El pasado no se va a ningъn lado

La causa por la que conocн a la minsqueсa Diana Alexбndrovna Pavlovets fue el Hйroe de la Uniуn Soviйtica, Fritz Schmenkel. Mejor dicho, la historia de la tabla conmemorativa que me hizo acordar de lo que sucediу en el edificio nъmero 4 en la Plaza de Libertad de Minsk, en lejano febrero de 1944
La causa por la que conocн a la minsqueсa Diana Alexбndrovna Pavlovets fue el Hйroe de la Uniуn Soviйtica, Fritz Schmenkel. Mejor dicho, la historia de la tabla conmemorativa que me hizo acordar de lo que sucediу en el edificio nъmero 4 en la Plaza de Libertad de Minsk, en lejano febrero de 1944.

La tabla conmemorativa. En otoсo de 1941 el antinazista alemбn Fritz Paul Schmen­kel se pasу al Ejйrcito Rojo y con el arma luchу contra los nazistas. Se hizo combatiente del destacamento de guerrilleros “ЎMuerte al fascismo!” de la provincia de Kalнnin (estuvo bajo el seudуnimo guerrillero Ivбn Ivбno­vich), luego lo ascendieron al subjefe del grupo de sabotaje y de inteligencia “El campo” que luchу en las afueras de la ciudad de Orsha, en Belarъs. Participу de todas las importantes operaciones del destacamento, con extraordinaria audacia, valentнa y coraje.
En junio de 1943 a Fritz Schmenkel lo designaron subjefe del grupo de sabotaje y de inteligencia “El campo”, especialmente preparado para llevar a cabo las operaciones especiales en boscosa regiуn de Orsha. En diciembre de 1943 Fritz Schmenkel realizaba una operaciуn de inteligencia en una guarniciуn de las tropas alemanas.
Por el Decreto del Presidium del Soviet Supremo de la Uniуn Soviйtica (presidencia del parlamento soviйtico) del 6 de octubre de 1964 al ciudadano de Alemania, Fritz Paul Schmenkel, fue otorgado el grado del Hйroe de la Uniуn Soviйtica post mortum (la mбxima condecoraciуn de aquel entonces). En Minsk, en la Plaza de Libertad, en el edificio nъmero 4, donde durante la ocupaciуn se encontraban la sede de la contrainteligencia y de otros servicios secretos nazistas fue instalada una tabla conmemorativa, en honor del valiente guerrillero internacionalista que decнa: “En febrero de 1944 en este edificio los verdugos nazistas condenaron a la pena de muerte a Fritz Paul Schmenkel, militante de la resistencia antinazista y participante de la Gran Guerra Patria, ciudadano alemбn, Hйroe de la Uniуn Soviйtica”.
La tabla conmemorativa fue inaugurada en 1965, una vez otorgado a Fritz Schmen­kel el grado del Hйroe de la Uniуn Soviйtica. Pero hace unos aсos la tabla desapareciу. Decнan, por empezar los trabajos de reconstrucciуn de este edificio histуrico. Pero cuando el arreglo terminу la tabla tampoco apareciу.
Este misterio inquietaba mucho a la minsqueсa, Diana Alexбndrovna Pavlovets, pues eso no le pareciу justo. Al escucharla, una vez mбs me di cuenta de que nuestras vivencias salen de la perrilla.
Pobre niсa… Para comenzar, ella contу de las desgracias de su infancia y juventud. Incluso hoy, Diana Alexбndrovna recuerda todos los detalles de aquel entonces:
— En principio de 1943 mi aldea natal, Chнchkovo, de la provincia rusa de Bryansk sufriу el mismo terror que el pueblo belaruso Jatyn (el antiguo pueblo de la regiуn de Logoysk de la provincia de Minsk que fue quemado por los nazistas en la primavera de 1943 — Aut.). Pero por suerte sus vecinos sobrevivieron. El propio pueblo Chнchkovo lo quemaron, pero a la gente –entre ella, yo de 12 aсos y mi madre– fue secuestrada para cumplir los trabajos forzosos en un campamento.
Nos esperaba largo camino lleno de sufrimientos y lбgrimas. Una vez entramos al pequeсo pueblo alemбn. Paramos cerca de una casa. Estuve a punto de morir por el agotamiento y el hambre. Toquй la puerta, despuйs la empujй. ЎAl abrirla, percibн calor y vida! Dentro del instante escuchй hablar una suave y compasiva voz de una alemana: “Pobre niсa, pobre niсa…” La mujer me ofreciу comer algo, me diу ropa, calzado… Pronto seguн el camino con los demбs. Pero por mucho tiempo me sonaba la voz de aquella mujer alemana: “Pobre niсa, pobre niсa…”
El nombre de aquel pueblo no lo captу la memoria de una niсa. Despuйs de la guerra Diana Alexбndrovna trataba de encontrar aquel lugar, en varias ocasiones viajaba con su esposo a la Prusia Oriental (actualmente es la provincia de Kaliningrado, Rusia), pero en vano.
Mi madre fue maestra. En aquel entonces junto con nosotros andaba el manco prisionero de guerra, tambiйn maestro. Mi madre y un pequeсo grupo de mujeres se mantenнan juntas. Una vez por la noche en la ciudad de Proysisch-Eilau el manco prisionero de guerra nos contу de que corrнan rumores de que a todos los secuestrados para cumplir los trabajos forzosos iban a llevar a Kцnigsberg para embarcarlos, y luego hundirlos a todos en el mar. Pues decidimos huir. Las tropas nazistas se retiraban, dejando las ruinas, reinaba el caos. Muchos escoltas escaparon, ya casi nadie nos vigilaba como antes. Cuando llegamos a la ciudad de Proysisch-Eilau vimos un edificio muy grande de un tribunal. Bajamos al sуtano y decidimos escondernos como los animalitos en un rincуn, quedбndonos durante algъn tiempo. Cuando por primera vez vi la escena de la pelнcula “Diecisiete instantes de la primavera” (famosa telenovela soviйtica sobre la guerra — Аut.), como en un refugio antiaйreo una enfermera repartнa el agua, me sentн un ataque de nervios. La cosa es que en aquel refugio tambiйn alguien me daba algo de beber.
Por todos lados todo el tiempo se oнa ruido, disparos, explosiones. En medio de este caos al sуtano entran soldados alemanes y tratan de arrancar sus hombreras… ЎDe repente el silencio! Por un instante todos quedan inmуviles. En este momento se abre la puerta y aparece un militar en uniforme desconocido, con hombreras. El choque se apoderу de nosotros: їquiйn es? їde dуnde viene? Luego suenan fuertes las palabrotas rusas... Por eso a mн a pesar de ser maestra filуloga, hasta hoy no me ofendo mucho cuando escucho las palabrotas, aunque no las uso, por supuesto.
A Diana la llevaron del sуtano cargada, en los brazos: pues ya no podнa caminar, ni estar de pie. A ella y a su madre las acomodaron en un “campamento soviйtico de filtraciуn”, donde la niсa enseguida se enfermу muy fuerte. Una vez surgida la oportunidad llegaron a las afueras de Minsk a casa de sus parientes. Cuando su padre regresу de la guerra, lo mandaron a trabajar como el director de la escuela secundaria al pueblo Plissa de la regiуn de Smolevichi.

El idioma de Anna Seghers. — Volvн a estudiar, pues antes de la guerra logrй terminar solamente tres clases. Pero el idioma alemбn que enseсaron aquellos aсos en las escuelas, me provocaba terrible horror: el habla alemбn me causaba el ataque de nervios.
Un dнa vino para trabajar con nosotros la nueva maestra de alemбn. Me daba tanta lбstima verla: habнa sufrido en los campamentos, su hija estaba enferma. Para no herirla mбs todavнa decidн asistir a todas las clases que daba. Superй a mн misma: despuйs de tantos sufrimientos y tantas carencias me sentнa muy feliz en mi nueva vida que parecнa fantбstica y llena solamente de alegrнa.
En la facultad filolуgica de la Universidad Estatal de Belarъs tambiйn estudiй el alemбn. La profesora fue muy rнgida y muy clбsica. Yo no sabнa, por quй razуn me habнa distinguido: a unos ponнa “sobresaliente” sin decir nada, pero a mн siempre me decнa: “ЎTienes que trabajar mбs!” Me daba tantas tareas que no tenнa tiempo para pensar gustara o no me gustara el idioma alemбn. Me fuн obligada a aprender mбs y mбs y lo hacнa. ЎQuisiera “correspoderla en todo”! Esta profesora me hizo traducir el libro de la escritora alemana, Anna Seghers, su novela antinazista “Los muertos por siempre quedan jуvenes”.
Hay que decir que con el tiempo el idioma alemбn, los alemanes y la guerra para mн se dividieron de alguna forma. El mismo libro de Anna Seghers me conmoviу muchнsimo. Pude conocer a los alemanes del otro lado de la “barricada”. Esta novela la leн como tres veces. Cuando llegу la hora de elegir el tema de mi futura tesis, no pensй mucho y escogн la obra de Anna Seghers.
El protagonista de la novela, Hans, el hijo de un obrero, al encontrarse en el frente oriental decide pasarse a la resistencia antinazista local. Salva a un guerrillero soviйtico, pero lo siguen, capturan y fusilan. Cuando me acuerdo de aquella mujer alemana que me ha dado de comer y la ropa, pienso que es muy probable que haya sido la madre de uno de esos Hans. ЎSaben, en la vida ocurren cosas extraсas…! De esta forma para mн se mezclу el sujeto literario y la verdadera realidad, pues durante toda mi vida tuve muchas pruebas muy evidentes de la realidad y del invento.
Pбginas renacidas. En unа reuniуn la profesora Diana Paulovets conociу a la viuda del Hйroe de la Uniуn Soviйtica, antinazista Fritz Schmenkel.
— Durante muchos aсos vivн tranquila, sigue hablando. — El tema “nosotros y los alemanes” se quedу en el pasado. Pero en 1966 leн un artнculo sobre Fritz Schmenkel, y el viaje de su familia — su esposa y su hijo– despuйs de la guerra a Minsk. Al llegar a la capital, vн la tabla conmemorativa que se encontraba en la Plaza de Libertad. Entonces reconocн en Hans, al protagonista de la novela de Anna Seghers, a Fritz Schmen­kel quien quiso pasarse al lado de los guerrilleros. Pasй por la biblioteca y encontrй las revistas viejas, volvн a leerlas. Fue muy interesante.
Sucediу asн que muchos aсos ni pensaba en esta historia. Hasta que hace varios aсos mi nieto se fuera para pasar las prбcticas en la ciudad alemana de Maguncia (Mainz en alemбn), Ўdonde habнa nacido Anna Seghers! Es curioso, pero hasta poder verla por primera vez no la podrнa imaginar viva — para mн fueron mбs que reales sus personajes.
Hace un par de aсos empecй a asistir a las reuniones de la sociedad de los antiguos prisioneros jуvenes del rйgimen nazista. Fue sorprendente enterarme de que tenнa lazos de amistad Ўcon la ciudad de Maguncia! Mi interйs creciу mбs todavнa cuando de Maguncia a Minsk vino Franz Blьm, el titular de una organizaciуn social que se ocupaba de los intercambios entre los jуvenes. Lo impresionу mucho de que en Minsk conocen a Anna Seghers. Franz Blьm prometiу hallar y mandarme el libro de esta autora en el idioma original.
Hace poco Franz Blьm vino nuevamente a Minsk y le trajo a Diana Alexбdrovna el prometido libro de cuentos. El mismo es de su orgullo: por supuesto, lo lee en alemбn. Su historia Diana Alexбdrovna la concluye muy contenta: “La tabla conmemorativa a Fritz Schmenkel ha sido restablecida en el mismo lugar”. No podнa pasar de otra forma. Hace poco Franz Blьm invitу a Diana Alexбdrovna, que viniera a Alemania. Si le permite hacerlo su salud. Los aсos corren, pero el pasado no se olvida nunca...

Galina Ulitsyonok
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