que viene el Año de la Educación. Su contenido será analizado por Kazajistán, a que Belarús delegó la presidencia. El mandatario kazajo, Nursultán Nazarbáyev, aseguró que el trabajo se llevará a cabo en los principios de continuidad de lo que ha hecho Belarús, cumpliendo con la misión de la presidencia en la organización. La próxima cumbre de los jefes de Estado de los países miembros de CEI se celebrará en otoño del próximo año en la capital de Kazajistán, Astaná.

Sin duda, otras decisiones –tomadas en Minsk– también podrían ser nombradas históricas. Al principio, en la mesa de negociaciones se reunieron los presidentes de Belarús, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tadzhikistán y Armenia para celebrar la reunión del Consejo Interestatal de la Comunidad Económica de Eurasia. La intervención del presidente ruso, Vladímir Putin, indicó que el tema más importante es la firma del acuerdo sobre la terminación de la existencia de la Comunidad Económica de Eurasia. Los puntos restantes de la agenda de alguna manera derivan de lo principal. La Comunidad Económica de Eurasia existió justo 14 años y al cumplir con su misión, pasará a la historia. El acuerdo sobre su creación fue firmado el 10 de octubre de 2000. Alexandr Lukashenko destacó fue recorrido un largo y difícil camino de la construcción de la integración. Y precisamente la Comunidad Económica de Eurasia tuvo un papel fundamental en la creación de la flamante Unión Aduanera y el Espacio Económico Común, que a su vez, puso los cimientos de la Unión Económica Euroasiática. La lógica del siguiente paso es obvia. El presidente de Belarús la explicó de la siguiente manera:

— La decisión de cambiar el formato de nuestra interacción es un reflejo adecuado de las tendencias modernas de la integración.
La abolición de la Comunidad Económica de Eurasia no significa que los países aún no son miembros de pleno derecho de la Unión Aduanera y el Espacio Económico Común y se quedan fuera de los procesos de integración. En primer lugar, con la eliminación de la Comunidad dejará de tener efecto sólo aquellos documentos internacionales, que se duplican por los respectivos acuerdos de la Unión Económica de Eurasia. El resto seguirá funcionando. En segundo lugar, los actuales miembros de la Comunidad Económica de Eurasia tienen la intención de ser parte de la CEEA.
 
Por el momento sólo Tadzhikistán mantiene el perfil bajo, explicando su demora con el hecho de que le gustaría primero observar, cómo va a funcionar la Unión Económica Euroasiática. A su vez, Kirguistán no oculta el hecho de que le gustaría resolver hasta el fin del año en curso todos los problemas relacionados con el ingreso en la CEEA.

Este tema ya fue analizado en el siguiente evento: el Supremo Consejo Económico Euroasiático. Sus participantes analizaron cómo Kirguistán está implementando la “hoja de ruta”. Fue aprobado que hubo movimiento, pero se necesitaría el apoyo de los demás países. En este caso sería posible firmar el acuerdo de ingreso.

A su vez, el tema de ingreso en la CEEA de Armenia ya es un caso resuelto. Con la abolición de la Comunidad Económica de Eurasia, en la que este país trabajó en calidad de observador, la misma sube el status de su participación en los procesos de la integración. Armenia hizo todos los preparativos necesarios, adaptó su legislación a las normas de la Unión Aduanera y el Espacio Económico Común. No quedó temas y el siguiente paso lógico fue la celebración del acuerdo de ingreso de Armenia en la CEEA. Así que a partir del 1° de enero del próximo año, la asociación funcionará en el formato de no tres países, sino al menos de cuatro e incluso de cinco países.

Mientras tanto, los presidentes de Belarús, Rusia y Kazajistán anunciaron oficialmente la ratificación simultánea por los parlamentos de los tres países del acuerdo sobre la creación de la CEEA. De hecho, en opinión del mandatario belaruso, Alexandr Lukashenko, la Unión Económica Euroasiática ya había encontrado su nicho en la agenda económica e incluso política del mundo. Fue finalizada la formación jurídica del mayor mercado común en el espacio euroasiático. Y a esta altura no cabe duda de que hasta el final del año en curso este tema será solucionado definitivamente. De hecho, en el mapa del mundo ya fue creado un nuevo centro económico bien potente.

A propósito

El presidente de Belarús, Alexandr Lukashenko, sostuvo conversaciones con el mandatario de Uzbekistán, Islam Karímov, y le propuso llevar las relaciones bilaterales entre Belarús y Uzbekistán a un nivel más alto:

— Podríamos en los próximos uno o dos años duplicar el monto del intercambio comercial entre nuestros países... Este impulso en el comercio con Uzbekistán nos obligaría profundizar aún más estrechamente las relaciones en diferentes esferas de la cooperación bilateral.

A su vez, Islam Karímov hizo hincapié en la importancia de esta reunión. Porque durante varios años algunos de los medios de comunicación contaron mucho sobre algunas contradicciones en las relaciones entre Belarús y Uzbekistán.

El líder de Uzbekistán señaló que en los últimos años Belarús se ha abierto más a la comunidad internacional y sigue desarrollando muy activamente sus contactos internacionales:

— Eso quiere decir que la vida evoluciona y el pragmatismo necesita actuar en nombre de la sociedad y en nombre de la gente, que nos ha confiado su destino.

Denís Krymov
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