La famosa bailarina rusa, Maya Plisétskaya por primera vez bailó a Odette-Odile a los veintidós años de edad. Yana Stangey –siendo una niña poco atrevida– también tiene esta misma meta

El pequeño cisne que se convirtió en una reina

La famosa bailarina rusa, Maya Plisétskaya por primera vez bailó a Odette-Odile a los veintidós años de edad. Yana Stangey –siendo una niña poco atrevida– también tiene esta misma meta.
La famosa bailarina rusa, Maya Plisétskaya por primera vez bailó a Odette-Odile a los veintidós años de edad. Yana Stangey –siendo una niña poco atrevida– también tiene esta misma meta.

Aunque la graduada del colegio coreográfico –siendo muy capaz– no podía contar en una edad tan joven con los papeles protagónicos en similares producciones. Para muchos era toda una suerte estar en la última fila de extras. Sin embargo, la muchacha tampoco quería ocupar segundos puestos y soñaba con bailar en los mejores escenarios teatrales del mundo. Bailar el papel protagonista en el famoso ballet, “El lago de los cisnes”, se le ofrecieron a los diecinueve años.

“Yana, conoces el ballet, “El lago de los cisnes”? un día de repente la preguntó la directora de la compañía de ballet, Tatiana Shemetovets.

“¿Qué es lo que yo necesito saber?” se perdía en las adivinanzas Yana Stangey. Todos sus pensamientos entonces estaban en la obra, “La Bella Durmiente”. En general sobre el ballet de Piotr Tchaikovsky ella sabía todo, pues ella bailaba en el cuerpo de baile y luego bailó partidos de los cisnes.

“Dentro de un mes debes estar preparada para bailar a Odette-Odile”, escuchó la muchacha y no podía creer que eso sucediera. Para Yana esta noticia fue un choque doble: se trataba no sólo del papel protagónico en el espectáculo, sino también de que ella tenía sólo un mes para prepararse. El aquel tiempo la bailarina lo recuerda muy mal, pues estaba preparándose sin darse cuenta que pasaba. Lo primero que hizo Yana fue buscar el video de la obra, “El lago de los cisnes”, y ponerlo. Muy pronto sus ojos se llenaron con lágrimas, pues la muchacha se dio cuenta de que no estaba preparada para bailar este partido mentalmente, así como físicamente. Pero ella no quiso rechazarlo y decidió hacer todo lo posible para poder bailar en el ballet en el que soñaban participar casi todas las bailarinas, pero sólo las más afortunadas recibían esta propuesta. Trabajar, intentar una y otra vez. Así era el lema de Yana Stangey y la jovencita comenzó a ensayar muy duro, viniendo a la clase de ballet todos los días. Tampoco la muchacha tiene grabado en la memoria el estreno. Lo único que Yana recuerda es que estaba temblando como en ningún otro concurso incluso más responsable.

En general, la joven bailarina tuvo que pasar por muchos concursos. El primer concurso muy importante tuvo lugar en Varna, donde Yana presentó seis variaciones clásicas y dos bailes modernos. Lo hicieron todas las participantes del concurso. Hubo el calor de treinta grados y el escenario estaba al aire libre. Yana estaba a punto de perder conciencia, pero pudo hacer todo muy bien y su esfuerzo fue apreciado: ella ganó un diploma.

En general, a Yana le gustan mucho los concursos. Ella cree que son útiles para aquellas personas que se ponen muy orgullosas, una vez al ganar algo. Además de eso, los concursos son necesarios para aquella gente que pone en duda sus propias capacidades y permite mostrar su verdadero nivel de la preparación. Hace falta señalar que para Yana el concurso de baile de “Eurovisión-2013” ha sido muy buena escuela. La muchacha presentó a Esmeralda y ganó diez puntos. A su vez, con la interpretación moderna ella tuvo más problemas. Pues entonces Yana optaba cien por ciento a favor de las obras clásicas. Por lo tanto, por varios años ella dejó de ensayar bailes modernos. Pero el baile moderno era una condición para la participación, y la jovencita tomó la decisión de experimentar. Dolores musculares, contusiones en las piernas así son sus resultados decentes. Yana Stangey permanecerá en la historia como la primera representante de Belarús en el concurso de baile de “Eurovisión-2013”.

Yana Stangey no es belarusa, nació en la ciudad ucraniana de Khárkov, allí mismo a los cuatro años de edad comenzó a tomar clases de coreografía. Su madre la llevó junto con su amiguita, soñando con que su hija se convirtiera en una bailarina. Pero cuando la niña tenía diez años, la madre dijo que los ejercicios diarios eran muy agotadores para su hija. Una vez terminada la escuela primaria, su madre quería que su hija dejara el ballet, pero entonces su padre dijo: “Yana continuará bailando”.

Y cinco años más tarde, ellos en el consejo familiar decidían el destino de su hija. Nueve clases han terminado y en la escuela de ballet también se acerca la graduación. La opción más probable era continuar los estudios en la Escuela de Ballet de Kíev. Pero la profesora de Yana, Tatiana Cherkásova, propuso probar ingresar en la escuela de Minsk, diciendo que la escuela de allí era más fuerte.

Hoy en día, la muchacha con una sonrisa en sus labios recuerda sus intentos de conquistar la capital belarusa:

— Para llegar a ser una estudiante, tuve que presentarme tres veces ante los profesores de Minsk. Recuerdo que en la víspera de un viaje a Minsk, paseando por Khárkov, golpeé un dedo en el pie. El dedo se hinchó tanto que no podía usar zapatillas de punta. Me acudí al consultorio médico, pero no me pudieron hacer nada. Mi primera actuación falló, me pidieron venir un par de semanas más tarde para un examen común. Yo ensayaba mucho y estaba perfectamente preparada, pero un día antes del examen comí algo que me cayó muy mal. Así que el segundo intento también no fue exitoso. Gracias a Dios, las personas –que optaban por una forma pagada de estudios– tenían otra posibilidad de presentar su programa unos días más tarde. Así que no la perdí.

Apenas seis meses más tarde Belarús se convirtió en otro hogar para Yana. Gracias al billete de estudiante –que permitía entrar libremente a todas las actuaciones– Yana siempre pasaba por el Teatro Bolshoi. “El Cascanueces”, “La Sylphide”, “El lago de los cisnes”... La muchacha soñaba con actuar por lo menos en el cuerpo de baile. Por lo tanto, en el tercer año con mucho gusto aceptó la propuesta de probar bailar en el teatro.

Hoy en día, Yana –siendo la solista del Teatro Nacional Académico de Ópera y Ballet Bolshoi– baila a Odette y Odile.


A Maya Plisétskaya le gusta repetir que “El lago de los cisnes” es una prueba de fuego para cualquier bailarina, pues en esta obra no hay lugar para esconderse, todas las bailarinas están como en la palma de la mano y se ve su técnica y su arte dramático. Ya es demasiado temprano hablar de logros de Yana Stangey. Maya Plisétskaya durante treinta años bailó en este ballet mundialmente reconocido. A su vez, la bailarina belarusa, Yana Stangey lo hizo solamente un par de veces. Pero no hay duda de que en el escenario de Belarús ha aparecido una bailarina muy talentosa.

Natalia Stepankova
Заметили ошибку? Пожалуйста, выделите её и нажмите Ctrl+Enter