El 26 de abril de 1986, cerca de la ciudad ucraniana de Pripyat hubo un accidente en la central nuclear de Chernóbyl

Dejando buenas huellas...

El 26 de abril de 1986, cerca de la ciudad ucraniana de Pripyat hubo un accidente en la central nuclear de Chernóbyl. Las explosiones –que destruyeron el reactor nuclear de la estación, y el consiguiente incendio, que duró diez días, dieron lugar a la aparición de la nube radiactiva sobre gran parte de Europa y la caída de alrededor del 70 por ciento de la lluvia radiactiva en el territorio de Belarús. De acuerdo con cifras oficiales, 31 personas murieron inmediatamente después de la explosión, 600 liquidadores –que participaron en las obras de rescate y recuperación– fueron expuestos a niveles peligrosos de la radiación. Según las evaluaciones, en resultado del accidente sufrieron más de ocho millones de personas en Belarús, Ucrania y Rusia. El 23 por ciento del territorio de Belarús fue sometido a una contaminación radiactiva, lo que llevó al deterioro de la situación social y económica en 21 regiones del país.



No es ningún secreto que el accidente en la central nuclear de Chernóbyl tuvo enormes consecuencias sociales para Belarús. Cerca de 470 pequeñas ciudades y pueblos fueron borrados del mapa del país. A su vez, 138 mil personas fueron evacuadas del lugar de la catástrofe y 200 mil personas fueron reubicadas en otras regiones. Además de eso, el desastre llevó a enormes pérdidas económicas. De acuerdo con algunas estimaciones, el monto –necesario para superar los efectos de un desastre hecho por el hombre– asciende a doscientos mil millones de dólares norteamericanos.

Durante los primeros cuatro años desde el accidente en la central nuclear de Chernóbyl, las autoridades soviéticas estaban superando los efectos de una explosión con sus propias fuerzas. Las Naciones Unidas y sus socios estaban buscando maneras de proporcionar asistencia de emergencia en la evaluación de la seguridad nuclear y las condiciones ambientales de la zona contaminada, así como en el diagnóstico de diversas enfermedades obtenidas tras el accidente nuclear. Además de eso, hace falta señalar que todas las acciones de las Naciones Unidas estaban encaminadas al aumento de la conciencia de los residentes de las regiones afectadas y el conocimiento por la población de las medidas de protección de los radionucleidos en el medio ambiente y las producciones agrícolas.

Muchos expertos consideran el año 1990 un año crucial en las actividades de las Naciones Unidas para superar las consecuencias de la catástrofe de Chernóbyl. Ese fue el año cuando el Gobierno soviético reconoció la necesidad de asistencia internacional. En resultado, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución, que llamó a la cooperación internacional activa en el campo de la superación de las consecuencias del accidente de Chernóbyl. Con este documento a uno de los ayudantes del Secretario General de las Naciones Unidas se le fue encargado coordinar las actividades en cuanto a la eliminación de las consecuencias de la catástrofe nuclear de Chernóbyl. Además de eso, fue formado un grupo de trabajo. El comité cuadrilátero, cuya parte también fueron los representantes de los gobiernos de Belarús, Ucrania, Rusia, así como el representante de las Naciones Unidas que se dedicaba a los temas de la central nuclear de Chernóbyl, fue incluido en la alianza de coordinación a nivel más alto.

En 1992, un año después de la creación del Grupo de Trabajo, coordinar la cooperación internacional de los problemas de Chernóbyl comenzó el Departamento de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, que a partir de 1997 se conoce como la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios. A propósito, con el fin de atraer recursos financieros en 1991 fue creado el Fondo Fiduciario de la central nuclear de Chernóbyl, que más tarde llevó a cabo sus actividades bajo la dirección de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH).

Con el tiempo, se hizo evidente que la tarea de mejora del medio ambiente y del estado de salud está estrechamente ligada con los temas de desarrollo. Desde 1986, las organizaciones de las Naciones Unidas, las principales instituciones no gubernamentales y las fundaciones han implementado más de doscientos proyectos muy diferentes relacionados con la investigación y la asistencia en las siguientes áreas: salud pública, seguridad nuclear (incluyendo la construcción del sarcófago), información, rehabilitación social, psicológica y económica, restauración ambiental y producción de productos libres de radionucleidos. En 2001, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y su director regional para los tres países afectados (Rusia, Ucrania y Belarús) se convirtieron en parte del mecanismo de coordinación de la cooperación de Chernóbyl. En 2002, las Naciones Unidas declaró que la estrategia en cuanto a los problemas de Chernóbyl será revisada y la atención principal será dedicada no a la ayuda humanitaria de emergencia, sino a las actividades a largo plazo.


La Administradora del programa de desarrollo de la ONU, subsecretaria general de la ONU, Helen Clark, durante su visita en Vetka, abril 2015

Después de 30 años de rehabilitación, la promoción del desarrollo socioeconómico en conjunto con la educación de la población acerca de cómo vivir de manera segura en las zonas afectadas, sigue desempeñando un papel importante en la eliminación de las consecuencias de la catástrofe de Chernóbyl, que reduce en gran medida la calidad de vida en la mayoría de las regiones belarusas afectados tras la catástrofe en la central nuclear.

En 2002, la ONU presentó a la opinión pública mundial el informe, “Consecuencias humanitarias del accidente en la central nuclear de Chernóbyl: estrategia para la recuperación”, preparado por un equipo de investigación en nombre del PNUD, el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud y la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH). Lo más importante en el informe fue la conclusión de que “la fase de respuesta de emergencia” –acompañada con la localización, la reubicación y la asistencia financiera directa– es necesario sustituirla con la “fase de recuperación”, destinada para el período de diez años. El objetivo del nuevo enfoque era proporcionar a las personas afectadas por el accidente nuclear su plena reintegración en la sociedad, darles la oportunidad de ser dueños de sus propias vidas y recibir los medios para la autosuficiencia a través de los programa de desarrollo económico y humanitario.

Cabe señalar que la estrategia de la ONU en cuanto a las secuelas del accidente de Chernóbyl fue desarrollada a partir de numerosos estudios. Ellos demostraron la necesidad de una mejora selectiva de la situación económica y social de las regiones, la restauración de su autosuficiencia, así como la superación del miedo asociado con fobia a la radiación.

Gracias a la asistencia –proporcionada por organizaciones de las Naciones Unidas y otros asociados internacionales– las regiones belarusas afectadas tras la catástrofe en la central nuclear de Chernóbyl pudieron de los beneficiarios de las subvenciones humanitarias convertirse en los socios confiables: con un importante potencial para la implementación exitosa de las políticas a largo plazo llevadas a cabo por las comunidades locales, lo que convierte a estas regiones en un lugar atractivo para vivir.

En los años de 2003 a 2004, el PNUD implementó el proyecto, “Fortalecimiento de los mecanismos de la asociación y la movilización de recursos con el fin de reducir los efectos negativos de la catástrofe de Chernobyl”, destinado para determinar las necesidades en cuanto a la educación de las personas que viven en las regiones de Belarús afectadas por el accidente de Chernóbyl. Alrededor de tres mil representantes de diferentes grupos sociales de las zonas afectadas se hicieron participantes de las numerosas encuestas y observaciones.


Pequeños participantes de la feria de salud en el marco del proyecto, "Mejora de la protección humana en las zonas afectadas por el accidente de Chernóbyl”

En resultado de los estudios llevados a cabo fue propuesta una nueva estrategia en cuanto a las secuelas del accidente en la central nuclear de Chernóbyl, que centró su principal atención en los residentes locales como los personajes más importantes en la realización de trabajos de rehabilitación y desarrollo.

En 2003, fue lanzado el nuevo programa, “Cooperación para la Rehabilitación”. Su objetivo principal era crear medios sostenibles de la vida y del medio ambiente seguro para la población de las cuatro regiones afectadas por el accidente de Chernóbyl. Además de eso, fue definido el camino de desarrollo e implementación de un conjunto de medidas en las esferas económica, social, sanitaria y cultural, a partir de los principios de la cooperación internacional, la integración intersectorial y de muchos niveles, y con la participación activa de la población local.

Para el 1° de junio de 2008, en el marco del programa CORE bajo el lema, “Juntos podemos”, fueron desarrollados 191 proyectos. Incluyendo 146 iniciativas, con un presupuesto total de alrededor de nueve millones de euros, que fueron incluidos en el programa y fueron llevadas a cabo con éxito. Este programa se convirtió en la primera iniciativa que demostró todos los beneficios de la participación activa de la población en el proceso de rehabilitación y desarrollo. Este modelo de participación ayudó a la población local a cambiar sus actitudes y el comportamiento en el entorno social y económico en sus regiones, así como motivarla a poner todos los esfuerzos e invertir recursos en el desarrollo. El programa también influenció en el estado emocional en las comunidades locales, al elevar en la gente la confianza en sí misma y la fe en cambios positivos.

Además de eso, con el tiempo fue desarrollada la cooperación con la administración, así como fue aumentado el nivel de participación de la población en el proceso de rehabilitación. Por ejemplo, fue introducido un nuevo enfoque innovador para promover el desarrollo en el nivel local, que fue utilizado en los 60 municipios de la provincia de Gómel. La iniciativa pudo atraer a más de 11 mil participantes y fondos por un valor de más de tres millones de dólares norteamericanos. Estas iniciativas –que fueron llevadas a cabo por el PNUD en el marco del proyecto encaminado a la lucha contra las consecuencias negativas de la catástrofe de Chernóbyl (2008-2010) con el apoyo financiero de la Unión Europea– promovían la práctica de la movilización social y la buena gestión en la relación entre el Estado y las organizaciones no gubernamentales en las regiones.

No se puede ignorar aquel hecho de que estos enfoques han contribuido a la participación más activa de la población local en la solución de problemas en el campo de educación, cultura, salud, servicios públicos, ocupación y empleo, deporte y turismo, y respuesta de emergencia local. Además de eso, en el marco del proyecto fue realizada la primera en Belarús prueba de la glándula tiroides en los residentes de las zonas afectadas. Más de 600 personas, entre ellas 150 niños, fueron sometidas a un examen médico a fin de detectar el cáncer de tiroides en el municipio de Mozyr, provincia de Gómel.


Los participantes del experimento con el cultivo de los productos ecologicos agricolos en el distrito de Stólin,  región de Brest

Los esfuerzos de Belarús para superar las consecuencias de la catástrofe en la central nuclear de Chernóbyl recibieron un apoyo adicional en el marco del programa, “Mejora de la protección humana en las zonas afectadas por el accidente de Chernóbyl en Belarús”. La iniciativa tenía como objetivo el desarrollo de los pequeños negocios, la promoción de un estilo de vida saludable entre los grupos vulnerables de la población, la mejora de la prevención y el tratamiento del cáncer de mama, la difusión del conocimiento de la seguridad radiológica en cinco zonas afectadas por la catástrofe nuclear en las regiones de Belarús.

O un ejemplo así. En torno a tres mil hogares en el campo recibieron el apoyo y el asesoramiento para el ganado en crecimiento, la producción de cultivos, la fabricación de productos que no contienen radionucleidos, así como su posterior comercialización. En el marco del proyecto fueron desarrollados y aprobados los mecanismos de micro-préstamos a residentes rurales. Trece centros de monitoreo e información del control de la seguridad radiológica ayudaron a la población local a obtener la leche pura y otros alimentos sanos, así como a aumentar la conciencia pública en cuanto a la vida segura en las zonas afectadas por la catástrofe nuclear. Los esfuerzos principales en la esfera de la salud pública fueron dirigidos a apoyar a las mujeres embarazadas y las madres jóvenes, así como a la introducción del sistema de seguimiento del cáncer de mama.

Este año, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) está completando su misión principal en la coordinación de la rehabilitación después de Chernóbyl. A partir de ahora el mismo va a desempeñar un papel de apoyo para el desarrollo de las zonas más afectadas tras la catástrofe de Chernóbyl. Sin embargo, la representación del PNUD, sin duda, continuará con sus actividades de conformidad con el Programa para el desarrollo sostenible hasta el año 2030 y las prioridades en los niveles global, regional y nacional.

Obviamente, el PNUD seguirá prestando asistencia en el desarrollo de una estrategia de cooperación internacional para los temas de Chernóbyl y después de 2016. En particular, se llevará a cabo el trabajo en cuanto a la transferencia de conocimientos. A esta altura, es muy relevante el intercambio de las experiencias en la superación de consecuencias difíciles de una catástrofe nuclear en el contexto más amplio. Pues eso tiene mucha importancia no sólo para una región particular, sino también para todo el mundo.

Ya se ha dicho que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Belarús se centrará en la creación de nuevas asociaciones para introducir las innovaciones y atraer las inversiones a las zonas afectadas por el accidente de Chernóbyl. Además de eso, basándose en la experiencia de la implementación exitosa de sus programas anteriores en estas regiones, la organización se centrará en el desarrollo de las iniciativas de las comunidades locales. Por ejemplo, en el cumplimiento del proyecto de desarrollo local financiado por la Unión Europea.

Vladímir Mikháilov
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