Recientemente han hecho balances del concurso anual de la Unión de dos Estados con la participación de maestros de historia, dedicado al tema: “La Segunda Guerra Mundial: las lecciones de la guerra y la historia de nuestra victoria común”

Clases de la historia de Dina Tomashévich

Recientemente han hecho balances del concurso anual de la Unión de dos Estados con la participación de maestros de historia, dedicado al tema: “La Segunda Guerra Mundial: las lecciones de la guerra y la historia de nuestra victoria común”. En el concurso han tomado parte los maestros jóvenes menores de 28 años. Ellos han desarrollado un plan de las clases de historia y lo han presentado al juicio de un jurado competente. La maestra de la escuela secundaria No. 2 de la ciudad belarusa de Verkhnedvinsk, provincia de Vítebsk, Dina Tomashévich, ha dedicado su clase al fotógrafo de guerra, Nikolai Khandogin, que trabajaba en el Leningrado sitiado (actualmente, la ciudad rusa de San Petersburgo — Aut.) A los organizadores del concurso se les ha gustado mucho la forma en la que la maestra presentó un tema de la abnegación personal y colectiva durante la guerra y su forma bien original de contar sobre los hechos históricos. En resultado, Dina Tomashévich ha ganado el tercer puesto premiado. Nuestro reportero ha conversado con la ganadora.


Dina me invitó amablemente a asistir a su clase en octavo grado, donde ella también cumple con la función de la maestra tutora. El tema de la clase es “Rzeczpospolita”. Hace falta señalar que Belarús en los siglos de XVI a XVIII también fue parte de este estado. La maestra contó con mucha emoción a que se dedicaban los aldeanos en el momento, cuando aparecieron “pequeños pueblos”: localidades, donde vivían artesanos y comerciantes y como estos pueblos se convertían en ciudades y cuáles de éstas obtuvieron la Ley de Magdeburgo. Dina Nikoláievna contó también que los tiempos de la Rzeczpospolita y el Gran Ducado de Lituania son sus partes favoritas del programa de estudios de la historia de su país.

— Este amor lo heredé de mis maravillosos maestros, profesores de la Universidad Nacional de Pólotsk, donde estudié en la Facultad de Historia. Nací y me gradué de la escuela secundaria situada en el pueblo de Uzmeny, municipio de Miory, a diez kilómetros de la ciudad de Verkhnedvinsk. Después de haber entrado en la universidad, tuve que enfrentar una situación bastante curiosa. Por lo general, mis contemporáneos, dejando el campo y yendo a las grandes ciudades, dejaban de hablar el idioma belaruso y trataban de comunicarse en ruso. Pero en la Universidad Nacional de Pólotsk todo fue al revés. Casi todas las clases se daban en el idioma belaruso. Empecé a asistir a un club histórico-cultural de la universidad, “Knyazhich”, donde me fasciné por la etnografía belarusa.

“Kupaliye”, “Kalyady” y otras fiestas de acuerdo con antiguos ritos populares.



Los maestros de Dios


Las clases de Dina Tomashévich –que enseña en los grados de quinto a undécimo– empiezan a las 8:00 am. Para llegar a la escuela a tiempo, es necesario levantarse a las seis. Por lo general, Dina Nikoláievna viene en su pequeño, “Peugeot 206”. Pero, por desgracia, se rompió. Tenía que llegar con otra gente. Está bien que de Uzmeny muchos vecinos vienen a trabajar al centro municipal. Además de eso, después de seis clases de la historia tuvo “hora de clase”, habló con los padres de sus alumnos. Así que seguir nuestra conversación pudimos sólo después de las 15:00 pm.

— ¿Cómo se hizo participante del concurso de la Unión de dos Estados?

— En Verhnedvinsk hay muchos maestros jóvenes de la historia. Cuando me pidieron representar nuestro municipio, me dirigí a nuestra metodóloga, Natalia Tomashévich. Curiosamente, ella no sólo tiene el mismo apellido, sino también es mi ex maestra de la historia en la escuela rural en Uzmeny. Luego ella se trasladó a la ciudad de Verhnedvinsk. Natalia Leonídovna es una maestra de Dios. En Uzmeny creó un museo de la escuela, donde nosotros, alumnos de la escuela, trabajábamos como guías. Elegí mi futura profesión gracias a ella. En cuanto al concurso de la Unión de dos Estados, fue Natalia Leonídovna quien me aconsejó el tema. Supe que el fotógrafo de guerra, Khandogin, antes vivía en el pueblo de Volyntsy, municipio de Verkhnedvinsk. En vísperas de la Segunda Guerra Mundial sirvió en el Distrito Militar de Leningrado. Cuando los alemanes nazis atacaron la Unión Soviética, fue nombrado el fotógrafo de guerra en el central periódico del ejército, “Estrella Roja”. Después de la victoria, se quedó en Leningrado, pero a menudo visitaba su tierra natal, se reunía con los escolares e intercambiaba las cartas con ellos. Después de su muerte, en 1989 fue enterrado en su pueblo natal de Volyntsy.

— ¿Qué recuerdos trae la adjudicación?

— Me entregaron una carta, una tableta electrónica y el libro grande, muy bien ilustrado, dedicado a los sucesos de la Segunda Guerra Mundial. Además de eso, para todos los finalistas fueron organizados recorridos y seminarios. Recuerdo mucho la comunicación en vivo con Yuri Vyázemsky, presentador del programa de televisión, “Genios”, así como una clase magistral del profesor emérito de Rusia, Igor Karáchentsev. Él nos ofreció una clase de demostración, durante la cual el alma de su ciudad natal de San Petersburgo se la reveló a través del prisma del Leningrado sitiado. De modo muy interesante él ligó los tiempos de guerra con la modernidad, por lo tanto, yo y el resto de la audiencia nos quedamos muy impresionados.

La escuela en un lugar remoto


En la ciudad de Verhnedvinsk Dina Tomashévich trabaja el tercer año. Antes, enseñaba en una escuela rural en el pueblo de Kosari, municipio de Ushachi, a donde fue enviada después de la graduación de la universidad. En un lugar como éste, asevera, había ventajas:

— La vida, incluso escolar, allí corría lentamente. Me gustaba mucho allí. Pero yo no tenía donde vivir. Alquilar un departamento con un sueldo de cuatro millones de rublos belarusos (unos 14 mil 500 rublos rusos — Aut.) era bien complicado. Tuve la posibilidad de ir a trabajar en el Departamento de Cultura del Municipio. Me ofrecieron este puesto, cuando yo y mis alumnos ganamos en el festival de folclore regional, cantando y bailando. Aunque el sueldo era aún menor, yo estaba dispuesta a quedarme en el municipio de Ushachi. Pero se enfermó gravemente mi padre y me mudé a Verhnedvinsk para estar más cerca de casa.

Todo lo que está relacionado con las clases de la historia, Dina toma muy en serio, y a veces de modo bien crítico:

— Me parece que los alumnos consideran la historia una materia insignificante. Piensan que aprenderán el párrafo y contestarán y nada más. Pero a mí me gustaría que entiendan y analicen. Sin embargo, no es suficiente el tiempo para eso en la escuela. Dos horas por semana (historia mundial e historia de Belarús) es demasiado poco. Además de eso, ya no hay examen en el noveno grado, lo que no contribuye a la popularización de la materia. Pero quiero que los jóvenes tengan conciencia nacional y se sientan orgullosos de su país y su historia.

Nos despedimos a las seis de la tarde. Dina tenía prisa para ir a la Casa de la Cultura para asistir al ensayo del conjunto, “Yarytsa”. Con las canciones populares belarusas, sus integrantes participan en el festival musical, “Bazar Eslavo en Vítebsk”, en la fiesta de trabajadores del campo, “Dazhynki” y en otros conciertos. El canto es el principal pasatiempo de Dina Tomashévich. Además de eso, admitió la chica, le gusta mucho bordar, cuidar flores y leer. Sus libros favoritos son “Picos debajo de la hoz” y “La caza salvaje del rey Stach” de Vladímir Korotkévich. Para el próximo verano tiene planes de comenzar a viajar. Sueña con visitar Nésvizh, Vilnius y San Petersburgo. Son ciudades que significan mucho en la historia de Belarús.

Colegas


Larisa Devyakóvich, maestra de la historia de la escuela número 2 de la ciudad de Verkhnedvinsk, directora del museo de historia de la escuela, tiene más de 40 años de experiencia:

— Me alegro mucho por el éxito de Dina. Me agrada que haya jóvenes compañeros de gran talento, a los que se puede entregar todo el material recogido. En nuestro museo, por ejemplo, hay toda una variedad de muestras únicas. Hay documentos sobre las actividades de una unidad especial de guerrillas NKGB de la RSS de Bielorrusia, “Combate”, y la organización clandestina internacional de komsomol de Proshkovy, a la que está dedicado el monumento que se encuentra en la Colina de la Amistad. Allí, en la Colina de Amistad, nos encontramos con los antiguos soldados de la división de infantería número 119 de la Orden Suvórov, participantes de la liberación en 1944 de la ciudad de Verhnedvinsk de los invasores nazis. Algunos de ellos han venido desde Rusia. Por lo tanto, nuestros alumnos aprenden la información sobre la heroica lucha conjunta de los pueblos de la antigua Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial no sólo de libros de texto.

Sergei Golésnik
Заметили ошибку? Пожалуйста, выделите её и нажмите Ctrl+Enter