Belarús juega un papel importante en el mantenimiento de la estabilidad en la región

El país y la paz han llegado a ser sinónimos

Belarús juega un papel importante en el mantenimiento de la estabilidad en la región


La turbulencia económica mundial y las tormentas geopolíticas –que surgen de vez en cuando–involuntariamente nos obligan a pensar en cómo podemos sobrevivir en esta realidad, salvar al país y fortalecer nuestra independencia. Esa es la razón por la que en la Asamblea Nacional de toda Belarús era muy importante analizar las tendencias de la política mundial y definir claramente las principales prioridades de la estrategia de política exterior de Belarús.



En los últimos cinco años, el mundo –que nos rodea– ha cambiado considerablemente. Pero siempre hemos mantenido nuestros principios y el compromiso ante nuestros socios. No hemos cambiado nuestras preferencias, no hemos traicionado a nadie y abiertamente y honestamente presentamos nuestra posición en el ámbito internacional, promoviendo un orden mundial justo. Y con eso, por supuesto, nunca nos hemos olvidado de nuestros intereses nacionales. Nuestra posición ha sido apreciada mucho por la comunidad internacional. No es casualidad que la ciudad de Minsk ha sido elegida como el sitio de conversaciones en cuanto a la situación en la vecina Ucrania. Es aquí, en el corazón de Europa, en febrero de 2015, después del duro maratón diplomático de 16 horas, los líderes del “Cuarteto de Normandía” –Putin, Poroshenko, Merkel y Hollande– firmaron la Declaración que sentó las bases de una desescalada del conflicto de guerra en Ucrania. El papel de Belarús en este proceso el doctor en ciencias políticas, Sergei Kizima, evaluó de la siguiente manera:

— Belarús es el primer país que ha notado toda la magnitud de la catástrofe inminente y ha propuesto planes realistas para congelar o poner fin al conflicto.

Como resultado, el término “acuerdos de Minsk” ha entrado con firmeza en el léxico de los políticos, y las palabras “Minsk” y “paz” se han convertido en sinónimos. Los esfuerzos de paz de nuestro país han cambiado radicalmente su percepción en Occidente, cree que el politólogo alemán, Reinhold Krumm:

— La eliminación de las sanciones hacia la élite política de Belarús es un paso en la dirección de la cooperación empresarial entre la Unión Europea y Belarús. La Unión Europea ha visto una vez más que Minsk es su socio, que está tratando de establecer buenas relaciones entre Occidente y Oriente. A esto se suma el hecho de que, incluso durante la “congelación” de las relaciones los países occidentales no impedían  la cooperación con Belarús en los campos tan sensibles como la protección conjunta de las fronteras, la lucha contra el tráfico de drogas y la delincuencia transfronteriza. Además de eso, la Unión Europea nunca ha puesto en duda que sus fronteras en el este están protegidas mal. La tarea principal de los próximos años es materializar la nueva tendencia en cuanto a la mejora de las relaciones con Occidente, convertirla en proyectos concretos, que van desde el comercio y la inversión y terminan con la simplificación del régimen de visados.

Los cinco años anteriores no pasaron en vano también en la dirección del este. Hemos formado parte de la Unión Económica Euroasiática, hemos abierto nuevos mercados en los países de “largo arco”, y hemos hecho un verdadero avance en las relaciones con un gigante como China. Un ejemplo de esto es el inicio de construcción del Parque Industrial de Altas Tecnologías de China y Belarús, “Gran Piedra”, y la unión de Belarús hacia un proyecto tan ambicioso como el Cinturón Económico de la Gran Ruta de Seda. En este camino a Minsk se le da el papel histórico de la encrucijada económica, comercial y logística entre el Este y el Oeste. Suena quizá pedante, pero es así. La poderosa China –siendo la segunda mayor economía del mundo– vio en nuestro país un socio fiable y prometedor. Este hecho fue otra confirmación de que durante los años de la independencia, Belarús se ha convertido en un jugador importante en la política regional, asevera el candidato a doctor en ciencias filosóficas, Nikolay Shchiokin:

— En el mundo actual –basado en la competencia feroz, no sólo entre los países, sino también entre las empresas transnacionales, así como en la búsqueda del capital transnacional de imponer su voluntad sobre los pueblos y los países– sólo se puede sobrevivir mediante la implementación de un paradigma de integración del desarrollo y creando un orden mundial multipolar. Belarús en este sentido es un perfecto ejemplo de país, para el cual la demanda de cooperar supera el deseo de competir.

Vladímir Vélijov
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