En “Atenas del Norte” reina una atmósfera de bondad y cariño

Hace unos años la mansión de Michal Cleofás Oginski en Zalesie era un cuadro de dolor y mala suerte
Hace unos años la mansión de Michal Cleofás Oginski en Zalesie era un cuadro de dolor y mala suerte: parecía que la residencia favorita de nuestro paisano más reconocido –que en cierto momento atraía a artistas y llevaba el nombre orgulloso de “Atenas del Norte”– sería renombrado en “Ruinas del Norte”. Sin embargo, ahora con plena confianza podemos decir: la mansión estás salvada y puede presumir de ser el centro de la vida cultural y turística del país, lo que confirmó plenamente el festival de música, “Año de Oginski en Zalesie”, cuya inauguración en la mansión del compositor –situada en afueras de Smorgóñ– fue celebrada sin pompa, pero con mucho entusiasmo.


Zalesie se convertirá en un nuevo centro cultural y turístico de Belarús


 Este año la UNESCO declaró el Año de Oginski en relación con el 250 aniversario del nacimiento de Michal Cleofás. A su vez, hace 200 años atrás, fue construida la mansión en Zalesie, donde comenzó la vida musical y artística de Belarús, que influenció tal vez en la cultura de toda Europa.

“Tesoros musicales de Oginski” así se llamaba el primer concierto celebrado en la sala renovada de la mansión del compositor. Para escuchar el concierto del conjunto de solistas, Vytoki”, se reunieron los vecinos de Minsk, Molodechno y Smorgóñ. Los laureados de los concursos internacionales, Alexei Frolov (fagot), Sergei Mákhov (flauta) e Irina Avdéeva (piano), abrieron el festival con la polonesa de sol mayor del mismo Michal Cleofás, la velada fue continuada con la obra de Karol Oginski, Michael Casimir y otros representantes de este godo dotado. Tal vez alguien podría pensar que estas obras raras y poco conocidas son de valor sólo para los especialistas. Pues todos los miembros de la familia Oginski eran aficionados y no compositores profesionales.

Sin embargo, uno de los objetivos del festival en Zalesie es recrear un ambiente íntimo y de cámara que, de acuerdo con las descripciones de los contemporáneos, reinaba en “Atenas del Norte”. La música en el acogedor salón –aquel mismo, donde hace 200 años se sentían muy honrados de actuar no sólo aristócratas aficionados, sino también contemporáneos más destacados de Michal Cleophas– suena completamente diferente que en las salas de conciertos, incluso en las más famosas.

Sin embargo, debido al programa inusual hubo también algunos pequeños inconvenientes. “¿No tocarán una verdadera polonesa de Michal Oginski? se preguntaban los espectadores reunidos. Nos gustaría escuchar la polonesa”. Y los músicos respetando expectativas del público, tocaron la famosa polonesa, “¡Adiós a la Patria!” “Hay una propuesta de levantarse”, comenzaron a decir en la sala, y todos como uno, se levantaron de sus asientos y escuchaban de pie esta maravillosa obra musical. Había lágrimas en los ojos de la audiencia y grandes ovaciones.


El festival, “Año de Oginski en Zalesie”, fue inaugurado con el concierto del conjunto de solistas, “Vytoki”

Hace falta señalar que la mansión en Zalesie fue restaurada muy rápidamente. Está previsto que la misma se convierta en una poderosa marca turística de Belarús al igual como los complejos históricos en Mir o Nesvizh. Todas las obras fueron llevadas a cabo por los especialistas belarusos. Hace falta señalar que en la restauración tomaron parte las empresas de construcción de Smorgóñ, el mobiliario histórico del siglo XIX también fue recuperado por fabricantes nacionales.

La complejidad de la situación es que las cosas –que pertenecieron al mismo Michal Cleofás– casi no sobrevivieron, cuenta la colaboradora científica de la mansión-museo, Tatyana Kleschenok:

— Pensamos adquirir algo en la subasta y escoger cosas auténticas que reflejan el espíritu de la época. A esta altura ya están arregladas nueve habitaciones: hasta la ropa de cama. Tenemos una gran cantidad de solicitudes. La gente tiene ganas de visitar la mansión del gran compositor.

Por el momento, en las salas de exposición –que huelen de madera y laca– hay pocas muestras, pues el inmobiliario ya está renovado e incluso los colaboradores tienen pena de pisar un hermoso parquet de color claro. Dicen: “Podemos dañarlo”. En el invernadero agradan la vista hojas verdes de orquídeas con las flores hermosas. Después de algún tiempo, aquí está previsto acomodar mesas de café donde los visitantes tendrán la posibilidad de relajarse y tomar una taza de café mientras contempla el parque. El proceso de museificación de “Atenas del Norte” está en plena marcha y se completará en septiembre, cuando la mansión de Michal Oginski contará con una exposición completa. Ahora el complejo de museo, el parque y el huerto de manzano se los aprovechan los fotógrafos de boda: el ambiente de aquí es muy bello y romántico.

Irina Ovsepián
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