El nuevo edificio del museo

El próximo año, en vísperas de la celebración del 70º aniversario de la liberación de Belarús de los alemanes nazis el nuevo edificio del Museo Nacional de la Historia de la Gran Guerra Patria recibirá a sus primeros visitantes
El próximo año, en vísperas de la celebración del 70º aniversario de la liberación de Belarús de los alemanes nazis el nuevo edificio del Museo Nacional de la Historia de la Gran Guerra Patria ecibirá a sus primeros visitantes

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La cúpula del nuevo edificio del Museo Nacional de la Historia de la Gran Guerra Patria se ve desde lejos. Partiendo de la Plaza de la Libertad a dirección de la avenida Pobedíteley uno llega a una increíble construcción del museo. El lugar para el mismo fue elegido no sólo bien apropiado, sino también muy simbólico. Por allí cerca se encuentra el Parque de la Victoria y ante la fachada principal del museo está la estela, “Minsk Ciudad-Héroe”, puesta en 1984 para el 40º aniversario de la liberación de Belarús de los alemanes nazis. El próximo año nuestro país celebrará el 70º aniversario de la vida sin guerra.

Comienzo mi visita del museo con el recorrido por un espacio principal del nuevo museo –el Salón de la Victoria– que tiene cúpulas que se ven en diferentes puntos de nuestra ciudad. Desde afuera se ve la bandera roja volando, que es igual a la que el 1º de mayo de 1945 los soldados soviéticos colocaron sobre el Reichstag en Berlín, como el símbolo de la victoria sobre el nazismo. Dentro de la cúpula de vidrio se encuentra la vidriera decorada de las cigüeñas –símbolos de Belarús– volando en el cielo con las alas extendidas, así como las cigüeñas de bronce en la Plaza de Nezavísimosti en Minsk. Sin estas aves es imposible imaginar el paisaje belaruso. Los pueblos quemados junto con sus residentes es una de las mayores tragedias de la pasada guerra...

La primera ciudad –que sufrió el ataque de los alemanes nazis el 22 de junio de 1941– fue Brest, su ciudadela, situada en la frontera con Polonia. Desde allí, al oeste, comenzaron a llegar a Belarús –entonces parte de la Unión Soviética– las tropas de Wehrmacht de Alemania. Al pasar bajo las puertas de la Fortaleza de Brest –que en una forma reducida están presentadas en la exposición– comenzamos nuestro recorrido acompañados por Svetlana Potúpchik, conservadora principal de los fondos del museo:

— El museo de la historia de la guerra no es sólo una ilustración de las batallas, que comprueban tanques y aviones encontrados durante las expediciones en el lugar de los combates. Además de eso, aquí está presentada mucha información dedicada a los soldados y guerrilleros, que lucharon durante la ocupación por su libertad e independencia de su país. Un salón aparte nos cuenta sobre actos delictivos de los ocupantes y a las personas, que colaboraron con ellos.

Hace falta señalar que el área de exposición –que revela la historia de la guerrilla– está representada en forma de una reconstrucción del entorno en el que vivieron y lucharon contra los invasores los vengadores populares. Son sus bases en bosques y aldeas. Los visitantes del nuevo museo tendrán la posibilidad de pasar por caminos secretos y ver lo que era un campamento guerrillero con su infraestructura viable.

Svetlana Potúpchik me invita a pasar al último salón, donde están presentadas las evidencias de la vida de los minsqueños en 1944, cuando la ciudad fue liberada de los alemanes nazis. Un quiosco de periódicos y una vivienda de un vecino de la ciudad: todo esto permite pasar al tiempo de hace 70 años atrás. Además de eso, por allí cerca está presentado el stand con fotografías del primer edificio del Museo Nacional de la Historia de la Gran Guerra Patria. A esta altura, en esta obra se enucentran cafeterías y restaurantes, que gozan de mucha popularidad de turistas belarusos, así como extranjeros. Hace falta señalar que este edificio permanece aquí a partir del siglo XVII: originalmente eran celdas de los monjes del Orden Basiliano. Lo que simboliza la continuidad entre la ciudad de Minsk de preguerra y posguerra. ¡Nuestra ciudad se vió obligada a sobrevivir varias guerras!

A propósito, la fachada del Museo Nacional de la Historia de la Gran Guerra Patria adornan altos relieves con las imágenes de las ciudades belarusas, incluso de Minsk con su iglesia ortodoxa principal: la Catedral del Espíritu Santo. El ayuntamiento simboliza la ciudad de Moguiliov. Alrededor de estos detalles arquitectónicos están colocados los bustos de guerrilleros y militantes de la organización clandestina.

En el diseño de los salones del museo participaron no sólo los artistas belarusos. Cade destacar que para la nueva exposición los representantes del Estudio de Artistas Militares Grékov de Moscú crearon diogramas, “Defensa de Minsk” y “Caldera de Minsk”. Además de eso, la exposición del museo está llena de modernas tecnologías multimedia, que permiten mostrar las antiguas actualidades y escuchar las voces de los testigos de aquella guerra.

Cualquier persona –que quiera saber, cuál fue el destino de Belarús en el siglo XX– debería visitar el nuevo museo. La última guerra causó importantes daños. La memoria sobre estos acontecimientos trágicos sigue viva incluso hoy en día. A su vez, nosotros, los belarusos, seguimos honrado a los héroes, que trajeron la libertad a nuestra tierra natal. En la sombra del Parque de la Victoria –que también vale la pena visitarlo, una vez al recorrer salas de exhibición– ustedes, estimados lectores, tendrán la posibilidad de repensar mejor todo lo visto en el museo. Aquí, como en ningún otro lugar, uno siente que el cielo apacible es la mayor riqueza en la tierra.

skobelev.pngNikolai Skóbelev, director del Museo Nacional de la Historia de la Gran Guerra Patria:

— El museo (en el antiguo edificio) fue abierto el 22 de octubre de 1944 y gozó de gran popularidad. Si en 2009 lo visitaron más de 172 mil personas, en 2012, en torno a 235 mil. En los fondos del nuestro museo permanecen 28 colecciones y más de 107 mil objetos. Cada año la colección del museo se completa con 700 o 800 objetos de exposición. De los recientes me gustaría destacar el certificado médico extendido por el doctor del primer hospital clínico de Minsk, Eugeni Klúmov, Héroe de la antigua Unión Soviética, jefe del grupo clandestino, a un vecino de la ciudad ocupada sobre su incapacidad para evitar el trabajo forzoso. Además de eso, para la nueva exposición adquirimos un avión soviético, PO-2, renovado por restauradores rusos. A su vez, en el salón, “Camino de Guerra”, está presentado el tanque alemán, PzKpfw III...

Víktar Kórbut

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