En el Museo Nacional de Bellas Artes de Belarús con éxito fue celebrada la exposición del artista belaruso, Camille Kamal, “Juegos en el borde de la Tierra”

El juego por el cual vale la pena vivir

En el Museo Nacional de Bellas Artes de Belarús con éxito fue celebrada la exposición del artista belaruso, Camille Kamal, “Juegos en el borde de la Tierra”, en la cual fueron presentadas las obras de pintura, gráfica y escultura, creada por el maestro en los últimos 30 años 



Las litografías y los grabados del artista sorprenden por su interpretación muy virtuosa, así como por la ligereza y humildad de las líneas. Hace falta señalar que en las pinturas del maestro está unido de modo armonioso lo real y lo sobrenatural. Los colores se complementan entre sí y al mismo tiempo se oponen. Además de eso, el artista sabe “manejar” perfectamente el arte de pintura, mosaico, vitrales y esgrafiado. Se trata de variados tipos del arte monumental. 

Los pensamientos sobre el pase rápido de la vida y la eternidad, las fantasías parecidas a los sueños de colores de los niños, así como la filosofía compleja y multifacética como la misma vida: todo esto hay en el arte de Camille Kamal, que ha sido presentado en la reciente exposición, “Juegos en el borde de la Tierra”. 
“Mi primer profesor en la escuela de pintura de Leningrado (ahora San Petersburgo — Aut.) Iliá Repin, Yevsei Moiséenko, era oriundo de Belarús, recuerda Camille Kamil. Él siempre decía: “La monotonía es peor que la fealdad”. Y estas palabras las tengo grabadas en mi mente hasta ahora. En cualquier campo del arte –escultura, gráfica, pintura– sería muy interesante ver la bondad humana y aquel valor, que, desgraciadamente, se pierde poco a poco en la vida cotidiana. Agradezco mucho a esta tierra, a esta gente por lo que me han dado la oportunidad de expresarme. Belarús es mi patria más querida, todo mi arte es para Belarús y para belarusos. En el mismo está toda mi alegría, tristeza, poesía y filosofía. Al final, nuestra vida, sea como sea, es un juego, por el cual vale la pena vivir”. 



Es cierto que treinta años de la vida de Camille Kamal están relacionados con la ciudad de Minsk. En la capital belarusa él comenzó su trayectoria de artista profesional. Nacido en Georgia, en una familia azerbaiyana, él se convirtió en un verdadero belaruso, al enriquecer el arte nacional con sus brillantes e inolvidables obras. 

El trabajo creador de Camille Kamal es extremadamente brillante, fascinante por su profundidad y la melodía. Pero la exposición celebrada no es una despedida del arte para nada. El artista sigue trabajando activamente –para crear y transmitir sus conocimientos y experiencias– en la Universidad Nacional Pedagógica de Belarús Maxim Tank. 

Los colores profundos, los matices orientales y la sutilidad de las líneas: todo eso atrae mucho en las pinturas de Camille Kamal. En los cuadros del pintor el mundo real se mezcla con el mundo sobrenatural y aparecen imágenes cercanas a todos nosotros. Sin embargo, cada uno puede “leerlas” a su manera. 
“Toda mi historia está en mis obras, cuenta el artista. Lo que yo diría con las palabras, incluso podría ser incorrecto. Pero cuando una persona vea mis trabajos, podrá entender aún más”. 


“Ciudad de ancestors”, 2014

En las obras de Camille Kamal se lee muy bien la filosofía del autor, su visión original del mundo, las relaciones humanas y sus sentimientos. Se puede durante mucho tiempo mirar sus pinturas, descubriendo detalles e imágenes muy distintos no vistos previamente, así como admirar la desbordante imaginación del artista y su increíble visión del mundo. 

Cabe destacar que Сamille Kamal –cuya obra es diferente de la de otros artistas belarusos– tiene no sólo la educación de pintor, sino también de monumentalista. En Minsk, están presentadas tres docenas de sus obras monumentales. Entre ellas la composición escultórica de la fuente, “Árbol de la Vida”, puesta en el bulevar Traktorostroiteley en la capital belarusa, así como los monumentos a los libertadores de Belarús en Moguiliov y Vileyka. Además de eso, Camille Kamal hizo muy buen trabajo gráfico para las obras de Vasil Bykov y Ryhor Baradulin. Fascinan también sus litografías únicas. 


“Enternidad”, 2009

“Últimamente, hasta cierto punto ha sido cambiada la actitud hacia el arte, cuenta Camille Kamal. Ahora la gente puede estar interesada en, por ejemplo, poner la obra en buen marco y el mismo cuadro puede ser inútil. No quiero que mis trabajos sean tratados de este modo. Aunque, sinceramente dicho, tampoco me gustaría que la exposición actual sea pasada de moda. Mi gran deseo que mi arte lo vean bien bonito. Por ejemplo, el boceto en plastilina, “Enigma”, yo lo aumenté con un alambre de metal hasta cinco metros. La escultura estaba junto a la entrada en el museo y era un símbolo de toda la exposición”. 

“Perla”, 2014
“Perla”, 2014

En todos los lugares –donde se celebraban las exposiciones individuales del artista: en Polonia, Turquía, Alemania, Azerbaiyán, Austria, Holanda, Italia, o, como una de las recientes, en Bélgica, en la sede el Parlamento Europeo– todas ellas estaban bajo la bandera de la República de Belarús. Hace falta señalar que a Camille Kamal se lo conocen en muchos países del mundo. Y referencias positivas en la prensa extranjera él siempre recibe como el artista belaruso. Por lo tanto, esto no sólo es un elogio al propio artista, sino también al país, que él representa. 


“Jugos al fin del mundo”, 2014

“Para mí resulta muy divertido y emocionante pintar mi propio mundo. Creo que el arte no tiene cánones. Por lo tanto, cada artista tiene su propia manera de crear. El arte es inmenso y sin fin... Cualquier persona –que es sincera frente a su conciencia en el arte– se quedará para siempre y que no es sincera, va a desaparecer, se evaporará como si nunca haya estado. Sé muy bien una cosa, que amo la vida, mi familia, mis parientes y amigos y toda la Humanidad. Es un misterio y el propósito de mi trabajo creador”. 

Este es el credo del artista, Camille Kamal, azerbaiyano que vive en Belarús y que ha obtenido la educación artística en Rusia y luego en Belarús. Sus pinturas están llenas de imágenes que han surgido de la fantasía de las reflexiones filosóficas, los recuerdos de la infancia y las experiencias de vida pasada. Parece que el maestro se tambalee al borde de lo existente y lo inventado. Parece que él esté tratando de captar la esencia de un momento y no tenga nada de prisa por bajar hacia la existencia mundana. 

“Arpa”, 2000
Arpa”, 2000

Cabe destacar que las pinturas de Camille Kamal es imposible confundir con los cuadros de otros artistas. Camille Kamal es un artista brillante, sincero y alegre. En sus cuadros aparecen las personas que se reúnen, reflejan, miran en el infinito espacio que les rodea. Y luego surge el deseo de dejar la carrera agitada, calmarse y mirar hacia sí mismo. Tal vez pues la misma vida es la constante búsqueda de la eternidad. 
Hace falta señalar que para los residentes de los países orientales (en Turquía y Azerbaiyán, el artista a menudo presenta sus exposiciones individuales) Camille Kamal desde hace mucho tiempo es un artista belaruso o europeo, que sigue teniendo una mentalidad oriental y presenta en sus maravillosas obras los temas inspirados por los recuerdos de infancia. La escuela de arte europea influenció mucho en su desarrollo y de modo natural se unió con su arte. 

Camille Kamal nació en Georgia. Los primeros pasos creativos los hizo en la escuela de arte de Bakú Azim-Zade. Además de eso, estudió tres años en la Academia de Artes Iliá Repin en Leningrado (ahora es San Petersburgo — Aut.) El estudio de Yevsey Moiséenko y sus principios clásicos de la pintura se convirtieron en el primer paso hecho a fin de acercarse a las tradiciones de la escuela realista. Durante algún tiempo Camille Kamal vivió en Moscú y Kíev y luego se instaló en Minsk. 


“Inspiración”, 2000

En 1984, Camialle Kamal se convirtió en un estudiante de la facultad de pintura del Instituto Nacional de Arte Teatral de Belarús. Aquí gracias al catedrático, Piotr Krokhalev, él aprendió el arte de mezclar los colores. Luego Camille pasó a la facultad de decoración monumental de este mismo instituto, donde tuvo la posibilidad de combinar su peculiar percepción del mundo y los principios de excelencia. 

Así dijo en una ocasión el artista popular de Belarús, entonces el director de la facultad de arte monumental y decorativa, Gavriil Váshchenko: “Sentía que era un creador extraordinario. Y me gustaba mucho que lejos de su tierra natal él seguía sus tradiciones nacionales. No quería cambiarlo para nada, al contrario, tenía deseo de preservar en el mismo esta identidad y la diferencia de otros artistas de Belarús”. 

Camille Kamal se encontró en la atmósfera de la verdadera creatividad libre. Los graduados de la facultad aprendían hacer mosaicos, murales, vitrales y encáustica. Ellos veían todo alrededor a través de las imágenes abstractas y se centraban en la búsqueda de la forma y la plasticidad del lenguaje artístico, tratando de encontrar en la creatividad algo icónico, generalizaciones y reflexiones filosóficas.

En las composiciones monumentales de Camille Kamal se ponen bien notorias líneas finas, armonía de colores, plasticidad natural de figuras humanas y delicadeza de imágenes. Incluso en las primeras obras del artista la gran importancia tiene el espacio. El mismo desempeña un papel independiente, tiene una profundidad y señal especial. Cabe destacar que por su trabajo de graduación –pintura monumental, “La llamada de los sueños”, de 380 metros cuadrados, pintura de muchas figuras puesta en la escuela secundaria No. 181 en uno de los barrios de Minsk– él recibió una beca de la Unión de Artistas de la antigua Unión Soviética. 

El patrimonio artístico del muralista, Camille Kamal, también forman parte las pinturas presentadas en la tienda capitalina, “Libro médico”, así como en el café, “Kolobok”, y los vitrales que decoran el ambiente del restaurante, “Astara”. Con eso algunos trabajos se quedaron sin terminar. La obra, “Ilustradores de Azerbaiyán”, Camille Kamil no lo terminó. 

Por desgracia, a principios de los años noventa del siglo pasado, la situación económica no ha contribuido al desarrollo del arte monumental y decorativa. Y la mayoría de los muralistas se dedicaron a la pintura de caballete, aportando en la misma un mayor grado de su imaginación expresiva. Uno de ellos fue Camille Kamal. 

El estudio del artista se encuentra en la fábrica de producción artística de Minsk de la Unión Belarusa de Artistas. Su área es pequeña, pero eso no impidió a Camille Kamal presentar en sus paredes una pequeña exposición. Él cree que los trabajos más cercanos y queridos a su corazón siempre deben estar a la vista.
A Camille Kamal le cuesta mucho separarse de sus pinturas. Lo preocupa mucho, en qué lugar permanecerán las mismas. Hubo casos, cuando él simplemente no quería vender su trabajo y luego no se arrepintió para nada. 

“Diogenes es un héroe y un dios en mi percepción, cuenta el artista. Es un hombre para quien el dinero no tenía ningún valor. Como él, yo no busco ganancia material, estoy buscando a la gente digna para rodearme...” 

El misterio es una de las características del talento creativo de Camille Kamal. El artista se interesa por la literatura y le encantan las obras de Alexander Pushkin, Omar Khayyam, Confucio... Y cree al artista un “mediador entre el Dios y el hombre”. Una de las imágenes más importantes para él es la imagen de un derviche, un místico musulmán. Parece que el propio Camille Kamal, así como el derviche, pone en la base de la filosofía de su trabajo creador la idea de las relaciones personales entre el hombre y el Dios a través de la contemplación silenciosa, que da a una persona un artista. 

Algunas de sus obras se llaman así: “Pasión de Derviche” y “Derviche. Esencia de la Vida”. En las mismas está presentada la figura solitaria de un hombre desapareciendo en la distancia. Para el artista el derviche se convirtió en una imagen general de la sabiduría. Y no necesariamente que sea un hombre. En las imágenes escultóricas el derviche es un pájaro. La pintura, “Dervish, portador de la luz”, es particularmente importante para la comprensión de la actitud del artista. En el viscoso espacio amarillo-marrón, donde aparece la figura de un hombre, que no está definida claramente, sus contornos se pierden en el espacio, de donde ha llegado el derviche, y al mismo tiempo, también en movimiento hacia adelante. El viejo sabio con barba tiene una vela en las manos. El hombre en el vacío de la espiritualidad busca la verdad, pero este camino es complejo y duro. 

El tema de la búsqueda espiritual, así como del mismo camino espiritual, en el cual todos nosotros somos viajeros, a menudo se refleja en la literatura y el arte, especialmente del Oriente. “Una persona pasa su vida sentada sin moverse en la casa de té situada junto a una carretera polvorienta y cuenta historias al aire, al viento silencioso, pero lo conoce todo el mundo. A su vez, el otro está viajando por todo el mundo y también se pone ansioso, su lengua polvorienta se acomoda bien en la boca, como el río de montaña entre las rocas. 

Y nadie sabe, excepto el polvo del camino, donde pisaban sus pies o corrían sin dejar rastro sus ruedas...”, decía Hodja Nasreddin. El artista cuenta historias en el lienzo, y ante nosotros aparece la imagen del mundo de hoy día y del pasado. Uno de los cuadros más favoritos de Camille Kamal lleva el nombre “El destino de la ciudad querida”. Es muy complicado contar el contenido de la obra. Una alta roca descansa en el cielo. En uno de los sitios están camellos. En lugar de jorobas en uno de ellos se puede ver la silueta de la ciudad antigua. El destino doloroso y difícil de su Patria: es lo que quería mostrar el autor en esta brillante obra. 
Casi todas las pinturas de Camille Kamal son bien simbólicas. Los árboles son símbolos de la vida, los pájaros son símbolos de la eternidad, los animales que recuerdan a los leones, tigres, elefantes, incluso cabras domésticas o criaturas fantásticas, ángeles, piedras, flores. Son las islas de la eternidad, pedacitos olvidados del paraíso, los sueños de niños y los cuentos de hadas... 

En los últimos años, interesante y claramente se ha revelado el talento de Camille Kamal en las obras gráficas. Sus litografías y grabados sorprenden con virtuosismo, ligereza de líneas y profundidad de imágenes filosóficas. Las obras gráficas del artista a menudo se convierten en parte de los libros de Ales Karlyukévich, Ganad Cherkazyán y Timur Zulfikárov. 

Además de eso, últimamente Camille Kamal se ha apasionado mucho con la escultura. En sus trabajos –hechos de bronce– el artista trata de jugar con la luz y la sombra y deja algunas partes o piezas sin terminar. El efecto resulta ser inesperado. El maestro consigue una sensualidad y un gran poder interior. 
Hace falta señalar que cuando Camille Kamal reflexiona sobre su vida, se siente azerbaiyano, así como belaruso, ya que en esta tierra se han revelado todos sus talentos. 

Él sueña con pintar un cuadro sobre el Oriente y Occidente. Pero no con el fin de reflejar la contemplación de una parte del mundo y el pragmatismo de la otra. Camille Kamal sueña al menos en sus pinturas construir una nueva torre de Babel.

A propósito, hoy en día, las obras de Camille Kamal permanecen en el Museo Nacional de Bellas Artes de Belarús, así como en fondos de la Unión Belarusa de Artistas, en el Ministerio de Cultura de Belarús y en las sedes de muchas embajadas acreditadas en Belarús. Además de eso, sus cuadros forman parte de las colecciones privadas en Alemania, Austria, Azerbaiyán, Gran Bretaña, Alemania, Holanda, Israel, Italia, China, Rusia, EE.UU. y Francia, entre otros. 

Víktor Mikháilov
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